Una alergia le cambió totalmente la vida a Carlos Zúñiga Quiroz. Poco a poco, los patógenos que las palomas albergan en su cuerpo debilitaron sus pulmones al punto que la única alternativa para sobrevivir era someterse a un trasplante doble de pulmón.
Carlos Zúñiga, ahora de 69 años, comenzó a presentar dificultades para respirar en 2011. Acudió al médico y pensaron que se trataba de un caso de asma. Fue en ese momento cuando su vida comenzó a cambiar.
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“Vimos que seguía empeorando y me vio una alergóloga. Ella no se conformó y pidió hacerme una tomografía. Allí salió que tenía una pequeña fibrosis [cicatriz en el pulmón] y entonces empezamos con el tratamiento, pero tampoco mejoraba”, cuenta a El Comercio.
Debido a su rápido deterioro, sus médicos le recomendaron viajar al extranjero para hallar una mejor opción de tratamiento. Así llegó a la Clínica Mayo, en Estados Unidos.
“Me hicieron una biopsia y salió que era alérgico a las palomas, a las aves. Lima es una ciudad muy poblada de palomas y yo practicaba natación todos los días. Entonces, al parecer, el contacto de ellas con el medio ambiente donde practicaba influyó mucho en mí”, agrega.
El caso de Zúñiga no es muy frecuente, aunque en los últimos años el número de personas con problemas pulmonares causados por aves ha aumentado, según un informe del Instituto de Alimentos y Ciencias Agrícolas de la Universidad de Florida. Sin embargo, la principal causa de falla pulmonar sigue siendo la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que está relacionada con el humo de cigarro.
“Yo nunca he dejado de hacer ejercicio toda mi vida. Jugué tenis, bádminton y luego comencé a nadar. Entonces me sorprendió mucho tener los pulmones dañados”, relata.
Los médicos diagnosticaron que Zúñiga tenía neumonitis hipersensitiva aguda, explica Jorge Mallea, neumólogo de la Clínica Mayo. Lo trataron con varios fármacos, lo que permitió que se mantuviera estable por casi siete años.
En 2017, Carlos Zúñiga sufrió dos neumonías seguidas. La inflamación en el tejido que recubre los pulmones se agravó a tal punto que perdió flexibilidad y el oxígeno no circulaba normalmente. Su mal se había vuelto crónico.
Entonces su salud desmejoró considerablemente y los médicos le dijeron que la única opción para salvar su vida era un trasplante doble de pulmón.
“No se imagina lo impactante que fue para mí comenzar a usar oxígeno; fue uno de los momentos más tristes de mi vida... Sentí que mi vida estaba muy complicada. Ya no tenía ninguna otra opción y lo único que quería era tener calidad de vida”, comenta Zúñiga.
Los exámenes para determinar si era un buen candidato para un trasplante doble comenzaron en febrero de 2018. La espera por un donante no fue larga y la intervención se realizó un mes después con un equipo de neumólogos y cirujanos especialistas en trasplantes en la sede de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.
El trasplante de pulmón es un procedimiento quirúrgico de alta complejidad que consiste en reemplazar un pulmón enfermo o con deficiencia en su funcionamiento por uno sano, generalmente de un donante fallecido, explica Mallea.
En casos muy graves, los pulmones pueden trasplantarse junto con el corazón de un donante. Este tipo de intervenciones suele mejorar enormemente la calidad de vida y salud de los pacientes.
“El oxígeno me lo quitaron el segundo día después de la operación y respiré con normalidad. Fue una alegría inmensa estar sin el oxígeno. He nacido dos veces. Mi segundo cumpleaños es el 12 de marzo de 2018”, señala Zúñiga, quien dejó el hospital luego de 15 días de recuperación.
“Cuando regresé a Lima luego de la operación y pude caminar sin oxígeno, fue el día más feliz de mi vida luego de mi matrimonio”, afirma.
Al igual que otros pacientes de trasplantes, Zúñiga debe tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para evitar que el organismo rechace el nuevo órgano. Además, debido a que su mal fue generado por una alergia, debe mantener una distancia oportuna con otras personas y vivir en un ambiente libre de patógenos.
A más de un año de su trasplante doble de pulmón, Zúñiga reflexiona sobre su caso y afirma que está vivo gracias a la generosidad de un donante en EE.UU. En el Perú, asegura, iba a integrar una larga lista de espera debido a la falta de una política de donación.
En el Perú cada día mueren dos personas esperando un órgano y hay menos de 300 trasplantes cada año, según datos del Ministerio de Salud. En Estados Unidos, en cambio, cada año se realizan cerca de 35 mil procedimientos de este tipo.
“Las personas piensan que uno puede traficar órganos en un hotel y eso es imposible. La falta de trasplantes no significa que no tengamos el talento médico, sino que faltan donantes, con ello vendría mayor cantidad de cirugías y más equipamientos”, agrega.
Ahora Zúñiga ha vuelto a sus actividades normales y suele compartir su experiencia para concientizar sobre la donación de órganos en el país.
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