La autobiografía que Wendy Ramos —comunicadora, clown, actriz, conferencista— acaba de poner en librerías es un apapacho fuerte. De esos que llegan mejor cuando no los esperas. Porque, claro, uno está habituado a ver por Internet extractos de sus charlas motivacionales, videos del mítico Pataclaun, de ella con Patch Adams y Bola Roja en Iquitos o grabando películas para Netflix, y comprende que se trata de alguien con una vida fascinante. Pero hay más. Bastante más.
Mi fiesta es mía (Grijalbo, 2022) nos pasea por relatos íntimos poco conocidos que le dan mayor sentido a lo que ella dice y hace hoy. Wendy fue “un embrión ninja que se disfrazó de gastritis”, la chiquita de ojos verde-azul que perdió a su mamá a los cuatro años, la que quería comer los sanguchitos de su cumpleaños, pero debía esperar a que llegaran los invitados. Es también la que hace siglos hizo un pacto con Albina, su cuidadora: “La que muera primero vendrá a visitar a la otra, pero con cuidado, de día, una cosa delicada, que no asuste…”. La que de adolescente telefoneaba con el novio para comentar el último episodio de Disco Club. La que coescribió el programa más legendario de la TV nacional. La que se casó una vez. Dos. La que trajo el clown hospitalario al país. La que dejó ir su más petrificante miedo con la partida de su padre. La que se fue a África. A la India. La que colma auditorios. La que ahora conversa con Somos sobre este, su segundo libro.
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—¿Era tiempo ya de escribir sobre tu vida?
Yo solo quería escribir. Llegué a mi lugar de inspiración sin la menor idea de lo que iba a aparecer. En ese momento no tenía compromiso con ninguna editorial. Éramos solo yo y mis ganas. La libertad total. Eso sí, quería que, lo que sea que saliera, sirviera a quien lo leyera. Pensé en contar solo los aprendizajes, pero cada uno estaba atado a una historia de mi vida.
—¿Estás compartiendo algo que nunca hayas dicho en voz alta?
Tuve muchas dudas cuando empecé a escribir, no suelo hablar de mi familia. Compartí esos relatos con mis hermanas y sentí que estaba bien… También incluyo una historia que muchas veces prometí contar, pero nunca había podido: la de Antonio [un paciente terminal y amigo, a quien Wendy acompañó hasta el final].
—Escribir una autobiografía remece. ¿Cómo te ha dejado?
Esto ha sido muy sanador para mí. Escribir me ha arrullado, despertado, agitado en el aire, todo. Revisar así tan profundamente una vida, meterse en los plieguecitos, sacar pepitas de oro del lodo, acercarte a las personas de tu niñez, ahora de grande… Ha sido todo un viaje.
—¿Por qué siempre estamos pendientes de los invitados a la fiesta, si la fiesta es de uno?
Porque así nos educaron. A muchas mujeres nos enseñaron que nuestra misión es que los demás estén cómodos, aunque sea a costa de nuestro bienestar y felicidad. Y cuando intentas elegirte a ti, tienes miedo de parecer egoísta. No es fácil salir de esa estructura.
—¿Salir de nuestra zona de confort funciona para todos?
Lo que todos podemos hacer es meter a nuestra zona de confort aquello que queremos que deje de darnos miedo, eso que deseamos tener en la vida. En vez de salir, ampliemos esa zona de confort, empujemos esos límites que nos hemos puesto.
—¿Qué o quién es el responsable de cómo discurre la vida? ¿Uno mismo, mercurio retrógrado, nadie, Dios?
Más allá de los factores externos, cada uno es responsable de lo que decide para su vida. Estamos todo el tiempo eligiendo un camino u otro. Lo que tengo hoy es producto de mis decisiones del pasado. Yo construí lo que vivo hoy. Lo que sé hoy es lo que estudié ayer. Lo que voy a disfrutar (o sufrir) mañana es lo que estoy trabajando para mí ahora.
—Ver las ‘pepitas de oro’ —como llamas a lo que puedes rescatar de cada experiencia de vida — es más complicado de lo que parece. ¿Cómo no pasarlas por alto?
Hay que tener las antenas encendidas todo el tiempo. Es más fácil cuando hay algo que te interesa. Me pasa con mis conferencias: como estoy conectada, me salta información valiosa a cada rato. Igual al ver una película u oír una canción. Estoy atenta a los maestros de los cursos que tomo. He llevado unos muy malos de los que he aprendido lo que nunca haré cuando enseñe. Solo por eso valieron cada centavo. No aprendí lo que me interesó al inicio, pero me llevé lecciones que me hicieron mucho mejor maestra. //
Wendy Ramos presentará su libro Mi vida es mía en una charla con el público y firma de ejemplares.
Cuándo: domingo 27 de noviembre en la Cúpula de las Artes (Jockey Club).
Penguin Random House y Somos sortearán tres entradas dobles. Participa ingresando a https://www.instagram.com/somoselcomercio