(Foto: Facebook)
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Redacción EC

El lamentable asesinato de Ludim Camarena Delao por parte de su ex pareja, , no solo supone un nuevo episodio de violencia contra la mujer, sino que también abre un cuestionamiento sobre hasta qué punto los trastornos psicológicos influyen en un acto criminal.

El informe de psicología forense para este caso de feminicidio señaló que era una persona emocionalmente inestable y con problemas de autocontrol; sin embargo, el documento precisaba que el autor del crimen era consciente de sus acciones y que no presentaba trastornos psicopatológicos.

Pese a su temporalidad, la falta de control de las emociones puede llevar a las personas a actuar de una forma en las que, en otras circunstancias, no habría considerado, según explicó el psicoanalista Leopoldo Caravedo a El Comercio.

“La inestabilidad emocional puede llevar a perder la capacidad de pensar y reflexionar. Uno comienza a ser invadido por los impulsos, las emociones, una fuerza interior que nos quita la capacidad de la conciencia”, contó.

Según explica el especialista, en dicho estado de inestabilidad, una discusión puede llevar a ver las palabras y opiniones de los demás de modo completamente sesgado, alimentando todavía más el impulso violento, que puede llegar a la acción física.

Detección compleja

Si bien hay casos en los que la falta de control de las emociones es evidente, en muchos casos esta no puede encontrarse en primera instancia debido a que la persona reprime estos aspectos. “Hay gente que aparentemente se comporta como cualquier otra persona, pero en su mente está guardando un gran malestar, una dificultad para sentir, pensar y reflexionar”, explica Caravedo.

El psicoanalista señala que muchas veces esto se debe a la influencia del entorno social y el comportamiento que este espera del individuo.
“Yo puedo ser emocionalmente muy inmaduro, pero como vivo en una sociedad determinada, me comporto como los demás se comportan.

No muestro el nivel de perturbación que pueda tener emocionalmente. Me comporto para afuera como si fuera una persona normal”, cuenta el experto.Es por ello que este tipo de reacciones, las cuales pueden llegar incluso a extremos como el caso de Jhordy Villanueva, se manifiestan. Lo ideal es poder tener el tratamiento psicológico adecuado a tiempo.

Emociones y criminalidad

Si bien el abanico de comportamientos del criminal es amplio, hay ciertas características que se se encuentran cada cierto tiempo y Leopoldo Caravedo menciona la impulsividad, la inmadurez, el egocentrismo o el pensar únicamente en la satisfacción propia.

En estos casos la inestabilidad también se manifiesta en una menor curiosidad, falta de compasión y en un menor desarrollo de las capacidades emocionales.

Entorno

Un aspecto que muchas veces se pasa por alto es que los individuos muchas veces no tienen un comportamiento criminal debido a un periodo temporal de inestabilidad emocional o algún trastorno psicopático, sino que han crecido en entornos donde este comportamiento es común.

Es por ello que Caravedo rechaza que en muchos casos se hable del envío de delincuentes directamente a establecimientos de salud mental sin pensar en las razones detrás de su comportamiento.

“(…) Tiene que ver con el entorno, con la manera en la que (los criminales) desarrollan el autocontrol y los valores que hay un grupo determinado, con las expectativas que se hacen”, sostiene el experto. “Hay casos en los que los chicos son parte de un grupo familiar que se dedica a la delincuencia”, añade el psicoanalista.

Este último detalle es importante pues no necesariamente se trata de personas con problemas psicológicos, sobre todo cuando son jóvenes, sino más bien de individuos que solo conocen dichos patrones de comportamiento.

Lo que sí aclara Caravedo es que los entornos violentos sí generan un mayor estado de perturbación mental.

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