Gastón Parisier es de esos emprendedores que ven los que otros no ven, aunque las cosas sucedan ante nuestros ojos. Él, por ejemplo, vio que en estos tiempos la mayoría de personas tiene una vida real y una virtual. Pero no solo eso: se percató de que, en sus redes sociales, estas mismas personas prefieren compartir sus experiencias (viajes, cenas, aventuras) antes que sus propias adquisiciones. Entonces, con 22 años, se preguntó: ¿por qué no crear una plataforma que permita acceder a todo ello desde la comodidad de un clic? Fue así que creó Big Box, una empresa que permite regalar experiencias y que, desde hace dos años, opera en nuestro país.
¿Qué oportunidades viste en Perú?
Perú tiene una de las economías más estables de América Latina y una población grande, en comparación a los demás países de la región. Además, tiene un posicionamiento global y local en la tema de la gastronomía y en las experiencias que giran en torno a ella. Y después tiene algo que es súper interesante: dentro de casi todas las políticas de recursos humanos de las compañías está cuidar, fidelizar y hacer buenos planes de beneficios para sus colaboradores. Te diría que la sumatoria de esos cuatro motivos nos resultó importante para hacer el desembarco acá.
¿Cómo se introducen en el mercado?
El primer paso fueron los meses de trabajo para la selección de experiencias. Llegamos a Perú e hicimos una selección de los distintos rubros a desarrollar, entre gastronomía, hotelería, aventura y muchos más. Una vez que tuvimos el inventario salimos a ofrecer las experiencias. Al principio, nos presentamos en muchas compañías como solución de regalo navideño.
El tema de la gastronomía, por ejemplo, ¿cómo lo desarrollan?
Hubo mucho boca a boca. Hablamos con los mejores cocineros y uno nos fue recomendando a otro. La primera reunión que tuvimos acá fue con Virgilio Martínez y él nos recomendó hablar con Micha, y él con Rafael Osterling, y así fuimos armando la red. Lo importante es que los dueños de los establecimientos entiendan el propósito. Esta no es una solución de descuentos, o una solución para llenar asientos vacíos. Esta es una solución para que en momentos de mucha felicidad en la vida de las personas, los establecimientos sean parte de esa experiencia.
¿Cómo descubres que la gente quiere adquirir experiencias antes que un regalo común?
Yo tengo mi teoría. Primero creo que la sociedad evolucionó hacia un lugar mejor. Que es valorar lo que uno hace, antes que lo que uno tiene. Y en segundo lugar, la tecnología permitió que uno pueda hacer un sinfín de cosas a un costo más bajo. Hoy, uno puede alquilar barco increíble por una hora. Entras a Airbnb y te puedes quedar en una casa espectacular por una noche. Se pueden hacer un montón de cosas sin la necesidad de tenerlas. Eso, sumado a que tenemos una vida real y virtual, genera que las personas opten por vivir nuevas experiencias. En Instagram, por ejemplo, no veo a la gente mostrando las cosas que compran, sino mostrando lo que hacen.
¿Hacia dónde apuntas?
Nos gustaría seguir expandiéndonos, pero para mí lo más importante es que cada persona que trabaja en Big Box ya sea en Chile, en Argentina, en Uruguay, o acá en Perú, pueda expresar el propósito de la compañía: la creación de una sociedad más generosa. Donde regalar sea realmente importe y no solo sacarse un problema de encima. //