Aprendizaje. Esa es la palabra que más veces ha dicho Magdyel Ugaz (36) durante la plática. Aprender a adaptarse a una situación atípica. Aprender a (re)descubrir la comedia desde otra perspectiva. Aprender a valorar lo que tiene. Aprender a vivir con los fantasmas -como ella los llama- de su pasado. Aprender a romper estereotipos. Aprender a seguir adelante. Por estos meses, la actriz ha estado en un constante aprendizaje. Todas esas lecciones las comparte con sus seguidores en redes sociales o con quien la escuche en las campañas donde es vocera. Ha aprendido a usar su voz para hacer llegar un importante mensaje en tiempos donde la violencia contra la mujer ha aumentado: No estamos solas. La frase es en plural porque se incluye. No solo por sororidad, sino porque ella también ha sido víctima.
Es una de las figuras que se sumará a la marcha virtual este 2 de octubre, organizada por Ladysoft. Nos atiende por Zoom un sábado por la tarde. Esto fue lo que nos contó.
-Ahora que se ha anunciado tu ingreso a ‘De vuelta al barrio’, ¿qué se siente volver al ruedo (y en estas circunstancias)?
Me invitaron a ser parte de ‘De vuelta al barrio’ en febrero. Empecé antes de la pandemia y paramos. En todo este tiempo añoraba volver a trabajar en la serie. Si siempre abrazo con amor a mi trabajo, lo volví a abrazar con mucho más amor que nunca. A valorar cada momento. Siento que el elenco ha venido con otra energía después de esta cuarentena. De hecho la industria del arte ha sido muy golpeada. Es una de las que todavía está reactivándose muy lentamente. Pero hay un espíritu de agradecimiento a la vida. Siempre lo digo: la risa es una medicina para el alma. La comedia es muy sanadora.
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-Durante estos meses has participado en campañas sobre el empoderamiento femenino. Ahora eres vocera de una marcha virtual contra la violencia a la mujer, una situación que también viviste…
En su momento no lo sentía cercano. Por eso yo no lo hablaba, mis amigas tampoco. Pero ahora mi sobrinita o las niñas que están creciendo van a saber que es importante hablar de la no violencia. Cuando era chiquita y alguien me tocaba, decía “está siendo confianzudo, pero no lo voy a incomodar”, pero sí me incomodaba yo. No sabía que eso era una forma de acoso. Es importante hablar de todos los tipos de violencia y sus señales de alerta. Yo viví violencia psicológica y pensaba “bueno, me pidió la clave de mi celular, seguro que es como tener un pacto de confianza. Ok, se la doy”. [Le decían] “no pares tanto con tus amigos, para más conmigo”. Me alejó de mi círculo y pensaba “quiere estar más conmigo”. De pronto empiezan a decirte calificativos que te denigran y está siendo raro. Mi autoestima se va denigrando. Mi voz va bajando, me empiezo a sentir chiquita. La otra persona me tomó y ya me siento sin defensas. No hago nada. Y yo siendo un personaje público, que tiene tantas ventanas, que podía defenderme no lo hice… Cuántas chicas que no tienen tanto acceso a tantas cosas, no lo hacen. Cómo no voy a sentir responsabilidad de poder comunicar estos temas. Celebré que Ladysoft esté haciendo este tipo de campañas. Nosotras como mujeres debemos acompañarnos, que la sororidad esté cada vez más presente en nosotras.
-¿Cómo ves el trabajo de Ministerio de la Mujer, ahora que tiene a una nueva titular?
Es un Ministerio activo, que está apoyando, y eso es importantísimo. Pero hay un trabajo muy grande por hacer desde la educación. Ese es el principal motor. La educación es desde cómo vamos rompiendo esta forma de mirar el rol de la mujer en la sociedad y el rol del hombre. Tenemos que ir desde mucho más atrás: desde casa. Hemos crecido con muchos discursos, tanto hombre como mujeres. Desde “yo soy la princesa y tú eres el príncipe”, “tú eres el fuerte y yo soy la niña”, “tienes que sentarte con las piernas cruzadas”. Hay que ir rompiendo con cosas con las que nos hicieron crecer, empezando por las historias de Disney, que también han empezado a dar una vuelta. El Ministerio de la Mujer cumple un rol importante y se está trabajando. Pero [el cambio] es mucho más grande. Tenemos que seguir empoderando, rompiendo estereotipos y discursos antiguos, y reaprendiendo, una palabra que a mí me resuena mucho en estos tiempos.
-La industria también juega un papel importante, sobre todo por la representación e historias que cuenta. ¿Consideras que la industria televisiva/cinematográfica peruana está en ese camino?
Empezaron a haber cambios en la industria desde hace un tiempo. Cuando en las ficciones, las protagonistas empezaron a romper estereotipos. Empezamos a abrazar que no solamente somos de una forma ni un tipo: somos también pelo negro, ojos negros y curvas. Queríamos ser como los europeos, como la gente de Estados Unidos, y queríamos trasladar esa realidad acá, cuando realmente no somos así: somos de pelo negro. [El cambio] sucedió en la industria de nuestro país y en la Latinoamericana, lo que me pareció un paso importante. Me encanta porque sé que acá en el Perú hay varias productoras mujeres presentes en la industria, al igual que directoras mujeres. En los últimos años, las mujeres hemos empezado a aparecer en la ficción, en el cine, en la televisión. Las actrices buscamos personajes que nos representen. Eso es algo que también busco cuando me dan un personaje ahora: que tenga voz, presencia, personalidad y que me represente.
