Aunque la mayoría escuchó del cine coreano solo a partir de filmes como Old Boy (y toda la Trilogía de la venganza de su mismo director), Tren a Busan (también conocida como Estación Zombie) o Parasite, lo cierto es que la mezcla de cine de calidad con grandes taquillazos es una de sus claves. Películas como Silmido (Kang Woo-suk, 2003) o La Hermandad de la guerra (Kang Je-gyu, 2004) han llevado al cine a más de 10 millones de espectadores cada una, lo que significa casi una cuarta parte de la población total de Corea del Sur.
Parasite ha puesto nuevamente el cine de ese país en los ojos del mundo.
“La apuesta del cine coreano ha sido desarrollar películas de género orientadas a un público masivo. En consecuencia, el cine coreano hace filmes de acción, thrillers, terror, cine de monstruos, de todo, pero, al mismo tiempo, también trabaja mucho apoyando a autores importantes como Hong Sang-soo, que es un director prolífico con una obra muy personal”, explica el crítico de cine Ricardo Bedoya.
Al mismo tiempo, el crítico resalta un aspecto fundamental para el despegue del cine coreano en el mundo: el apoyo decidido del Estado. “El cine coreano tiene una cuota de pantalla. Tienen privilegio de exhibición y el público coreano hace que sus películas sean grandes éxitos de taquilla, por encima incluso de las norteamericanas. Eso ha hecho que el cine coreano tenga un despegue formidable.
En la fotogalería de arriba, una lista de películas y directores imprescindibles, más allá Parasite.