Fragmentos del genoma del SARS-CoV-2 llegan a las aguas residuales a través de las excretas. (Foto referencial: Getty Images).
Fragmentos del genoma del SARS-CoV-2 llegan a las aguas residuales a través de las excretas. (Foto referencial: Getty Images).
Diego Suárez Bosleman

Es cierto que realizar el mayor número posible de es esencial para estimar la prevalencia del y desarrollar un plan de acción efectivo. No hay dudas al respecto. Sin embargo, existe un método adicional y muy particular: estudiar las aguas residuales humanas. Suena extraño, pero es una fuente prometedora de datos.

En el Perú, un equipo de investigadores de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), junto al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (), han asumido el reto de realizar este tipo de monitoreo. El Comercio conversó con Mónica Santa-María, jefa del proyecto y directora de Investigación de la UTEC.

—¿Cuál es la relación entre el coronavirus y las aguas residuales?

Cuando comenzó la pandemia, estudios realizados en distintas partes del mundo mostraron que el SARS-CoV-2, como muchos otros virus, puede detectarse en las aguas residuales, y es que fragmentos del genoma del virus (ARN) son transportados en las excretas. A partir de ahí también se observó que era posible identificar a través de este método a los . Asimismo, algunos estudios describieron la presencia del virus en el agua residual de algunas comunidades antes de que se reportaran los primeros casos en los sistemas de salud, es decir, antes de que las personas enfermasen.

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—¿Cuál es alcance de esta metodología?

Con el estudio del agua residual no se evalúa a individuos, sino a comunidades. De haber tenido esta herramienta antes, en el Perú hubiésemos podido predecir la llegada de la segunda ola al menos con una semana de anticipación, porque íbamos a empezar a ver en el agua residual incrementos en la carga viral antes de que comenzaran a aumentar los casos en el sistema de salud.

—¿Qué técnicas se emplean para identificar el virus?

Nosotros recolectamos el agua residual en las plantas de tratamiento, en los desagües, en los colectores. Hacemos muestras grandes y de ahí sacamos una muestra compuesta. Ese volumen lo tenemos que concentrar, para luego emplear una membrana que absorbe las partículas virales. A partir de la membrana se hace la purificación del ARN. Empleamos kits especiales para eliminar compuestos inhibidores que vienen del agua residual, porque son muestras sucias. Cuando ya se tiene el ARN limpio se aplica la técnica RT-qPCR, que se utiliza en las pruebas moleculares comerciales.

Mónica Santa-María tiene una especialidad en Biotecnología. (Foto: UTEC)
Mónica Santa-María tiene una especialidad en Biotecnología. (Foto: UTEC)
/ alex fernandez

—¿Qué zonas escogieron para la toma de muestras?

Ha sido la parte más difícil del proyecto: dónde recolectar las muestras para tener resultados que nos sirvan como alerta temprana. Contamos con el apoyo de Sedapal, Sedapar y de investigadores de Brasil, que vienen haciendo este tipo de trabajos desde marzo del año pasado. Nuestro proyecto se llevará a cabo en Lima, Callao y Arequipa. El plan todavía no ha sido aprobado por el MVCS, pero preliminarmente en Lima hemos escogido 9 puntos, buzones de desagüe, que abarcarán zonas de alta vulnerabilidad, de alto comercio y de alto turismo. Tenemos, por ejemplo, un punto que colecta todo el desagüe de Miraflores y San Isidro, y hay otro en La Victoria, que colecta el agua residual de Gamarra. En el Callao tenemos la PTAR Ventanilla, la PTAR Taboada y la zona que desemboca al mar. En Arequipa, en principio, tenemos dos puntos en la PTAR La Escalerilla y la PTAR La Enlozada, que son las más importantes de la ciudad, y dos puntos más, uno que colecta el desagüe de la zona más turística y el otro está todavía por definir. Hay también puntos variables que es a discreción del MVCS, y que se tomarán en cuenta cuando queramos enfocarnos en alguna otra zona que no está en los puntos fijos ya mencionados.

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—¿El trabajo de campo ya se inició?

Ya empezó. La primera muestra que tomamos fue el 24 de diciembre y la segunda fue el 31. Queríamos obtener data de la segunda ola. Lamentablemente, no teníamos los reactivos todavía en el laboratorio y tuvimos que congelar las muestras, lo que las dañó. Recién hemos empezado a obtener buenos resultados con muestras frescas a partir de la semana del 12 de febrero. Actualmente, todas las semanas estamos generando data, pero es data dura, para especialistas. Esperamos publicar el próximo mes nuestro primer boletín semanal, que tendrá el análisis de la información recolectada.

El monitoreo de las aguas residuales puede contribuir a la estimación de la prevalencia y severidad del coronavirus en una comunidad. (Foto: UTEC)
El monitoreo de las aguas residuales puede contribuir a la estimación de la prevalencia y severidad del coronavirus en una comunidad. (Foto: UTEC)

—¿Los altos niveles de contaminación en las aguas puede afectar el proceso de monitoreo?

No la contaminación en sí, sino los residuos industriales, y es algo que estamos evaluando. Sí hemos visto una gran diferencia en el rendimiento de las muestras de ARN obtenidas en los desaguas primarios en las PTAR. En estas últimas rinde mucho menos las muestras. En algunos casos pueden haber compuestos inhibidores. En las PTAR nosotros estamos haciendo colectas las 24 horas, y haciendo el monitoreo hemos visto que en las noches llega un desagüe rojo. Estamos viendo las propiedades de esos desagües para determinar si genera condiciones muy severas para la supervivencia de las partículas del virus. Lo que queremos es obtener el virus fresco, que no esté degradado.

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