Matadero es una experiencia por la que se debe pasar, por lo menos, una vez en la vida. Para formar parte de esta fiesta -que se realiza una vez al mes- no es necesario conocer a un promotor ni figurar en una lista. Basta con pagar la entrada y, claro, hacer la cola para ingresar. Tampoco tiene código de etiqueta. Uno puede ir como quiera: desde un conjunto sencillo (zapatillas, jean, polo, camisa/blusa) o un outfit que tranquilamente puede verse en la pasarela del LIFWeek hasta con un look de lo más extravagante. Lo único que sí necesita es de energía, y mucha.
La música, el ambiente y la compañía, transportan a otro lugar: como si se tratase de un oasis -bastante peculiar, por cierto- en plena ciudad. En Matadero no importa si es joven o adulto, varón o mujer, heterosexual o de la comunidad LGTBI. Las etiquetas no existen. Todos van para pasarla bien. Canciones de Madonna, Lady Gaga o Nicki Minaj acompañan la velada. El clímax llega cuando decenas de personas se apoderan del escenario principal y, como si hubiesen ensayado la coreografía en casa, bailan hits como …Baby One More Time (ese clásico de finales del siglo XX que incluso fue elegido como el mejor single debut de la historia por la revista Rolling Stone). A diferencia de lo que cantaba Britney Spears, de entonces 16 años, aquí no hay soledad que mate a alguien. En una noche, podía entenderse (y vivir) el sentido de lo que es una comunidad.
Eso era lo que tenía en mente Renzo Díaz (36), de entonces 28 años, cuando a mediados del 2011 empieza a interesarse en las fiestas alternativas. Por esa época, trabajaba en una tienda de ropa independiente para varones. Eso le permitió aprender el lenguaje de la moda. Vio que en otros países había una cultura que fusionaba lo fashionista, que ya manejaba, con las fiestas. “Me parecía interesante la escena nocturna local en ese momento, pero no había nada de ‘soy una fiesta con nombre, con estilo de música, con estilo de fotos que se vaya a replicar siempre y en distintos lugares’”. Se juntó con unos amigos y, luego de meses (entre que decidían el nombre, el diseño y locación), nace Matadero un 20 de noviembre de ese mismo año. Tradición que continúa hasta ahora.
INGRESO LIBRE
Al principio, admite Renzo, la fiesta no tenía un perfil LGTBI. Era una propuesta alternativa cuyo gancho fue (y aún lo es) la música: un setlist de canciones -en su mayoría, pop- que no se escuchaba en otras discotecas. Otro factor diferencial era que la locación de la fiesta variaba cada mes. Buscaban espacios, generalmente en Barranco, no tan conocidos. “Lo que queríamos era que todo el mundo se enganche con la fiesta, como si fuera la última. Y que vayan en modo ‘aquí lo vas a dejar todo’”. La propuesta, cómo no, gustó. Atrajo a muchos, entre ellos, a la comunidad LGTBI.
“Los atrajo eso que hacíamos: ven un día al mes y sé libre. Siempre hemos dedicado tiempo para que el formato se respete y así generar este espacio de libertad. Todo funcionó para que los gays encontremos un espacio ahí”. Ayudó, por ejemplo, capacitar al personal de seguridad para que no hayan problemas con la identidad de género. Todo bajo el principio del respeto, que sus asistentes valoran.
Esto provocó que se vayan tejiendo historias sobre la fiesta y marque un hito en su público, sobre todo, en el LGBTI. “Ese día [de la fiesta] alguien salió del closet o encontró a su novio, o terminó con él, o encontró a sus amigos de toda la vida. La música también es superimportante porque tratamos de tocar fibras. La gente se acuerda cuando bailaba esas canciones, estando en el closet, o las chicas están tranquilas de que nadie las va a acosar”.
ALEGRANDO VIDAS
La fiesta del Orgullo LGTBI es el evento principal del año. Este año, la celebración va a ser distinta: desde casa. Durante la cuarentena, Matadero ha tenido eventos de más de tres horas vía Zoom, llegando a congregar a más de 500 personas. “La plataforma hace que las pantallas vayan rotando aleatoriamente. Cuando ves la transmisión en tu pantalla, ves a esta cantidad de gente. Cada uno está en su propia juerga en su casa. Hay algunos que ponen luces, otros se visten. Está siendo una experiencia -dentro de las restricciones que hay- divertida”.
Es cierto que entretener de forma remota representa un reto. Sobre todo en una coyuntura como la actual. “Matadero sigue y los va a acompañar. Queremos que la pases bien en un espacio -muchas veces estresante- donde estás todo el día”. Para este sábado 27 está prevista la fiesta Pride a la que, cómo no, todos están invitados. //