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Redacción EC

Los humanos podemos percibir el mundo que nos rodea gracias a los : el gusto, el tacto, la vista, el oído y el olfato. Pero una nueva investigación sugiere que tenemos una capacidad hasta ahora desconocida, algo parecido a un "sexto sentido".

Un equipo de investigadores de Estados Unidos y Japón analizó las ondas cerebrales de las personas cuando se encuentran rodeadas de diferentes campos magnéticos y halló que el cerebro responde ante los cambios en el campo magnético, según un estudio que se publica en la



Pero esta capacidad no es extraña en el reino animal, pues las aves y peces, por ejemplo, pueden sentir el campo magnético de la Tierra y usarlo para la navegación.

Basados en este conocimiento, los científicos descubrieron distintos patrones de ondas cerebrales que se producen en respuesta a la rotación de un campo magnético con una magnitud similar al de la Tierra.

El campo magnético es usado por varias especies para navegar por el planeta. (Foto: Shutterstock)
El campo magnético es usado por varias especies para navegar por el planeta. (Foto: Shutterstock)

Este hallazgo brinda evidencias de que las personas pueden responder inconscientemente al campo magnético de la Tierra, aunque todavía no está claro cómo nuestros cerebros usan esta información.

"La magnetorecepción, la percepción del campo geomagnético, es una modalidad sensorial bien establecida en todos los grupos principales de vertebrados y algunos invertebrados, pero su presencia en humanos se ha probado raramente, dando resultados no concluyentes. Presentamos una respuesta cerebral fuerte y específica a rotaciones ecológicamente relevantes de los campos magnéticos de la fuerza de la Tierra", señalan los expertos en el estudio.

En la investigación, 34 personas se sentaron con los ojos cerrados en una cámara oscura llena de bobinas eléctricas. Estas manipularon el campo magnético dentro de la cámara de modo que permaneciera con la misma fuerza que el campo natural de nuestro planeta. Pero el sentido en que apuntaba el campo podía ser cambiado. Entonces, cada vez que se cambiaba de dirección, se detectaron cambios en las ondas cerebrales.

Luego, los investigadores compararon estos datos con los obtenidos en un grupo de control, en el cual el campo magnético dentro de la cámara no se movió.

Joseph Kirschvink, neurobiólogo y geofísico de Caltech, explica que las variaciones en el campo magnético provocaron cambios en las ondas alfa de las personas.

Los investigadores hicieron pruebas con cuatro de estos participantes semanas y meses después, y se obtuvieron las mismas respuestas.

Ahora, los autores analizarán a profundidad las zonas del cerebro que se activan ante el cambio del campo magnético. 

Los científicos creen que este cambio en las ondas cerebrales se debe a células sensoriales que contienen un mineral magnético llamado magnetita, como sucede con la trucha magnetorreceptiva. Futuras investigaciones podrían confirmar o refutar esta hipótesis.

Además, esperan que otros grupos de neurocientíficos repliquen su investigación y corroboren sus resultados.

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