"Lo que no ha cambiado es el humor usado entre grupos de amistades, en el patio escolar o en los almuerzos familiares", explica el antropólogo Alexander Huerta Mercado. (Foto: GEC)
"Lo que no ha cambiado es el humor usado entre grupos de amistades, en el patio escolar o en los almuerzos familiares", explica el antropólogo Alexander Huerta Mercado. (Foto: GEC)
Alexander Huerta Mercado

Apenas se decretó que había el primer caso de covid-19 en Perú, el entonces presidente Vizcarra decretó que podíamos “confiar en nuestro sistema de salud”. Al día siguiente esta frase y la foto del presidente apareció en un meme. ¡Abajo la foto de un personaje de la película “La era del hielo” angustiado y gritando “Vamos a morir!”. Vizcarra sería vacado y su sucesor se mostraría ilegítimo lo que provocó un conjunto de marchas en donde se leían carteles que rezaban “Merino es más falso que mi ex”. El último debate para la elección presidencial resultó para muchos aburrido y poco alentador y un comentario profético en Twitter anunció “el ganador del debate ser definirá por memes”. No cabe duda que el historiador Macera tenía razón: somos un país que hemos hecho de la broma una forma de rebeldía.

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A partir de la década de los setenta, los programas cómicos fueron de los más populares en la televisión peruana. Estos programas copiaban la tradición del sainete en forma de pequeña obra costumbrista, rematada en ocurrencia cómica que devino en sketch y se parodiaban situaciones de ejecutivos infieles, pícaros estafadores, criollos enamoradizos o la imitación política. El humor parodiaba la realidad social. Hoy en día, el internet ha significado el advenimiento de una arena del humor producido individualmente y compartido, circulado e incrementado en la red. Se privilegia el humor a partir de la experiencia cotidiana y la autoburla, pero el hecho que sea compartido, circulado y enriquecido lo sigue convirtiendo en un fenómeno social.

Lo que no ha cambiado es el humor usado entre grupos de amistades, en el patio escolar o en los almuerzos familiares donde la carcajada y la burla parecen ser la goma social en la sociedad urbana del Perú. Algo así como los integradores apodos del comediante Pablo Villanueva, alias Melcochita, “mi querido peinado con lengua de rana” o la aseveración teológica de la gran Susy Diaz que explica la condición humana: “El hombre propone, Dios dispone, viene el diablo y lo descompone”

Si hay algo común en el humor es que suele producir eco de risa y comunidad de reidores lo cual nos integra. Lamentablemente el viejo Aristóteles ya advertía que el humor era una herramienta para humillar y premonitoriamente estaba pensando en nuestra burla por la apariencia física, en los chistes machistas y racistas que han naturalizado tantos prejuicios en nuestro medio. Talvez el humor ha sido una forma de liberar la represión de esa agresión propia de un país que fue colonia europea y cuyos miembros siempre fueron comparados y despreciados, por lo que la auto-burla fue una solución y la agresividad una respuesta.

He notado que hemos comenzado a reírnos más de nosotros mismos y hemos formado comunidades ya sea compartiendo memes o mensajes graciosos sobre nuestras situaciones, creo que esto nos une como reza el viejo y sospechoso adagio: “Ríete de ti mismo…todo el mundo lo hacer…”

Hace un tiempo le dije a un alumno que debía esforzarse más, “estudia” fue mi sugerencia y orden. Su Wikipédico conocimiento ya me tenía una respuesta preparada, me dijo que lo podía interpretar como “es tu día” y por lo tanto podía relajarse. Me sorprendió y debo decir que la sorpresa es lo que genera la relajación de la tensión inconsciente y la reacción respiratoria llamada risa. En un país lleno de sorpresas, reír es una sana respuesta. //

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