Cientos de personas hacían fila frente a las puertas de la librería Waterstone’s, en el centro de Londres, la medianoche del nueve de setiembre pasado. La mayoría, mujeres que vestían túnicas rojas hasta los tobillos y gorros blancos ajustados a la cabeza. Todas esperaban el lanzamiento de Los testamentos, secuela de la distópica novela de Margaret Atwood El cuento de la criada (1985), sobre un régimen totalitario y puritano que convierte a mujeres divorciadas, madres solteras y mujeres homosexuales en esclavas reproductivas al servicio de la clase dirigente.
Hay razones para ese fervor. Los testamentos retoma los sucesos acaecidos en la ficticia República de Gilead (unos quince años después) y nos ofrece un vistazo del inicio de su final. Como en la novela anterior, la escritora canadiense construye su estructura narrativa sobre la base de testimonios. No de June, sino de Tía Lydia y de dos jóvenes, Agnes y Daisy, quienes, sin saberlo, serán instrumentos de un plan subversivo. Sin despegarse del punto de vista de sus protagonistas, Atwood dota de más facetas su universo, haciéndonos saber más de los mecanismos que rigen Gilead y los orígenes de sus protagonistas.
Atwood no escribe sobre futuros distantes, sino que toma elementos del presente para iluminarlo con una tenebrosa linterna, convenciéndonos de que sus distopías políticas y sus cataclismos ambientales están cada vez más cerca. Escrita en el contexto del ascenso de Trump, el proyecto del Brexit y el empoderamiento del #MeToo, la autora avanza en una historia sobre la implosión del poder. Quizá su visión resulte demasiado optimista: asumir que todas las dictaduras terminan cayendo en los agujeros negros creados por sus contradicciones. Lo cierto es que su nueva ficción nos deja un mensaje urgente: no bajemos la guardia, porque la libertad es una lucha constante. //
LA AUTORA: Margaret Atwood (Otawa, 1939) es una de las escritoras canadienses de mayor renombre internacional. Su obra reúne poesía, novelas, no ficción, cuentos, literatura infantil y novela gráfica.
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