1. “¿Cuando seas pequeño puedes meterte en mi bañera?”, pregunta Julieta mientras la enjabono. Desde hace un tiempo hace ese tipo de preguntas, que siendo inocentes desafían la lógica de la secuencia natural del crecimiento. Para ella, evolucionar no implica hacerse grande, sino precisamente dejar de serlo. Desde su perspectiva, ‘ser pequeño’ es el objetivo, el momento estelar que todo ser humano merece. El niño, para ella, es el futuro del adulto; el niño representa la forma más desarrollada de la especie, mientras que el adulto es un individuo en transición, un sujeto imperfecto que no entiende –todavía no entiende– cómo relacionarse con los niños.
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