Para llegar a Santa María de Nieva, en Amazonas, hay que viajar cerca de seis horas desde Jaén por una carretera que, en ciertos tramos, se convierte en trocha. Después de dos días de lluvias, esta localidad de la selva norte del Perú, bañada por los ríos Nieva y Marañón, nos recibe con un clima fresco y un agradable olor a tierra mojada. La tarde se percibe tranquila, muy distinta de los turbulentos días que ocurrieron aquí hace 25 años, entre enero y febrero de 1995, cuando estalló la Guerra del Cenepa. Ante la falta de información, los más grandes recuerdan que muchos de sus vecinos buscaban dónde refugiarse o simplemente huían, creyendo que el ejército ecuatoriano los atacaría.
Tras la finalización del conflicto, la diplomacia de ambos países involucrados condujo a la suscripción del Acta de Brasilia el 26 de octubre de 1998. Es en ese contexto que nace el Plan Binacional Perú-Ecuador, un organismo que busca integrar la región fronteriza e impulsar su desarrollo productivo y social, tratando de minimizar los efectos negativos del cambio climático. Con ese objetivo, en Santa María de Nieva han implementado el primer curso de energía solar y electricidad, impartido por docentes de Senati, que ha beneficiado a 25 jóvenes de los pueblos awajún y wampis.
Yalitza Atamain (21) es una de las egresadas de este programa. Ella se animó a participar debido a la falta de energía eléctrica en Temashnum, el centro poblado donde nació. “La electricidad no es un trabajo exclusivo de los hombres. A mí me gustaría volver a mi pueblo para poner en práctica lo aprendido”, comenta Yalitza, desde las instalaciones del Instituto Superior Tecnológico Fe y Alegría. Algo parecido le sucedió a Solicio Yuu (25), quien tuvo que dejar por cuatro meses la comunidad de Achu, en el río Cenepa, para poder llevar el curso. “Es difícil alejarnos de nuestras familias, pero todo sacrificio tiene su recompensa. Hoy tengo la capacidad de hacer cualquier instalación con paneles fotovoltaicos”, cuenta Solicio, bajo la sombra de una palmera.
Aquellos que llegan de las comunidades más alejadas cuentan con residencia, transporte y alimentación. Todos los participantes reciben herramientas, equipos, manuales y seguro integral, además de un certificado al término del curso. Para este 2020, el Plan Binacional tiene previsto articular un taller de mecánica de motores menores en las provincias de Condorcanqui y Bagua, y un nuevo curso de energía solar en el distrito de Morona, en Loreto.
-ENTORNO NATURAL-
En esta zona del país, para ir de una comunidad a otra, el principal medio de transporte es la chalupa, un tipo de embarcación propulsada a motor, ideal para navegar en agua dulce. Esta mañana, nos dirigimos a la comunidad wampis Villa Gonzalo, a tres horas de Nieva, yendo río abajo por todo el Marañón hasta el río Santiago. Allí se ha construido un centro reproductor de alevines, que se distribuyen entre los más de mil piscicultores de la cuenca.
Este proyecto, impulsado por el Plan Binacional, ha generado una cadena de producción que ha favorecido a la población de Villa Gonzalo, ya que son ellos mismos los que se encargan de la crianza, selección y obtención de alevines en las especies paco, gamitana y boquichico. Cirilo Serecam (66) es piscicultor del lugar y lo que más destaca de este trabajo es que permite conservar el bosque y la fauna de la selva. “Antes, la mayor parte de la gente se dedicaba a la pesca y caza indiscriminada de animales. Ahora, con estas facilidades que no están brindando, ya no es necesario meterse al monte. La producción de alevines nos sirve, en primer lugar, como alimento, y su venta nos ayuda a tener un ingreso extra”, explica Cirilo.
En un futuro, el propósito es dinamizar los intercambios comerciales para obtener un mayor valor económico, articulando la participación de los Gobiernos locales y las comunidades indígenas. Pero la base de todo siempre será la misma: una adecuada gestión de los recursos naturales para facilitar el empleo y formar especialistas locales que respondan a los retos que viven día a día. //
RADIO DE ACCIÓN
Con el objetivo de hacer más eficientes y sostenibles las intervenciones, el Plan Binacional focalizó su ámbito de trabajo en la parte fronteriza con los índices más bajos en calidad de vida, servicios básicos y presencia del Estado.
El espacio focalizado incluye cuatro grandes cuencas (Nieva, Cenepa, Santiago y Morona) articuladas por el Eje Vial 4 y el río Marañón, que forman el corredor principal de desarrollo.
A lo largo de ese corredor se sitúan las localidades intermedias de Aramango, Chiriaco, Santa María de Nieva y Saramiriza, que brindan servicios y articulan la economía de las cuencas.