Tokio (EFE).- La publicación de un estudio sobre células madre supuestamente fraudulento podría acabar con el cierre del prestigioso centro de investigación Riken de Kobe, informó hoy el diario “Nikkei”.
La clausura del Centro de Biología del Desarrollo (CBD), puntero a nivel mundial en medicina regenerativa, es una de las propuestas que presentará un comité puesto en marcha tras el escándalo, que también sugiere un reforma en profundidad.
CBD se vio envuelto en una enorme polémica tras la publicación de un artículo en la revista “Nature” el pasado enero en el que se describía un método revolucionario para producir células adultas pluripotentes capaces de convertirse en cualquier tipo de tejido, que consistía en someter células adultas a varios tipos de estrés.
Sin embargo, después de que muchos miembros de la comunidad científica denunciaran la imposibilidad de replicar los resultados y el uso irregular de imágenes en los estudios, un comité de Riken determinó que la doctora que lideró la investigación, Haruko Obokata, falsificó y manipuló varias de esas imágenes.
Finalmente, Obokata aceptó el pasado 4 de junio la retirada del estudio.
El comité de reforma culpa de estas mala praxis no sólo a Obokata, sino también a problemas institucionales del CBD, por lo que tiene previsto recomendar una reforma en profundidad o el cierre y su sustitución por otro nuevo centro.
En caso de que permanezca abierto, el panel recomendará revisar el ámbito de las investigaciones del CBD y, por ejemplo, instará a que el trabajo en medicina regenerativa se realice de manera conjunta con el Centro de Investigación iPS de la Universidad de Kioto, encabezado por el premio Nobel de Medicina Shinya Yamanaka.
También sugerirá el reemplazo de varios de sus directores de investigación.
El CDB fue fundado en 2000 para investigaciones en medicina regenerativa como una rama del Instituto Riken, institución que cuenta con financiación pública y unos 3.000 científicos en total.
El centro de Kobe, en el que trabajan unas 500 personas, está en las tres instituciones a las que el Gobierno nipón eligió para realizar las primeras pruebas clínicas con células pluripotentes inducidas (iPS), que pueden convertirse en cualquier tipo de tejido y que constituyen el futuro de la medicina regenerativa.