Internet está plagado de noticias o anuncios que mencionan al . Sin embargo, es probable que no todos tengamos tan claro lo que es. Es normal, ya que se trata de una tecnología bastante nueva que poco a poco encuentra más campos de utilidad práctica.

Lo más común es relacionar al blockchain con las criptomonedas. Y es lógico, pues ambas tecnologías nacieron de la mano. Pero la verdad es que la blockchain ofrece un amplio campo de exploración, a partir del cual se pueden desarrollar una cantidad enorme de proyectos que necesiten la verificación de transacciones de datos. Desde el campo financiero hasta el agrario, pasando por el arte y lo videojuegos.

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Se trata de una gran red donde –cual libro de escribano– se almacenan transacciones de datos y se rastrean activos. Un activo puede ser tangible (una casa, un carro, dinero en efectivo, terrenos) o intangible (propiedad intelectual, patentes, derechos de autor, marcas, criptomonedas). Prácticamente, cualquier cosa de valor puede ser rastreada y comercializada en una red blockchain. De esta manera, se reduce el riesgo y los costos para todos los involucrados.

El fervor que ha generado esta tecnología se debe en gran medida al alto grado de seguridad que brinda su sistema, capaz de preservar inalterables grandes cantidades de información. ¿Pero es realmente tan seguro este sistema? Para responder la pregunta, primero hay que comprender cómo funciona y de dónde surge.

Bitcoin, el inicio

Bitcoin. (Foto referencial)
Bitcoin. (Foto referencial)
/ Pixabay

En 2008 apareció en un foro criptográfico un ‘paper’ firmado por Satoshi Nakamoto –un seudónimo, él o los autores del texto aún son un misterio–, en el que se revelaba al mundo el sistema de funcionamiento de Bitcoin, una moneda digital que trabaja sobre una red descentralizada.

La gran aceptación de la red de Bitcoin dio paso a otros proyectos que fueron incrementando el desarrollo de esta tecnología. Así, un tiempo después, en 2015, apareció la red de Ethereum. Esta –si bien se basaba en el sistema de la primera– era más compleja; virtud que le ofrecía un mayor abanico de posibilidades de desarrollo. El nacimiento de la nueva red generó una explosión de criptomonedas.

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¿Qué de especial tienen estas monedas? Al ser descentralizadas ningún banco ni organismo gubernamental las emiten ni regulan, por ende, sus valores no tendrían que verse afectados por factores socioeconómicos que sí impactan a las divisas nacionales, como la inflación. (Aunque el tiempo demostró que el mercado sí influye –y en gran medida– sobre ellas, pero esa es otra historia).

Al ser activos digitales, una de las mayores preocupaciones de sus desarrolladores fue la seguridad, ¿cómo hacer para que no sean vulneradas, robadas o falsificadas? Para que generen la suficiente confianza entre los usuarios y propietarios, estas monedas debían estar basada en un sistema lo suficientemente robusto que las respaldase. La solución fue trabajar en un método de bloques en cadena, es decir, blockchain.

Todo queda registrado

Una blockchain es como una base de datos. Es simplemente un sistema que guarda información. La diferencia es cómo guarda la información y quién la controla”, dice a El Comercio Christian Pasquel, especialista en blockchain y CTO de Imperium.

La tecnología blockchain se utiliza como si fuera un libro contable, en el cual cada acontecimiento o modificación de los datos se escribe como si se tratara del nuevo bloque de una cadena.

Christian Pasquel es físico de la PUCP y CTO de Imperium, una startup peruana que trabaja en facilitar el acceso a las economías emergentes de la Web3 a todas las personas.
Christian Pasquel es físico de la PUCP y CTO de Imperium, una startup peruana que trabaja en facilitar el acceso a las economías emergentes de la Web3 a todas las personas.
/ Christian Pasquel

Cada bloque de la cadena almacena la información de las transacciones válidas y su vinculación con el bloque anterior y el siguiente. De esta forma es posible visualizar los movimientos, cambios y transacciones de los datos a través del tiempo. Y esta información no perecerá, debido a que no puede ser borrada ni eliminada.

