hogar de gina
hogar de gina
Vanessa Cruzado Alvarez

Cariño. Sentimiento que, paradójicamente, no existía en sus hogares de procedencia. Pero atrás quedaron esos sombríos días. Hoy tienen a personas en quienes confiar y, sobre todo, una nueva oportunidad.

Los orígenes de esta casa se remontan a una pérdida. En enero del 2007, Arjan de Rijke y Marjon Reffeltrath hacían labores de voluntariado en un albergue de Chosica. Ahí conocieron a Gina, una encantadora niña. Cuatro meses después, debido a las malas condiciones de la vivienda, la menor de cinco años falleció. El trágico hecho motivó a la pareja holandesa a crear su propio –y seguro– hogar.

Compraron un terreno de aproximadamente dos mil metros cuadrados en el pasaje Dorado de la urbanización Lurigancho, entre los kilómetros 22 y 23 de la carretera Nicolás Ayllón, a 50 kilómetros de Lima. En setiembre del 2008 inauguraron oficialmente el Hogar de Gina, un lugar para mujeres que –como esa pequeña– están en situación de abandono y riesgo social.

Rocío Rentería (42) conoció a la pareja en el albergue anterior. Ellos decidieron contratarla como administradora del hogar. Pero su labor va más allá de vigilar que todo funcione. Ella, junto a la directora Judith Flores (56), cumple una función importante, quizá la más importante de todas: continuar con la crianza de las niñas. Una vez que el Ministerio de la Mujer las lleva al hogar de Gina, empieza el trabajo, en conjunto con la psicóloga Kelly Li, que las visita dos veces por semana. “No solamente han visto, sino también han sentido y vivido violencia”, comenta Rentería. Para combatirla, su plan de trabajo incluye charlas de liderazgo, autoestima y empoderamiento de la mujer. “Aquí están protegidas, pero en algún momento van a salir a la universidad, al trabajo, a la vida. Es importante que aprendan a confiar en ellas mismas”, agrega.

Otro paso importante en la crianza es que las niñas continúen sus estudios. Por eso, la directora y la administradora movieron cielo y tierra para que las niñas asistan al colegio nacional 1197 Nicolás de Piérola. Según comenta Rocío, la mayoría de niñas que llegan al albergue arrastran varios años de escuela, pues la deserción es una de las consecuencias de la violencia familiar.

Pero está demostrado que eso no representa un impedimento. Norma Coronel es un claro ejemplo. Ha vivido en una casa hogar desde los seis años. Hoy, con 23, es graduada de la carrera de Administración y Gestión de Empresas en la Universidad Peruana de Las Américas. “La idea es potenciar las habilidades de las niñas. Que sepan que pueden ser exitosas”, agrega Rocío con orgullo por todo lo que han logrado sus ‘princesas’, como cariñosamente las llama. Y no es para menos.

Arjan y Marjon, la principal fuente de sustento del Hogar de Gina, están en constante comunicación con Rocío, Judith y las niñas. El monto mensual alcanza para cubrir alimentación, salario y mantenimiento. “Cuando las niñas llegan a la edad de empezar estudios superiores, lo gestionamos con amigos o voluntarios que se ofrecen a pagar la carrera”, admite Rocío.

En estos casos, toda ayuda, en especial monetaria, es bien recibida. “Por más mínima que parezca la donación, va a tener un importante resultado mañana”, agrega. Dicen que los jóvenes son el futuro. El cambio que necesitamos. La esperanza. El Hogar de Gina trabaja para que esas niñas tengan una nueva oportunidad y puedan soñar con un mañana. //

CÓMO AYUDAR:
​El trabajo de los voluntarios consiste principalmente en apoyar presencialmente a las niñas en sus actividades diarias.
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Los interesados en apoyar esta labor deben enviar su CV a contactenos@hogardegina.org
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Para donaciones, el Hogar de Gina tiene una cuenta en el Banco Continental (Asociación Hogar de Gina). El código interbancario es:
011 345 000200067793 66.
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Si desea coordinar una ayuda directa, puede contactarse con Rocío Rentería al 3556625 o al 993661323.

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