Hasta las mentes más brillantes se equivocan. Un nuevo estudio refuta una de las principales teorías sobre agujeros negros del famoso famoso físico Stephen Hawking y confirman la teoría de “no pelo” sobre este tipo de objeto cósmico, del que ni la luz puede escapar.
Los hallazgos de los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) reafirman que en los agujeros negros existen solo tres propiedades observables: masa, centrifugado y carga eléctrica. Es decir, son muy simples. Todas las otras características de los cuerpos espaciales, que el físico John Wheeler denominó “pelo”, son “tragadas” por el agujero negro en sí, y por lo tanto no podrían ser observables.
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Entonces, al ser “calvos” los agujeros negros, se descarta la teoría de Hawking, quien consideraba que estos tenían “pelos blandos”, tipos de fotones con energía casi nula que logran escapar del agujero negro, dejando un pequeño remanente que podía ser detectable.
“Cuando los físicos dicen que los agujeros negros no tienen ‘pelo’, se refieren a que estos objetos astrofísicos son muy simples”, detalla al portal especializado Live Science Maximiliano Isi, autor principal del estudio.
Isi afirma que las teorías más aceptadas sobre los agujeros negros muestran que solo se diferencian por tres factores antes mencionado, pero su nueva investigación, publicada en la revista Physical Review Letters, muestra que solo difieren por peso y velocidad.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron una ola de ondas gravitacionales expandida por toda la Tierra en 2017, producto del choque de dos agujeros negros en el espacio lejano.
Isi indica que “lo esencial es que la forma de la misma onda codifica la información sobre la fuente que la provocó”, por ello pudieron determinar que procedía del choque de dos agujeros negros.
Luego de fusionarse, este agujero siguió “vibrando” y a partir de esta señal fue que pudieron aislar la masa, centrifugado y carga eléctrica. No hallaron ningún otro tipo de registros, con lo cual pudieron concluir que los agujeros no tienen “pelo”.
Sin embargo, el físico no descarta por completo que los agujeros negros tengan características complementarias, pues es posible que estas sean demasiado suaves o que los instrumentos con los que contamos actualmente no estén preparados para detectarlas.
Gracias a la detección de las ondas gravitacionales, ahora los astrofísicos no solo pueden ver, sino también “oír” al Universo. Esto ha abierto todo un nuevo campo de investigación, pues los expertos ya no se fijan solo en lo que se puede observar, sino en las deformaciones que los objetos espaciales causan en el tejido del espacio-tiempo.
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