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Gabriela Machuca

Vista Alegre Omia es un alucinante bosque de 48 mil hectáreas enclavado en la provincia amazónica de Rodríguez de Mendoza. Es el hogar del armadillo peludo, el mono choro cola amarilla, el venado enano andino, la lechucita bigotona y otras 796 especies que, al cierre de esta edición, viven en peligro, entre otros motivos, por la tala ilegal de madera y por el tráfico de tierras. De ahí que el Gobierno regional de Amazonas y la Asociación Peruana para la Conservación de la Naturaleza (Apeco) vengan sumando esfuerzos desde el año 2012 por lograr que el Estado clasifique el lugar como área de conservación regional (ACR).

“Además de proteger las especies de fauna y flora –129 viven particularmente amenazadas, varias endémicas–, la medida también blindaría patrimonio cultural, ya que allí yace una sección del Qhapaq Ñan (Camino Inca). Nosotros enviamos al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernanp) el expediente con la solicitud en el 2014 y entre idas y venidas la respuesta está tomando mucho tiempo”, detalla Mariella Leo, presidenta de Apeco. Somos se comunicó con el Sernanp, pero no tuvimos respuesta. Sin embargo, trascendió que esta entidad ya habría derivado el pedido al Ministerio del Ambiente y que este, a su vez, a la Presidencia del Consejo de Ministros. El reloj sigue avanzando. 

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