La radiación cósmica daña el cerebro de los ratones y sus capacidades cognitivas, por lo que podría tener efectos similares en los astronautas que emprendiesen una misión de larga duración hacia Marte, según una investigación publicada en la revista Sciences Advances.
El equipo de la Universidad de California, dirigido por Charles Limoli, sometió a ratones a una radiación de energía muy elevada y estudió después el comportamiento de estos y los cambios estructurales ocurridos en sus cerebros.
El estudio forma parte de un programa de la NASA para investigar el tipo de problemas al que pueden enfrentarse quienes viajen al espacio, entre otros los producidos por la radiación cósmica en una posible misión a Marte que podría ponerse en marcha a partir del 2030.
Los investigadores irradiaron a los ratones en un laboratorio de la NASA con distintas dosis elevadas cargadas con partículas de oxígeno o titanio. Esas partículas son una parte de la radiación cósmica altamente energética del universo. Seis semanas después de someter a los ratones a esa radiación, los científicos les hicieron varias pruebas de comportamiento.
En un primer experimento se colocaba a los ratones en un habitáculo con dos objetos que podían examinar durante cinco minutos. Después se les sacaba del habitáculo, se cambiaba uno de los objetos y los ratones podían volver a examinar el nuevo entorno durante otros cinco minutos.
El segundo experimento era parecido: los ratones podían observar cuatro objetos en un habitáculo. Tras una breve pausa se cambiaba de lugar dos de los objetos y los ratones podían volver a examinar el entorno.
El objetivo de estos experimentos era evaluar la capacidad de los animales para diferenciar una situación de otra. En todos los experimentos, los ratones que fueron sometidos a radiación obtuvieron peores resultados que los ratones no irradiados del grupo de control. Los ratones irradiados fueron menos activos y se confundieron más rápidamente.
La radiación también dejó huella en los cerebros de los animales del estudio. Los ratones con los que trabajaron los investigadores estaban genéticamente modificados y sus células nerviosas contaban con una proteína verde fluorescente que sirve como marcador para que los científicos evalúen mejor la estructura del cerebro.
En los ratones radiados, el equipo de Limoli detectó fuertes cambios en las dendritas, cuyas ramificaciones eran menos complejas y tenían menos espinas dendríticas. Las dendritas son ramificaciones en forma de árbol a través de las cuales las células nerviosas reciben estímulos de otras. Las espinas dendríticas son protuberancias a través de las cuales se establece el contacto con una célula nerviosa.
"No son buenas noticias para los astronautas a los que se envíe a una misión de dos o tres años a Marte", explicó Limoli. "La disminución de rendimiento, el déficit de memoria, la pérdida de conocimiento y de concentración durante el viaje espacial podrían influir en actividades decisivas para la misión", advirtió.
Fuente: DPA