Los primeros nombres que saltan a la mente cuando nos referimos a La Casa de Papel son Tokio y el Profesor. La primera porque -por momentos- parece la protagonista: narra la historia, se arma un nuevo atraco (con el que da pie a la tercera parte) para rescatar a su pareja, sus compañeros -a su manera- han formado fuertes lazos con ella, por mencionar algunos. El segundo personaje -más evidente- porque llevó a cabo los atracos. Sin eso, no hay banda y, claro, no hay serie. Pero hay un personaje que cobra vital importancia y, por ende, merece más reconocimiento: la antagonista. Esa que, con una palabra o acción, puede cambiar toda la jugada. Y Alicia Sierra representa esa figura que tanto necesitaba la serie.
ADVERTENCIA: ALERTA DE SPOILERS
La relación de atracador y negociador que tenían el Profesor con la entonces inspectora Raquel Murillo (en la primera y segunda parte) era bastante sosa porque ninguno desafiaba realmente al otro. Con Sierra; sin embargo, todo se torna en un campo minado. Ambos tienen la capacidad de poner en jaque al otro. A muestra un botón: el sentimentalismo como medio para un golpe letal. El posible encuentro de Nairobi y su hijo terminó en una herida grave al pulmón izquierdo de la integrante de los atracadores. Ataques lentos, pero eficaces. Y con esa táctica, que se repite a lo largo de sus ocho episodios, la serie de Vancouver Media para Netflix arranca su cuarta parte.
BRILLO FUGAZ
En la ficción de Álex Pina, hay tres momentos en los que la inspectora, interpretada por Najwa Nimri, brilla y hace que esta temporada sea entretenida. La primera, cuando engaña al Profesor con la muerte de -la ahora- Lisboa (Raquel Murillo) para que reaccione impulsivamente y caiga un error que juró no cometer: herir. Esto, además de obligarlo a cambiar sus planes, le recuerda que ya no es más el que todo lo puede, el que todo lo sabe. Ha llegado alguien que está dispuesta a acorralarlo. Y vaya que lo hace.
El segundo highlight ocurre en el interrogatorio. Luego de varios años, Raquel y Alicia están, por fin, frente a la otra. Ambas emplean estrategias para atacar a la otra, pero Murillo tenía más por perder y su par usa eso para terminar que quebrarla emocionalmente. Maniobra que estaba funcionando hasta que, claro, el Profesor mueve sus fichas y su jugada resulta efectiva. Un resultado predecible, pero consecuente: Lisboa, que tanto predica la lealtad, no iba a traicionar al posible amor de su vida.
Alicia Sierra muere en su ley. Y así lo demuestra cuando la Policía española, acorralada por el escándalo del secuestro (y posterior interrogatorio) de Río, pide a la inspectora que asuma ante la opinión pública la responsabilidad a nombre de la institución. Sin embargo, es una muy buena contrincante. No puede caer tan fácil. No debería sorprender, pues, que en plena conferencia de prensa, haga exactamente lo contrario a lo que le pidieron. Sabe que hay consecuencias, pero si ella cae, el resto también.
Eso lleva a la tercera (y última) escena. A diferencia del Profesor, que saca aliados de anécdotas hasta absurdas; Alicia usa recursos reales. Al menos, a nivel narrativo, más creíbles. La inspectora -que ahora es perseguida por la Policía, luego de haberlos traicionado- realiza los pocos movimientos que le quedan para llegar a la raíz del problema: el Profesor.
FUTURO INCIERTO
Es válido afirmar que el personaje de Alicia Sierra tiene matices, pero estos no permiten conocer las verdaderas intenciones detrás de sus acciones. ¿Lo hace para que los atracadores dejen de incumplir la ley? O porque simplemente disfruta hacerlo (y eso la convertiría en la villana de la historia). Probablemente conozcamos esas motivaciones cuando hable con el Profesor. Precisamente de esta escena, los seguidores de la serie han sacado la teoría de que ella podría sumarse a los banda. Pero, de nuevo, es muy buena adversaria como para caer en eso. Aceptar esa propuesta significaría que los guionistas renuncian a un gran personaje.
Como fuere, el nombre de la inspectora merece ser recordado ni bien se hable de la serie porque gracias a ella, esta entrega de La Casa de Papel ha cobrado sentido.//