(Foto: Pixabay)
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Redacción EC

¿Tenemos tu completa? Mientras lees este texto tu celular estará sonando con notificaciones de mensajes y redes sociales que te harán interrumpir esta lectura. Quizá revises y contestes algunos de ellos o todos. Después de los primeros párrafos tal vez simplemente no termines la lectura. ¿Te has preguntado si esto es normal? ¿Te has dado cuenta que hay días en los que simplemente no puedes avanzar en tus obligaciones? ¿Seremos incapaces de concluir tareas concretas? Hay algo extraño en ello.

Vivimos día a día a toda hora una promesa de la tecnología que ciertamente cumple: conexión perpetua. Nuestros dispositivos, pantallas y ordenadores, nos mantienen conectados todo el tiempo a la gran red. A través de ellos tenemos comunicación ininterrumpida con el resto del mundo. Hemos abierto una ventana a grandes cantidades de información.

En este proceso de vertiginoso crecimiento de la era digital y desarrollos tecnológicos ha traído consigo una exposición a estímulos que incrementa de forma continua y nuestra atención lucha por atender a todas ellas. Estos estímulos en la gran mayoría de los casos nos impiden concretar tareas, y deriva en lo que se le llama hiperatención. 

Byung-Chul Han escribe: “Esta atención dispersa se caracteriza por un acelerado cambio de foco entre diferentes tareas, fuentes de información y procesos. Dada, además, su escasa tolerancia al hastío, tampoco admite aquel aburrimiento profundo que sería de cierta importancia para un proceso creativo”.

--- La lucha de nuestro cerebro ---

Nuestro cerebro lucha continuamente para concentrarse en alguna tarea, se habla mucho de la multitarea como una habilidad, pero ¿en realidad lo es? Linda Stone, asesora del MIT Media Lab, la llama Atención Parcial Continua (APC), esto es que prestamos atención de forma superficial a varias cosas, pero no logramos concentrarnos en una sola.

Esta lucha por atender varias cosas al mismo tiempo, sin poder concretar o focalizarnos por completo en una sola, suele generarnos estrés y afectar nuestra capacidad creativa y de toma de decisiones. Entre más elementos tengamos para decidir es más difícil. ¿Cuántas veces has tardado horas en elegir una película en Netflix u otra plataforma de streaming porque la oferta es muy grande?

--- ¿Esclavos de nuestros móviles?---

Otro factor que empeora esta condición de atención dispersa es un pequeño dispositivo que va con nosotros a todos lados. ¿Cuántas veces has revisado tu móvil hoy? Según un estudio realizado en 2017 en Estados Unidos, por la empresa Asurion una persona revisa en promedio 80 veces su dispositivo móvil al día, es decir cada 12 minutos. Sin embargo quizá tú ya lo hayas hecho más veces.

Existe un miedo generalizado a perderse de algo importante, lo que nos genera ansiedad no tener el móvil a la mano. Olvidarlo en casa puede causarnos gran estrés, incluso hay personas que se consideran adictos a la tecnología y que han tenido que recurrir a lugares como Camp Grounded, que bajo la leyenda “Desconectar para reconectar”, atiende a personas adictas a la tecnología, y los pone en contacto con la naturaleza y otras personas.

Hasta este punto, parece ser que la tecnología al mismo tiempo que nos ayuda y facilita la vida en algunas áreas, también las complica en otras. Sin embargo, no todo está perdido y hay intentos de minimizar lo malo de la tecnología. Amber Case, cyborg-antropóloga habla en su libro Calm Technology habla de siete principios que la tecnología debería seguir:

►La tecnología deberá requerir la menor cantidad de atención posible.
►La tecnología debe informar y crear calma.
►La tecnología debe hacer uso de la periferia.
►La tecnología debe amplificar lo mejor de la tecnología y lo mejor de la humanidad.
►La tecnología se debe comunicar, pero no necesita hablar.
►La tecnología debe funcionar aun cuando falla.
►La cantidad correcta de tecnología es la mínima necesaria para resolver un problema.
►La tecnología debe respetar las normas sociales.

Afortunadamente, el cerebro es un órgano flexible, por lo tanto es posible reeducarlo. Sólo hay que aplicar algunas estrategias de defensa como, desactivar notificaciones que no necesitas ver, poner en modo silencio tu teléfono cuando tratas de concretar alguna tarea, y eliminar aplicaciones que no necesitas; quizá una de las más importantes es no dejar el teléfono cerca de ti en la noche.

Si llegaste al final del texto, quizá quiera decir que has iniciado un camino hacia la lucha contra la hiperatención. No será fácil, pero somos más felices cuando logramos centrar nuestra atención. La tecnología no tiene por qué ser nuestra enemiga, solo debemos tomar el control.

Fuente: n+1

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