Los problemas que enfrenta el jaguar (Panthera onca) para su supervivencia se agudizan. A la reducción de su hábitat en todo el continente, se suma el resurgimiento del tráfico de esta especie, principalmente de sus colmillos, situación que ha despertado la alarma entre gobiernos y especialistas para reforzar su protección.
Por esta razón, durante la última reunión COP 13 de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) —realizada en Gandhinagar, India— se propuso incluir a la especie emblemática de América en los apéndices I y II de este acuerdo internacional.
La iniciativa fue aceptada por consenso general durante el encuentro que terminó el 22 de febrero con la participación de más de 2500 personas. Con esta decisión se eleva el nivel de protección para este felino presente en 19 países del continente —desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina— y declarado extinto en Uruguay y El Salvador.
“La propuesta claramente explicaba que el jaguar está en peligro de extinción en la mayoría de su área de distribución y que entra en la categoría de especie migratoria según la definición de la CMS, que incluye el hecho que se trata de un animal transfronterizo. La mayoría de las poblaciones de jaguar son transfronterizas”, explica Susan Lieberman, vicepresidente de Políticas Internacionales de Wildlife Conservation Society (WCS).
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Cooperación transfronteriza para proteger al jaguar
Se aprobó por consenso y ningún país se opuso. “Fue hasta emocionante escuchar a países en los que no habita el jaguar, pero que sin embargo tienen problemas con el tigre, como la India, y saben en carne propia lo que significa que una especie de felino grande, tan importante para sus ecosistemas, esté en peligro de extinción”, recuerda Jessica Gálvez-Durand, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Ministerio del Ambiente de Perú.
Gálvez-Durand explica que la propuesta —presentada por Costa Rica, Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay— contó con un sustento científico que permitió demostrar que de las 34 poblaciones de jaguar presentes en América, 33 están en peligro por la pérdida de su hábitat, además, 26 de ellas tienen poblaciones transfronterizas.
El jaguar ha sido incluido en dos Apéndices de la CMS. El Apéndice I que proporciona una protección más estricta de las especies migratorias en peligro y el Apéndice II que abarca las especies migratorias que tienen un estado de conservación desfavorable y se beneficiarían de una mayor cooperación internacional y de acciones de conservación.
“La inclusión en la CMS implica un espaldarazo adicional que reitera la importancia de conservar al jaguar. Esta especie enfrenta nuevos y crecientes retos y, por lo tanto, necesita la inclusión en protocolos internacionales de protección. En particular, las instancias migratorias, pues al ser una especie de tamaño grande permea muchas fronteras entre países y se requiere de trabajo coordinado transfronterizo contra su cacería y tráfico ilegal”, señala Esteban Payán, director regional para América del Sur del Programa Jaguar de Panthera, organización dedicada a la conservación global de los felinos.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el jaguar está clasificado como Casi Amenazado en toda su área de distribución. “Sin embargo, la mayoría de las poblaciones de jaguar se consideran en peligro o vulnerables a nivel nacional”, explica el documento que sustenta la inclusión de la especie en la CMS.
También se indica que, aunque persiste una gran subpoblación en la Amazonía, 33 de las 34 subpoblaciones que habitan América cumplen los criterios de En peligro o en Peligro Crítico, debido a su pequeño tamaño, aislamiento, protección deficiente y la alta densidad de población humana en las áreas circundantes.
Payán considera que estas decisiones refuerzan lo que han propuesto los países en cuanto a cooperación transfronteriza incluida en la ‘Ruta de Conservación del Jaguar 2030’. “Esperamos que los países reconozcan este impulso para realizar acciones de conservación concertadas dentro del marco de esta hoja de ruta”.
En los últimos 21 años, las poblaciones de jaguares se han reducido hasta en un 25 por ciento, dice un estudio de Howard Quigley —director ejecutivo de Ciencias de la Conservación en Panthera— y otros investigadores, que sirvió de sustento para la clasificación de esta especie en la UICN.
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Esfuerzos por conservar el hábitat del jaguar
“El jaguar tiene diferentes categorías de acuerdo a su grado de amenaza en cada país. Brasil cuenta con la población más grande, pero sin duda los últimos incendios forestales han afectado la sobrevivencia de la especie. En Perú, que tiene la segunda población más grande, está como casi amenazado”, comenta Gálvez-Durand.
Según la propuesta presentada ante la CMS, el jaguar tiene un rango histórico en 21 países, desde Estados Unidos hasta Argentina. De estos, 13 lo consideran como una especie En Peligro de extinción: Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Paraguay, Guayana, Guayana Francesa, Surinam y Argentina. Otros cuatro lo han catalogado como Vulnerable: Colombia, Brasil, Ecuador y Bolivia. Y uno, Perú, lo considera Casi Amenazado. En Belice tiene prohibición de caza, pero no clasificación de conservación; mientras que en El Salvador y Uruguay figura como extinto.
