Desde el lanzamiento del tráiler de la tercera entrega (a las 3:33 a.m. a 33 días para su estreno; un brillante guiño al 33: número -de años- en el que se repite el ciclo en la ficción alemana de Netflix), Dark ha dejado más que claro de que todo está conectado. El clímax de esta unión llega en el penúltimo episodio, cuando las tres temporadas se entrelazan -de una forma más evidente- tejiendo un único hilo. Todo esto para entender que la verdadera pregunta no es “cuándo” sino “qué está dispuesto a hacer por amor”. Eso es lo que motiva estos viajes en el tiempo y, posteriormente, entre dimensiones. Pero así como lo origina, también lo concluye. El principio es el fin y el fin es el principio.
La última temporada de la serie creada por Baran bo Odar y Jantje Friese se sitúa en una Winden con dos dimensiones paralelas. En la primera, Jonas (Louis Hofmann) aún llora por la muerte de Martha (Lisa Vicari) y de aquí nacen dos realidades: una donde escapa del apocalipsis y busca una forma de regresar a su amada (tía); y otra donde, a minutos de que el mundo acabe, aparece Martha -que si bien luce como ella, no es la chica con la creció y se enamoró- para llevarlo a otra dimensión: la suya. Esto da pie al segundo mundo, donde Martha (con cerquillo) es una muchacha que tiene una vida como la de cualquier otro adolescente. Solo que aquí no conoce a Jonas porque no existe… Y así arranca la última entrega.
Si antes era una tarea titánica seguir el hilo para entender los viajes en el tiempo y recordar hechos específicos de 1953, 1986 y 2019; ahora, además de situarse en esos años, en 1920 y 2052, hay que diferenciar las dimensiones y los viajes entre ellas. A su vez, hay que identificar a los personajes de cada mundo, que conforman los “bandos” de Adam y Eva. Recuerde que en Dark no hay buenos ni malos, sino individuos que actúan bajo lo que creen que es correcto. Mientras Adam intenta destruir ambos mundos, Eva hace lo posible por preservarlos. Resulta hasta poético cómo estos personajes, los primeros en embarcarse en este embrollo, son los que tienen la última palabra. Eso hasta que llega una outsider que, finalmente, entiende qué originó el ciclo y cambia el juego.
Es aquí cuando la pregunta “qué está dispuesto a hacer por amor” cobra sentido. Adam explora los viajes en el tiempo para encontrar una forma de salvar a Martha, con quien tenía un amor prohibido. Eva, por su parte, domina los viajes interdimencionales para reencontrarse con Jonas, que si bien no existía en su mundo, tiene una conexión inexplicable. Claudia, nuestra outsider, es la única que logra el viaje en el tiempo y dimensiones por su cuenta con un único fin: un espacio o tiempo donde su hija Regina se mantenga con vida. En esta travesía encuentra el origen, también ocasionado por el amor. El relojero Tannhaus, conmocionado por la pérdida de su familia, inventa una máquina para traerlos de vuelta. Esto genera el nacimiento de dos mundos: los de Adam y Eva. Los errores en la matriz.
Está claro que nuestros personajes están dispuestos a viajar en el espacio y tiempo por amor, pero la lección realmente es aprender a lidiar con el dolor y dejar ir a quienes amamos. Algo que Jonas y Martha finalmente entendieron -camino a romper el ciclo, finalmente- y aceptaron antes de desvanecer.
En sus 26 episodios, Dark no ha dejado más que buenos momentos y, claro, teorías alocadas. A muestra un botón: en la primera temporada, se pensaba que Bartozs era Noah (ya adulto). En esta última entrega conocemos que Bartozs y Silja son padres de Hanno, que en el futuro se convierte en Noah. Esos giros repentinos hacen que esta serie fascine, pero al ver tantos trucos, perdemos de vista algunas cosas. Por ejemplo: cómo Eva llegó a construir un aparto más avanzado que la máquina de tiempo de Adam. Si Claudia, según lo que vemos, es el único personaje que aprende a viajar en el espacio y tiempo, cómo es que hay un Noah en el equipo de Eva (asumiendo que es la misma persona del mundo de Adam).
Eso, vale decirlo, no quita valor a la serie. Dark ha tenido un cierre magistral. Ha respondido a las teorías más importantes, ha dejado reflexiones y, por qué no, lecciones. Líneas arriba hacía referencia a dejar ir algo que amamos. ¿Cómo hacer eso con esta serie? La respuesta es complicada. Por suerte, revivir la experiencia no desencadenará un apocalipsis. Es, tal vez, el único ciclo en la vida al que vale la pena caer de vez en cuando. //