A las seis de la tarde del lunes 4 de noviembre, un grupo de personas se abrazaba en un rinconcito del parque Kennedy, justo afuera de la Municipalidad de Miraflores. La algarabía era tal, que incluso un miembro del Serenazgo se acercó para ver si todo estaba bien y para enterarse de la razón del jolgorio. En ese momento, la directiva de Ecológica –agrupación de productores de alimentos orgánicos, fundadora y promotora de la Bioferia del Parque Reducto– acababa de salir de su reunión con el alcalde Luis Molina y daba las buenas nuevas a los vecinos que ahí estaban para apoyarlos: la Bioferia no solo se quedaba, sino que en un mes, al cumplir 20 años de fundación, también será relanzada.
“Los vecinos unidos jamás serán vencidos”, nos comenta Mariella Corvetto, vecina miraflorina, en relación a todo lo que ahí estaba pasando: en los últimos dos meses, la directiva de Ecológica había sido advertida por el área de Comercialización de la Municipalidad de Miraflores que, debido a algunas quejas en contra de la Bioferia, esta debía ser trasladada a otra zona, como el parque Miranda, frente al teatro Marsano. Los funcionarios hablaban de “bulla”, “tráfico” y “aglomeraciones”, pero nada sobre los 20 años que en diciembre cumplirá este espacio convertido hoy en el punto de encuentro semanal de más de mil personas que no solo acceden a alimentos saludables (orgánicos y sin pesticidas) de manos de sus propios productores, sino que viven una bonita experiencia de comunidad, que incluye charlas al aire libre y en un espacio verde, intercambios de información entre agricultores y consumidores, y hasta improvisados pero siempre divertidos bailes al ritmo de lo que suene en el parlante.
Por eso, apenas se supo de la amenaza, los vecinos de Miraflores (y otras personas que desde diferentes distritos de Lima llegan cada sábado al Parque Reducto) alzaron la voz, protestaron en redes y hasta hicieron correr firmas para defender su espacio. El sábado pasado, incluso, algunos niños acompañaron a sus padres a hacer las compras portando carteles de apoyo a sus caseros de toda la vida.
En resumen, el valor de la Bioferia, la de Miraflores y cualquier otra inspirada en ella, va más allá del simple hecho comercial. Y si bien garantiza que la gente acceda a comida sana y cuya calidad de producto orgánico y sin pesticidas pasa anualmente por un control de calidad (acreditación), también permite apoyar a estos pequeños productores cuya situación suele ser aprovechada por los intermediarios que transportan los alimentos desde los campos hasta la ciudad.
“Conozco a muchos pequeños agricultores en el Perú y todos son pobres, porque los intermediarios se aprovechan de la situación. Los de la Bioferia son los únicos que conozco que tienen una vida digna y cuyos hijos al crecer se quedan en sus chacras, porque para ellos esa actividad sí es rentable y les permite desarrollarse. Las políticas del país solo favorecen a la agricultura de exportación y es bueno poder ayudar a estas personas que hacen una agricultura responsable”, nos comenta María Mayer Scurrah, vecina, cliente de la Bioferia y a la vez ex especialista del Centro Internacional de la Papa.
Mayer se refiere a que no solo es que los alimentos de la Bioferia sean sanos, sino que además los productores realizan una agricultura responsable, ya que usan un sistema de manejo de suelo ecológico que promueve la microvida de la tierra que cultivan.
-EL ACUERDO CON MOLINA-
Tras su productiva cita con Molina, César Estupiñán, presidente del grupo Ecológica, nos explica que los términos del acuerdo al que se llegó con el alcalde de Miraflores aún son generales y que se ha programado una serie de reuniones con diferentes áreas de la municipalidad (Seguridad Vial, Áreas Verdes y Comercialización) para aterrizar los grandes puntos, que están referidos a mejorar los sistemas para el armado de los stands a fin de evitar eventuales ruidos molestos para los vecinos más próximos y garantizar la limpieza y seguridad de la zona.
“Vamos a ir organizando un rol de reuniones para poder armar una feria que respete todos los espacios. Vamos a darle una nueva cara que sea mucho más accesible para las personas respecto al orden vial y también a la contaminación auditiva. Además, vamos a trasladar la feria un poco hacia el frente, en parte de la pista. Todos estos detalles aún los estamos estudiando, pero queremos que sea lo mejor para todos”, nos dice Estupiñán.
Para el sábado 9, los vecinos anunciaron “celebraciones” en Reducto, que no serán más que la expresión de felicidad de los vecinos y usuarios al mantener uno de los pocos espacios de convivencia, armonía y comercio saludable que hay en Lima y que va siendo replicado en todo el país. //