Chile, El Mercurio/GDA
Las redes sociales convierten tu vida en un libro abierto para todos tus contactos, y para aquellos que no lo son. Y es que puede subir información sobre lo que estás comiendo en este preciso momento, hasta cómo pasaste el fin de semana.
Pero, ¿qué tanto de tu vida es prudente compartir, si tomamos en cuenta que tu perfil de Twitter, Facebook, Instagram y LinkedIn puede ser visto por colegas, jefes y futuros empleadores?
Resolviendo esa pregunta es que varios medios virtuales han reflexionado al respecto, intentando dar una guía para aquellos jóvenes profesionales que, a pesar de su trabajo, tienen la energía para salir a festejar constantemente y opinar sobre temas delicados para la sensibilidad pública.
Para no cometer errores y mantener la “cortesía virtual”, te mostramos los errores a la hora de postear:
Quejarse sobre tu trabajo, tu jefe o colegas
Comentar en tu estado que estás aburrido/a en tu trabajo, o los conflictos de personalidad que tienes con los compañeros y/o jefe, es un craso error, que te llevará, sin duda, a la lista negra en el área laboral y que, por esas casualidades de los contactos, podría hasta ser visto por un futuro empleador que puede no ver con buenos ojos que hagas público tu malestar.
Recuerda que las redes sociales son una vitrina, a la que le puedes sacar buen provecho para avanzar en tu carrera, si sabes manejarte en ellas, aconsejan en Harpersbazaar.com.
Usar las redes para desfogar tus problemas personales:
Las redes sociales no son tu diario de vida. Imagina que existe una línea que divide tu vida personal de tu vida “digital”, y mantente dentro de las fronteras.
Publicar o ser etiquetado en fotos bebiendo y de fiesta
Sí, hay fotos y fotos. Pero lo que el sentido común debiera indicarte es que tu jefe o futuros jefes no debieran verte con la mirada distorsionada, mientras te crees el rey/reina de la noche. Mantén una imagen seria en tu trabajo y atraerás más respeto (y aprovecha las herramientas que existen para filtrar las imágenes en las que te etiquetan).
En este punto, también se puede mencionar la mención o imagen de una actividad ilícita que te involucre (ejemplo, drogas o manejar en estado de ebriedad). Claramente, algo que no le puedes confesar a un carabinero tampoco debieras compartirlo en las redes sociales.
Ser controvertidamente ofensivo en los posteos
Si bien, hoy por hoy, es de común uso escribir tus disgustos, sumo cuidado cuando tus palabras se refieran a temas sensibles (los típicos: política, religión, etc.), ya que si llegan a leerse con un dejo de insulto hacia el resto, podría quitarte un puesto en un trabajo soñado, aseguran en Harpersbazaar.com.
Mostrarse algo insistentemente pesado con una oferta de trabajo
A través de LinkedIn o hasta Twitter se puede acceder a información tan útil para un joven profesional, como entrevistas de trabajo o cupos que han quedado libres y que se ajustan totalmente a sus intereses. Sé educado, busca el contacto, haz saber tus intenciones, pero no te transformes en un odioso/a que envía a cada rato o todos los días nuevos mails o solicitudes para quedarte con el puesto.
Dar información a la competencia
En la versión española de Forbes, ya habían pensado en este tema, y además de los puntos antes mencionados, reiteran el recato a la hora de compartir qué se está haciendo. Escribir lo feliz que estás en este nuevo proyecto del trabajo podría darle información valiosísima a la competencia.
¿Crees que deba haber más puntos para no compartir en esta lista?