La carrera por llevar una nave tripulada a Marte tiene a científicos, ingenieros y diseñadores trabajando a tope para lograr la tecnología que lo haga posible de manera segura.
Pero hay otro desafío vital para garantizar que los primeros exploradores marcianos regresen a casa sanos y salvos.
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- ¿Qué es la conjunción solar de Marte y por qué afecta a las naves espaciales?
Un nuevo estudio financiado por la NASA concluyó que los astronautas que logren llegar a Marte o a otros destinos en el espacio profundo estarían expuestos de manera constante a una radiación cósmica que podría causarles daño.
Según los autores, su estudio reveló por primera vez que existe "un alarmante aumento del riesgo" para las funciones del cerebro relacionado con los viajes al espacio profundo, incluyendo una posible visita a Marte.
"(La radiación) Puede ser el mayor obstáculo que la humanidad deba resolver para viajar más allá de la órbita de la Tierra", advierten los investigadores.
Para llegar a su conclusión, los científicos utilizaron ratones a los que sometieron a dosis de radiación similares a las que los humanos podrían experimentar en el espacio profundo.
Sus análisis revelaron que esas exposiciones causaron "serias complicaciones neurocognitivas" a los ratones.
Debido a esto, los roedores sufrieron impedimentos severos que afectaron su memoria y aprendizaje. Además, adoptaron comportamientos que los investigadores describieron como "angustiosos".
Munjal Acharya, radiólogo oncólogo de la Universidad de California y autor principal del estudio, afirma que estas radiaciones "podrían dificultar que los astronautas respondan de manera efectiva a circunstancias imprevistas o situaciones estresantes", según le dijo a la cadena NBC.
La investigación de Acharya y su equipo sugiere que al menos 1 de cada 5 astronautas que viajen a Marte regresarían a la Tierra con severos déficits de sus funciones cognitivas.
En un artículo reciente, la NASA afirma que una de sus estrategias para proteger a los tripulantes de la radiación una vez abandonen la burbuja magnética de la Tierra, es permitirles que construyan "escudos temporales"en la nave.
Según explica Kerry Lee, científico de la NASA, la idea es redistribuir la masa en áreas que están poco protegidas y trasladar a la tripulación a zonas más blindadas de la nave.
Entre más masa haya entre la tripulación y la radiación, aumentan las posibilidades de que las partículas peligrosas depositen su energía antes de alcanzar a las personas.
El reto es lograr ese blindaje sin añadir más materiales a la nave, lo que la haría más pesada.
En Orion, la próxima nave que planea llegar a la luna, la NASA trabaja en un diseño para que los astronautas puedan construir escudos temporales con materiales que ya tienen a la mano, como unidades o bolsas de almacenamiento.
También trabajan en otras posibles soluciones, como chalecos y dispositivos que añadan masa, o superficies con carga eléctrica que repelen la radiación.
Para ello, diseñaron a Helga y Zohar, dos muñecas que viajarán en una misión no tripulada para investigar cómo proteger a los viajeros de los rayos cósmicos y las tormentas solares.
Orion inicialmente irá a la Luna, pero la idea es que también sirva para luego conquistar Marte, así que la información que recolecte en su misión lunar será útil para perfeccionar los planes de llegar al planeta rojo.
El viaje a Marte es mucho más largo que a la Luna, y la tripulación se verá expuesta a mucha más radiación.
Además, como indica la NASA, a diferencia de la Tierra, Marte no tiene un campo magnético para desviar la radiación.
"Una de las razones por las que vamos a la Luna es para prepararnos para ir a Marte", dice Ruthan Lewis, ingeniero de la NASA.
"Hemos hecho muchas simulaciones. Ahora vamos a comenzar a pasar a la práctica".
La radiación es energía empaquetada en ondas electromagnéticas o transportada por partículas.
Esta energía se transfiere cuando la onda o partícula se topa con otro cuerpo, como un astronauta o una nave espacial.
Las partículas solares energéticas son peligrosas porque pasan directamente a través de la piel, esparciendo energía y fragmentando células o ADN a su paso.
Según explica la NASA, este daño puede aumentar el riesgo de cáncer o, en casos extremos, causar enfermedad por radiación aguda.
En la Tierra. la magnetósfera protege a los humanos de la radiación porque desvía la mayoría de las partículas solares.
La radiación representa un riesgo importante para la salud de los viajeros del espacio. Los astronautas de la Estación Espacial Internacional reciben dosis 250 veces más altas que en la Tierra, como lo explica la Agencia Espacial Europea (ESA).
Más allá del campo magnético de la Tierra y adentrándose en el espacio, el impacto en el cuerpo humano podría ser hasta 700 veces mayor.
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