Un sábado Daniel F y Ni Voz ni Voto. Un domingo, Agua Marina. Un jueves Dina Páucar, un viernes Ráfaga. Un Día de la Madre separado para Deyvis Orosco, un Día del Padre para el Grupo 5. Los conciertos aquí no son conciertos: si se trata de la cumbia, ese ritmo peruano para bailar mientras cantas sus letras llorando, son Choque de Titanes. Si se trata de rock subte, y toda su herencia, son Festivales o Rock en el Parque I, II, III, IV, V. El respetable escenario que congrega a todos estos señores, la Torre de Babel de la música peruana, se llama El Huaralino Internacional, un terreno que alguna vez fue un almacén industrial a un costado de la vieja Panamericana Norte, antes que allí exista lo que hoy se llama como óvalo de Naranjal. Sin luces, daba miedo. Una curva alejada de vecinos donde se pueden instalar escenarios de lujo de casi 50 metros, y resistir una cola de 2, 3 horas, para que ingresen las 7 mil personas pegaditas, masticando Clorets. Un búnker para poguear, un patio para danzar alrededor de una pila de caja de cervezas.
En el 2000, el Huaralino se convirtió en el democrático palacio de la música peruana. Hoy es el nuevo sitio para combatir el Covid-19 en Lima. Cemento vivo, como siempre.
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Emilio Arias Jara es un atento fanático de la cumbia peruana y de la movida que allí, desde que el rock subte se mudó, la rompe todos los fines de semana. Pudo ser un delantero fantástico de la 'U', si hubiera querido, sino le ganaban los estudios y la responsabilidad de ser, como su viejo, cabeza de familia. “He ido a conciertos increíbles -dice hoy- en el Huaralino. Antes era un descampado y luego se convirtió en espacio para diversión en Lima Norte”. Recuerdo haberlo acompañado alguna vez, pero solo el episodio, no los detalles: eran épocas (más) irresponsables y la memoria olvida. Solo sé que lo abrazaba. Óscar García es periodista de Somos especializado -entre otros temas que le admiro- en música. “Lo que recuerdo, sin haber ido, es que esos fueron años especiales para el rock peruano, sobre todo el limeño, que se fue de alguna forma descentralizando de los lugares habituales en que se difundía, que eran entonces Barranco, Miraflores y el Centro de Lima. Me parece que la movida empezó con tonos del llamado “Chiquipunk” (6 Voltios, Dalevuelta, Terreviento), pero al poco tiempo hubo demanda por otros artistas, de otros géneros y más recorridos como Leusemia y Daniel F, hasta los mismo Mar de Copas se hicieron de un bastión enorme de fans en el cono norte”.
Cuando no existía Covid-19 -ni siquiera lo imaginábamos-, el cemento pulido del Huaralino iba a ser una postal para estudio: los punkekes se abrazaban, los románticos se cantaban, los enamorados se chapaban. Así éramos los peruanos.
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¿En qué se ha convertido el Huaralino hoy? Una nota de Gestión del 2017 presenta a Juan Pablo Fernández, el hombre detrás del alquiler del local de eventos ubicado en Los Olivos. Hay cifras, recuerdos, datos, agendas copadas por meses, dinero, mucho dinero, pero también humildad. Este coliseo inmenso, a 5 minutos del Megaplaza, a 10 de la Estación Naranjal del Metropolitano, a 8 del Parque Zonal en la avenida Universitaria, que moviliza hasta 10 mil soles de alquiler a un Agua Marina o Corazón Serrano, solo tiene cinco personas para cuidarlo. Y tres en la limpieza. “Se inició hace 34 años haciendo eventos chicos, como campeonatos de fútbol los domingos. Luego fue creciendo hasta centrarse más en eventos de cumbia”.
Este lugar, donde hace más de 3 décadas se jugaba al fulbito los días en que nada había que hacer, es hoy el nuevo comando Covid-19 de Lima Norte. “Es un espacio estratégico”, dice Alexander Saco, director de promoción de la salud del Ministerio de Salud, en canal 2. Allí donde se vendían cervezas en vaso hay ahora una central telefónica para resolver dudas a todo el que la necesite. Allí donde habían solo tres señores de limpieza, hoy llegan casi cien personas del Minsa con pruebas rápidas listas para ser analizadas. Algún día volverá la vida nocturna al Huaralino. Por ahora, la está cuidando.
Es cosa de no perder la fe.
*¿Recuerdas alguna foto memorable de tus tiempos en el Huaralino? ¿Una toca imborrable de la que tienes fotos y quieras compartir? Envíalas a miguel.villegas@comercio.com.pe y las publicaremos aquí*