-A raíz de movimientos como Me Too (Yo También), cada vez se hacen públicas más denuncias de abusos. Inclusive la industria peruana no ha sido ajena a eso. ¿Qué sientes cuando colegas han sido víctimas en un espacio -como el arte- que debería ser seguro?
Cuando sale un caso siempre me genera una serie de emociones, pero -por sobre todo- pienso en las víctimas y en todo lo que se les viene. Denunciar es un acto de impresionante valentía. Lamentablemente, en nuestro país, el apoyo no va para la víctima. Se la condena y cuestiona: por qué no habló antes, cuáles son sus pruebas. Nadie sabe qué hay detrás del testimonio, nadie sabe por qué no lo hizo antes. Como víctima de acoso sexual puedo decir que te paralizas. No voy a ahondar en las cosas que me han podido pasar, pero sí puedo decir que cuando lo he conversado -porque estas charlas las he tenido con amigos y amigas- me preguntan: “Qué te hizo no poder decirlo”. Yo, que he sido una víctima, [su voz se quiebra y hace una pausa] me cuesta. Cuando he vivido ese tipo de acoso me he paralizado, no me ha salido la voz. ¿Qué quieres -le digo [a sus amistades]- que me culpe por eso? Cuando alguien sale a denunciar, me nace de corazón acompañarla, estar ahí para ella y no cuestionarla.
-Hay quienes buscan antecedentes de las personas con las que van a trabajar. ¿Es algo que también haces/harías?
Me parece importante que uno pida referencias a la hora de trabajar. Hasta el día de hoy no lo he hecho porque las personas con las que me ha tocado trabajar han sido muy respetuosas y profesionales. Pero me parece que es totalmente legítimo y válido preguntar con quién voy a trabajar, qué director va a ser o con quién voy a estar. Me parece válido que me sienta cómoda en el lugar en el que voy a estar. Además que [en el arte] uno trabaja mucho con la emoción, con el cuerpo, por lo que uno debe de estar cómodo.
-Hace poco, cuando salieron denuncias de estudiantes hacia un reconocido director, que era profesor universitario, leí un comentario que resonó fuerte en mi mente: cuántas carreras se han trucado por los agresores. No tenemos en cuenta lo que pasa después con la víctima…
Hay que acompañar a la víctima y hacer seguimiento a todo eso. Una decisión que tomé es que, con las cosas que he vivido, había dos caminos: uno era agarrar toda esta mochila pesada y quedarme con eso. Lo otro era tomar impulso. Pero no te voy a negar que los fantasmas -así le digo cuando estoy en terapia, cosa que recomiendo mucho a las víctimas porque es importante hablarlo- aparecen igual. Aparece en una conversación, en una caricia, en la persona que tienes al lado y que no tiene la culpa que aún estés cargando con todas estas cosas que no buscaste en tu vida. Eras una chica que tenía sueños, ganas y pasión, pero te encontraste con personas que se han hecho llevar estos fantasmas. Me solidarizo totalmente con todas esas historias y deseo desde el fondo de mi corazón que se sanen. Estos fantasmas no nos van a detener.
-Qué mensaje tienes para quienes han vivido algún tipo de violencia
No se resignen. Estuve en una campaña que se llamaba “Aisladas, no solas”, miramos las estadísticas y notamos que [los casos] habían incrementado en la cuarentena fuertemente. Ahí justo mirábamos la violencia económica: muchas no se pueden alejar del agresor porque dependen económicamente de él. Sé que no estoy en sus zapatos, pero las invito a ver la fortaleza que tienen, que no se resignen. El día de la marcha estoy segura que vamos a poner líneas a disposición a las que pueden llamar y vamos a intentar poner todas las plataformas virtuales a las que pueden acudir para que sepan que de alguna u otra manera no están solas.
DATO
Ladysoft, la marca de productos de higiene y cuidado personal, realizará una marcha virtual este 2 de octubre, en que se conmemora el Día Internacional de la No Violencia. La iniciativa, que va desde las 5 p.m., se desarrollará mediante https://www.laviolenciasiesuntema.pe/, una plataforma creada especialmente para que miles de usuarios se sumen.
El coronavirus ha hecho más evidente la desigualdad de género. Desde que inició la cuarentena, los Equipos Itinerantes de Urgencia (EIU), del Ministerio de la Mujer, atendieron 14 mil 583 casos de violencia contra la mujer y algún miembro de la familia, según recientes cifras. Aunque el problema de la violencia de género no se reduce, sí se multiplican las iniciativas que luchan por erradicarla. Entre ellas está la marcha virtual de Ladysoft, que tiene como embajadora a Magdyel Ugaz. “Acepté ser parte de la campaña porque me toca en lo personal: primero porque soy mujer y porque viví la violencia en mi entorno familiar", fueron las palabras de la actriz, que se leen en la nota de prensa. En tiempos donde es clave que la víctima sepa que no está sola, era importante hacer llegar ese mensaje y qué mejor que de la mano de Magdyel, con quien conversamos vía Zoom.
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