Warren Bennis, uno de los mayores expertos en el estudio académico del liderazgo, lo define así: “El liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad”. Partiendo de ese concepto, en los últimos tiempos hemos sido testigos de grandes cambios sociales y políticos, en distintas partes del mundo, teniendo a los jóvenes como líderes indiscutibles de estos procesos.
Pasa en Perú con la Generación Bicentenario, pero también en Chile, Guatemala, Estados Unidos, Líbano y Tailandia.
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Una de las principales voces entre la juventud de estos días es la de Destiny Watford, quien ganó el prestigioso premio Goldman 2016 por evitar la ejecución de un proyecto para construir un incinerador de basura cerca de su escuela. Su lucha partía de una preocupación personal: su madre había luchado contra el asma durante años y el aire de su barrio, Curtis Bay, estaba entre los más contaminados de Maryland.
Destiny no tuvo mejor idea que crear el movimiento “Free Your Voice”, que hizo una campaña puerta por puerta y presionó a políticos locales hasta lograr frenar la ejecución de la obra. Aunque nunca quiso ser activista ambiental, hoy lidera una comunidad de jóvenes y adolescentes y está detrás de un nuevo proyecto: la construcción de una granja solar en el mismo lugar donde iba a funcionar el incinerador, para producir energía limpia.
Emma González, por su parte, es una de las jóvenes que lidera un movimiento que promueve el control de armas en Estados Unidos. Esto luego de que, en el 2018, un hombre armado con un rifle semiautomático asesinara a 17 personas en la secundaria estadounidense Marjory Stoneman Douglas en Parkland, en Florida, donde ella estudiaba.
Tras ese terrible episodio, Emma pronunció un discurso en la “Marcha por Nuestras Vidas”, que congregó a cientos de miles de personas en Washington DC para exigir el control de las armas de fuego en Estados Unidos. “Luchen por sus vidas antes de que sea el trabajo de alguien más”, dijo. El video de su presentación se volvió viral y recibió ataques de la derecha política, pero dio un gran paso en su lucha: Florida aprobó la Ley de seguridad pública de la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas, que aumenta la edad para comprar un arma de fuego de 18 a 21 años.
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Amika George es otra joven líder que ha hecho sentir su voz de protesta. En el 2017, con 17 años, fundó el movimiento #FreePeriods, luego de leer que una organización benéfica que envía productos menstruales a las niñas en África tuvo que redirigirlos porque que no podían pagarlos.
Amika organizó una protesta en Downing Street, residencia de la primera ministra británica, a la que asistieron 2 mil personas vestidas de rojo demandando que las autoridades hicieran algo. Ante la presión, el gobierno británico anunció que financiaría productos sanitarios gratuitos en todas las escuelas y colegios ingleses.
Hace tres años, mientras almorzaba en Tabarka, al norte de Túnez, Raslen Jbeli que las colinas circundantes cubiertas de bosques estaban en llamas y el fuego se precipitaba hacia la aldea. Esa experiencia de primera mano con los crecientes riesgos que plantea el cambio climático es una de las razones por las que Jbeli, de 17 años, se ha unido a un creciente movimiento de activismo juvenil global, con la intención de impulsar una respuesta más rápida y eficaz a las amenazas climáticas.
El año pasado, en plena campaña presidencial en Túnez, organizó una protesta con un pequeño grupo de 50 jóvenes, del movimiento Youth for Climate Tunisia, para evidenciar las amenazas climáticas. Su discurso llegó a la ONU, donde dijo que sintió los impactos del cambio climático después de sobrevivir a un incendio forestal que afectó las casas de sus vecinos. “Greta Thunberg empezó por su cuenta, nadie estaba con ella, nadie la apoyaba, pero semana tras semana la gente empezó a llegar. Esto es nuevo en Túnez, faltar a la escuela y luchar por tu futuro “, dijo Raslen Jbeli.
A esta lista, definitivamente, le faltan nombres: Saran Kaba Jone, Greta Thunberg, Firas Alshater y un largo etcétera. También los de aquellos jóvenes que en estos momentos siguen luchando por sus derechos, haciendo sentir su voz. //
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