Roberto Martínez, el personaje que también triunfó en el fútbol - 4
Roberto Martínez, el personaje que también triunfó en el fútbol - 4
Ana Núñez

A mediados de los 90, Roberto Martínez Vera-Tudela tenía 28 años, era capitán de Universitario de Deportes y estaba casado con Gisela Valcárcel. Roberto llevaba casi diez años acompañando a su mamá a sus chequeos y tratamientos para combatir que le fue diagnosticado en 1986 y, mientras eso ocurría, visitaba los pabellones de niños y jóvenes del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).

Ese 1995, la mamá de Martínez perdió la batalla contra el cáncer, pero él no perdió la costumbre de visitar siempre a los chicos del INEN.
Fue en una de esas visitas que le comentó a un joven médico sobre un pequeño bultito que en los dos últimos años había tocado en su mama derecha mientras se duchaba, pero al que nunca le había hecho mucho caso. Debía ser una bolita de grasa, ¿cómo podría ser otra cosa en el caso de un varón?

Felizmente Martínez habló con aquel joven médico ese día, en 1996. Aunque el cáncer de mama en hombres es poco frecuente (menos del 1% de los casos), es una enfermedad que también los puede atacar. Y esto es porque tanto niños como niñas, hombres como mujeres, tienen tejido mamario. 

Un día después, Roberto llegó al INEN junto a dos amigos futbolistas, Juan Manuel ‘Camioneta’ Olivares y Juan Alexis Ubillús, y fue sometido a algunos exámenes, como mamografías y ecografías de mama. Luego de ver los resultados, su médico fue directo: “No me gusta la forma de ese tumor. Te lo tengo que extraer y es posible que tengas ganglios en el cuello y las axilas. Si ese es el caso, haremos biopsia en el mismo momento. Si es benigno, cerramos. Si no, te haremos un corte en el cuello y otro en la axila para sacártelos”.
Ese mismo día se internó y a los tres días, lo operaron. Cuando despertó de la anestesia, recibió la buena noticia: el tumor había sido benigno. Ese 1996, el capitán anunció su retiro del fútbol profesional. “Lo primero que te preguntas es por qué a mí. Yo sentí miedo por mi familia. Hay un montón de cosas que te pasan por la cabeza... Y me fue más difícil decírselo a mi papá que a mi esposa. Él acababa de pasar por la muerte de mi madre. Felizmente, mi angustia duró solo cuatro días. Cuatro días que se hicieron interminables”, recuerda Roberto Martínez.

El Gran Capitán.

Contenido Sugerido

Contenido GEC