El departamento de Madre de Dios ha perdido más de 200 000 hectáreas de bosques en los últimos 15 años debido a la minería ilegal y tala indiscriminada. Además, es una de las regiones más afectadas por la degradación y fragmentación de hábitats naturales en el Perú, siendo Tambopata uno de los principales ejemplos de estos daños.
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En Madre de Dios está la Reserva Nacional de Tambopata, una de las reservas más biodiversas del mundo que cuenta con una belleza paisajística impactante y una megadiversidad biológica por la que se le conoce como la “sucursal del cielo”. Incluso, esta área natural se ha convertido en fuente importante de desarrollo sostenible para las comunidades aledañas. Sin embargo, la deforestación está afectando sus bosques y en consecuencia a la fauna, flora y personas que viven en la zona.
Para hacerle frente a este problema, la reconocida marca deportiva Adidas, en colaboración con Green Iniatitive e Inkaterra Asociación, ha emprendido desde hace un par de años un proyecto de restauración ecológica en Selva Alegre, Tambopata, como parte de su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. Gracias a este proyecto, se han plantado 1000 árboles en toda una hectárea con el objetivo de expandir y conservar el hábitat de distintas especies, regenerar los bosques y capturar más de 3000 toneladas de dióxido de carbono en un periodo de 15 años. Viajamos a Tambopata para conocer más sobre este gran proyecto.
“Adidas viene trabajando desde hace muchos años en acciones de desarrollo sostenible, no solo en nuestros productos con los que tenemos un compromiso al 2025, de que 9 de cada 10 productos de la marca sean hechos con procesos sostenibles y con materiales reciclados, sino también con estar directamente involucrados con acciones que aporten a la sociedad y el planeta”, nos contó en medio del bosque Mayte Velaocheaga, directora de Desarrollo de Negocios de Adidas.
El proyecto de restauración ecológica en Selva Alegre además de generar un impacto positivo en el medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático, también tendrá un impacto directo en la comunidad local. Los árboles plantados no solo ayudarán a preservar la biodiversidad, sino que también proporcionarán frutos que podrán ser comercializado por las personas que viven en la zona para promover la economía local y mejorar su calidad de vida.
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