De toda esta distribución, 26 poblaciones han sido identificadas como transfronterizas en los límites de más de una docena de países, explica el documento presentado ante la CMS. En la medida que el hábitat continúa deteriorándose o desapareciendo, los jaguares viajarán distancias más largas para encontrar hembras y presas adecuadas, lo cual aumentará los cruces internacionales.
“En Estados Unidos estamos viendo que los machos cruzan la frontera, pero no podemos decir que hay una población establecida. Eso lo vemos en la frontera entre Sonora y Chihuahua (México) con Arizona y Nuevo México (Estados Unidos). Estamos apoyando al gobierno de México en la conservación de las poblaciones del norte que son las más amenazadas”, señala María José Villanueva, directora de Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) de México.
Villanueva señala que actualmente se calcula en 176 mil jaguares la población en América Latina. Sin embargo —dice— el problema del tráfico de especies puede reducir esta cifra. “La inclusión en la CMS —precisa la experta— permitirá catalizar la cooperación transfronteriza y bloquear el movimiento de las partes de jaguar de un país a otro".
Desde 1975, los jaguares figuran en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), por lo tanto, el comercio internacional de esta especie o sus partes, con fines comerciales, está prohibido. “Sin embargo todavía se produce algo de comercio ilegal y, de hecho, hay evidencia de que en algunos países está aumentando”, detalla el informe presentado a la CMS.
Desde 2010 hay registros de la matanza de jaguares en las Guayanas, precisa el informe, supuestamente destinadas a satisfacer la demanda asiática de piezas de artesanía, carne y medicina tradicional. Las autoridades bolivianas han interceptado envíos postales en Santa Cruz y Cochabamba destinados a China; mientras que 38 colmillos fueron confiscados en Perú, detalla el documento. Otro informe realizado en el 2018 destaca que el tráfico de jaguar puede estar aumentando en Belice, Honduras, Costa Rica y Panamá, con posibles vínculos con los mercados asiáticos.
Rosa Vento, especialista en Tráfico y Salud de Wildlife Conservation Society de Perú, señala que Perú está buscando declarar el tráfico de jaguar como un delito transnacional. Recuerda que hasta la década del setenta el tráfico de pieles de jaguar era intenso, pero que con el ingreso de esta especie al CITES el problema se redujo. Sin embargo, el problema ha resurgido en los últimos años debido al tráfico de sus colmillos y otras partes que buscan satisfacer el mercado asiático, precisa Vento.
“A nivel internacional el jaguar está llegando a nivel máximo de protección”, señala la especialista en relación al ingreso de la especie en el convenio para animales migratorios y la posibilidad de que se logren acuerdos internacionales vinculantes para frenar el problema de la fragmentación de su hábitat y del tráfico de esta especie. “La Convención CMS es un acuerdo vinculante, por lo tanto, los países que lo han ratificado, como Perú, está en la obligación de adoptar las resoluciones y compromisos que se adopten entre las naciones”.
Para Esteban Payán, el ingreso a la CMS refuerza el llamado de urgencia para la coordinación fronteriza que permita combatir el creciente tráfico ilegal de partes de jaguar. “Este tipo de decisiones fortalece una plataforma de cooperación internacional. Por ejemplo, se requiere trabajo coordinado de conservación transfronterizo entre todos los países amazónicos. El bosque más grande del mundo es el mejor bastión de conservación del jaguar”.
Según algunos estudios, alrededor del 38.4 % del rango geográfico del jaguar está bajo cuidado y muchas de las áreas naturales protegidas que albergan poblaciones transfronterizas de jaguar están en los límites internacionales de por lo menos 15 países.
En la frontera entre Perú, Colombia y Ecuador existe una población grande que está conectada por un corredor que une los parques nacionales ubicados en las fronteras de estos países, además existe un proyecto para la conservación de la especie que reúne a las tres naciones, explica Villanueva de WWF México.
La experta menciona que en su país se han identificado zonas críticas para la conservación del jaguar, donde se intenta eliminar el cambio de uso de suelo para evitar la pérdida de su hábitat. “Debemos vincular los esfuerzos de conservación de la biodiversidad a políticas publicas más amplias”, señala Villanueva.
En el 2018 se lanzó la ‘Ruta de Conservación del Jaguar 2030’, un esfuerzo firmado por 14 países en los que habita esta especie con el fin de asegurar 30 paisajes prioritarios de conservación de jaguar, entre otros acuerdos. Ahora, con su inclusión en la CMS, se refuerza este plan hacia el 2030.
El artículo original de Yvette Sierra Praeli fue publicado en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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