A bordo de su chalana de madera, fiel compañera de innumerables aventuras, Almensor Gómez Lucio hace sumas y restas: le cuesta creer que lleva más de medio siglo dedicado a la pesca artesanal. Cuenta que se inició en el oficio de capturar y extraer especies marinas en su natal Samanco, provincia del Santa. Y que recién en la década del ochenta se trasladó treinta kilómetros más al norte, a Chimbote, atraído por los rumores de un supuesto resurgimiento del boom pesquero en este puerto. “Unos se vuelven pescadores por tradición familiar; yo lo hice porque no tenía más opción”, recuerda.
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