Ni en sus fantasías más alocadas podría Rosalía haberse imaginado un mejor año que este. La sensación del nuevo pop español, que celebra la impureza y fusiona sin complejos su acervo folclórico con ritmos urbanos, ha estado en boca de todos por un puñado de hitos tan numerosos que en verdad da flojera reseñarlos. Repasemos solo los más importantes.
A saber: a los dos Grammy latinos que cosechó a fines del 2018 les sumó este año dos premios MTV, una película con Pedro Almodóvar (Dolor y gloria), sendas presentaciones en los tres festivales de música más importantes del mundo (Coachella, Glastonbury y Lollapalooza), dos nuevos singles radiales de éxito y cinco (¡cinco!) nuevas nominaciones al Grammy latino 2019.
La consecuencia más previsible de este estado de gracia en que ha incurrido es que hoy los artistas hacen cola para juntarse con ella, a ver si algo de su magia se les pega. Que lo diga la siempre atenta Madonna, cuyo reciente trabajo ha tenido una acogida inversamente proporcional a El mal querer (2018), el aclamado segundo disco de la catalana de 26 años. La ex ‘Chica Material’ ha contado que movió cielo y tierra para conseguir que la exponente del discutido ‘flamenco fusión’ cantase en su último cumpleaños en Marruecos, algo que no logró porque, como dio a entender Madonna, ‘la Rosalía’ le cobraba muy caro (!).
Otros han tenido bastante mejor suerte que la ‘Ambición Rubia’ y hasta han grabado con ella. Ahí están los ídolos del pop urbano J. Balvin (Con altura) y Ozuna (Yo x ti, tú x mí). Y están por ver la luz sus colaboraciones con estrellas del pop norteamericano como Pharrell Williams, Dua Lipa y la genio precoz de Billie Eilish, que se ha declarado su mayor fan.
Rosalía no es nueva en la música porque nadie es nuevo en este mundo en que los pasos de cualquiera, hasta los más pequeños, quedan eternizados en la red. Una búsqueda rápida en YouTube nos la trae con 15 años y debutando en el casting de un reality español de canto, que no pudo pasar. La joven desafinaba mucho entonces.
“De Rosalía admiró mucho su voz. Hace lo que le quiere y no necesita la aprobación de nadie”, dice la cantautora peruana La Lá.
Su debut oficial data del 2017, con su primer disco, Los Ángeles, una exploración a guitarra y voz limpia en la música flamenca que fue aclamada en su país, aunque vista con recelo por los puristas del género, que la acusaron de apropiación cultural, al no ser ella de Andalucía, sino de San Esteban (Cataluña).
Rosalía en ese punto se ha puesto un casete y ha repetido que toda la música ya está inventada en cierto modo y que hasta en Japón se hace un muy buen flamenco. Ella tiene estudios sobre el género a nivel universitario. Su trabajo para optar por el título en la carrera de Flamenco, en la Escuela Superior de Música de Cataluña, fue precisamente El mal querer, en el que los colores de la tradición y ese estilo de canto mordido explotan como cristales al contacto con otros géneros de moda en las radios, como el trap y el reggaetón, todo cortesía de su productor El Guincho.
“De Rosalía admiró mucho su voz. Me emociona escucharla sobre todo en los temas de su primer disco, en donde su voz era más protagónica, y también admiro de ella que hace lo que le gusta hacer y que no necesita la aprobación de nadie”, dice la cantautora peruana La Lá. A ella le gusta cómo se planta Rosalía frente a su ambiente musical y dice lo que le parece sin pelos en la lengua.
El camino de Rosalía se ha vuelto modélico para muchas aspirantes y no extraña que algunos hayan querido ver una réplica en lo recientemente perpetrado por Isabelita Pantoja, la hija peruana de la cantante Isabel Pantoja. La joven de 23 años debutó la semana pasada en la música con el nombre de Isa P y un single que no podría haber sido peor recibido. A su debut como cantante no fue ni su mamá ni su hermano, lo que ha causado un cisma en su entorno, como reporta la prensa del corazón chapetona.
Rosalía se lleva mucho mejor con su familia. Su mamá Pilar Tobella es la que tutela su carrera, mientras que su hermana Pili le trabaja la imagen y el estilo. Se rodea de mujeres, en escena y fuera de ella, porque su mensaje es de empoderamiento femenino en un género tantas veces acusado de sexismo y discriminación. //