Uno de los misterios que más intrigan a los entendidos en el mar peruano estuvo a punto de ser develado en marzo pasado, pero llegó la pandemia y hasta eso se encargó de arruinar. La Dorsal de Nasca, una cordillera submarina de 30 millones de años, ubicada a 4.000 metros de profundidad frente a las costas de Nasca, es una maravilla que fascina por lo poco que se sabe de ella: un universo perdido de montañas, cuevas, terrazas y cráteres que albergan una biodiversidad única. Un lugar que la ballena azul, el animal más grande de la Tierra, usa para guiarse. El problema es que no hay fotos de ella.
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“No hay fotos porque nuestras cámaras no llegan. Una foto submarina cual- quiera se toma a 50 o 100 metros bajo el agua. Acá hablamos de miles de metros. Y el mar peruano no ayuda porque es tan productivo en plancton que no es transparente”, dice Patricia Majluf, vicepresidenta de la ONG Oceana Perú, además de bióloga con Ph. D. en Zoología, por la Universidad de Cambridge. En marzo pasado, un equipo de la National Geographic, con cámaras submarinas que pueden bajar hasta 11 mil metros, se alistaba a entrar al mar peruano desde Chile a hacer tomas de la dorsal, pero las fronteras se cerraron y tuvieron que irse a su casa. La decepción no ha detenido a los peruanos que desean que esta área ea declarada una reserva, la más grande del Perú y la única ubicada exclusivamente bajo el agua.
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- Del mar peruano se suele decir que es el más rico del mundo. ¿Por qué tiene tan poca protección?
Es el más rico, es verdad. Es complicado. Cuando se habla de fauna silvestre en el Perú, se excluye a todo animal que nace en el medio acuático. Tienen un nombre para ellos: “recursos hidrobiológicos”. Los animales marinos, en general, no han sido considerados dentro de las grandes iniciativas de conservación del país, y es así que Perú solo tiene protegido menos de 0,5% del mar.
- Uno ve las cifras de áreas marinas protegidas en la región y descubre que Chile protege el 42% y Brasil, el 26% ¿Qué sucede aquí?
Hay mucha resistencia del sector pesquero en general a la protección de ecosistemas marinos. Hay resistencia a que se considere amenazada la fauna marina. Llamarlos “recursos hidrobiológicos” es algo psicológico; si te das cuenta, es otra forma de decir que los ven como alimento. En esa visión, no hay necesidad de conservarlos y ese es un problema serio.
- ¿Cómo nace la idea de proteger la Dorsal de Nasca?
Hace dos o tres años pensábamos cómo mejorar las metas del país en cuanto a protección del mar, porque el Perú tiene aún el compromiso internacional de proteger al menos 10% de su mar y no lo ha hecho. El 0,5% que protege hoy incluye mar y tierra, como en la Reserva de Paracas. Pensamos que la Dorsal era perfecta. Es una cadena de montañas que se extiende hasta Chile, con ecosistemas únicos. Se sabe muy poco y de ahí la importancia de que se declare reserva, para que se puede hacer más investigación allá.
- ¿Qué implica que sea una zona reservada?
Se permitirían actividades compatibles con los objetivos de conservación. Es una zona donde no hay extracción de hidrocarburos. La actividad pesquera se va a permitir, principalmente la artesanal, como la pota. La pesca industrial se va a permitir solamente en la parte superficial y de ejemplares que ya se extraen, como jurel, caballa y atún.
UNA VIDA CONSAGRADA AL MAR
Ser testigo de una catástrofe ecológica hizo que Majluf, ganadora del premio Mujeres en Conservación, del Charlotte Wyman Trust, además del premio Lindbergh, se volcara a la protección del océano. Ocurrió luego del fenómeno de El Niño de 1997, cuando llevaba más de 15 años en el estudio del comportamiento de los lobos marinos. “Todos mis animales se murieron. En tres meses desapareció el 80% de lobos marinos. Fue una cosa terrible: caminabas por la playa y no se veía arena, solo animales muertos. Ahí es que cambié de rumbo a las áreas protegidas, porque había que proteger a los animales, su casa y comida”.
Majluf empezó a trabajar con lobos en 1979. Para 1983 ya era la primera mujer peruana en pisar la Antártida, para un estudio sobre focas cerca de la base de McMurdo, del otro lado del continente helado. Estuvo seis semanas ahí, entre febrero y marzo. ¿Qué se puede hacer en un lugar así? Muchas cosas, como romper marcas. “Tengo un récord allá. En una de las islas había una grieta y me metí a bucear. Hasta ese momento solo habían entrado hombres, así que fui la primera mujer en bucear tan al sur”.
- Se le relaciona mucho a usted con la revalorización de la anchoveta...
En el 2005 nos metimos a ese tema porque existía el mito de que la anchoveta solo servía para harina o aceite. La industria pesquera sacaba toneladas de anchoveta y dejaba sin alimento a las especies que dependen de esta. A raíz de esta extracción masiva es que hicimos iniciativas como la Semana de la Anchoveta, en el 2009, que fomentaba el consumo en hogares.
- En el Perú nadie la comía.
Con ayuda de Gastón Acurio y otros cocineros que hicieron maravillas, lo- gramos que la gente la pruebe. Fueron 20 mil personas a la convocatoria, me parece. Se ofrecían en restaurantes y la mayoría de gente que la probó dijo que la probaría de nuevo. Las industrias vieron que había mercado para este pescado y se aumentó muchísimo la producción para consumo humano. Lamentablemente, no se continuó.
- ¿Qué pescados prefiere el peruano?
Siempre hablan de corvina, lenguado, pero a la hora que preguntas cuál es el que más compran, dicen bonito y caballa. Cuando el peruano sale a comer, prefiere un pescado caro pero no hay un rechazo en verdad al pescado de carne negra. Un escabeche de bonito es lo más rico que hay.
- Finalmente, ¿cuál es el estatus actual del proyecto de la Dorsal?
En marzo tendríamos que tener la respuesta definitiva del Ejecutivo, cuando se solucionen algunas observaciones. El gabinete lo tendría que revisar y una vez hecho esto, se debería aprobar. El ex presidente Vizcarra se comprometió a que esto iba a salir el año pasado. Lo esperábamos, pero bueno, ya sabemos lo que pasó. //
LA OPINIÓN
YURI HOOKER, biólogo marino
El Perú no tiene áreas marinas protegidas como tal. Tenemos áreas naturales protegidas con parte marina, como Paracas. Se necesita crear áreas marinas protegidas porque son ambientes que se explotan sin mayor control. El Perú es firmante del convenio internacional de biodiversidad y como tal tiene el compromiso de proteger muestras representativas de cada ecosistema. En el caso de la Dorsal de Nazca, se trata de montes submarinos, que es son distintos a las montañas. Son de naturaleza volcánica y pueden emanar magma o aguas muy calientes sulfurosas. Y en este tipo de ambiente se genera una fauna muy peculiar. La propuesta de la Dorsal justamente apunta a proteger este ecosistema de montes submarinos. La parte que le quita un poco de fuerza a esta propuesta es que no se ha podido llegar hasta allá, porque está a 3.000 metros de profundidad, pero si se ha detectado con el buque Carrasco que hay zonas con actividad volcánica y eso es un hecho que genera un ecosistema muy peculiar y posiblemente desconocido. Esa es la importancia. //
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