Es decir, se convierte en un medio para certificar y validar cualquier tipo de información, ya que queda un registro asentado y certificado, que avala su integridad y disponibilidad.

Descentralizada

Red de nodos. (Foto referencial)
Red de nodos. (Foto referencial)
/ Pixabay

Otra de las características más destacables de esta tecnología es que es descentralizada. Como se mencionó antes, en el caso de la red Bitcoin, no existe una entidad centralizada que se encargue de certificar cada movimiento. Por el contrario, es la misma red –o comunidad– la que tiene la misión de verificar que todas las transacciones se realicen con normalidad.

“La red está constituida por los que participan de ella. Y los que participan son computadoras. Si uno quiere ser parte [por ejemplo] de la red de Bitcoin, debe bajar el programa de Bitcoin y dejarlo correr. A cada máquina que corre este programa se le llama nodo. Y estos nodos tienen varias funciones, una de las principales es guardar una copia de la información del blockchain”, comenta Pasquel.

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¿Qué quiere decir esto? Que, al ser un sistema descentralizado, cada registro único e inalterable de los movimientos de datos está distribuido en todos los nodos de una red. Por ello, si queremos verificar determinada información podríamos hacerlo desde cualquiera de los nodos existentes.

Pasquel lo explica de forma sencilla con el siguiente ejemplo:

“Imaginemos que vivimos en un edificio en el que todos los vecinos se prestan dinero y llevan el registro en un cuaderno. Cada uno de ellos posee una copia del mismo, el cual se actualiza a medida que se realizan operaciones. Si uno de los vecinos me acusa de no pagarle un monto equis y me muestra su registro, ese préstamo tendría que corroborarse en el cuaderno de todos los inquilinos del edificio. De lo contrario, el cobro que me hace se interpretaría como nulo y sin sustento. Siendo esto así, para que alguien intente falsificar la información tendría que cambiarla en cada uno de los cuadernos de registro de todo el edificio”.

El blockchain es la tecnología que está detrás del Bitcoin. (Foto: Shutterstock)
El blockchain es la tecnología que está detrás del Bitcoin. (Foto: Shutterstock)

En una blockcahin para cambiar un dato habría que adulterar todas las máquinas que forman la red. Eso significa no solo tener acceso a la totalidad de los nodos, sino hacerlo sin que nadie se dé cuenta. O, al menos, habría que controlar o comprar el 51 % de nodos en la red, porque las decisiones se toman [validan] por mayoría. No obstante, no hay suficientes incentivos para hacer algo así, sería demasiado costoso y complicado”, explica el especialista.

Cabe mencionar también que la información es de acceso público en redes como las de Bitcoin o Ethereum, y es posible –mediante webs y softwares– acceder a ella. No obstante, también hay blockchains privadas que funcionan con nodos, pero en las que una sola organización administra la red y controla quién tiene permiso para participar.

Seguridad criptográfica

Llave criptográfica. (Foto: Getty Images)
Llave criptográfica. (Foto: Getty Images)

A cada bloque de una red se le puede agregar un cifrado criptográfico para garantizar la confidencialidad de su contenido, aumentando así su seguridad. A esto se le conoce como llave criptográfica.

Aunque en un sistema blockchain como el de Bitcoin la información es pública, perenne e inmutable únicamente el dueño de la información puede acceder a ella por medio de su llave criptográfica y decidir qué hacer.

En el caso de la red de Bitcoin, por ejemplo, la llave la conforma una secuencia de 64 caracteres (256 bits) que respetan el orden hexadecimal, con un rango que va de A-F y de 0-9. De manera ilustrativa, una secuencia podría verse de la siguiente manera:

A5373D44C6D87DC0FA6A6738334369F4553213303DA61F20BD67FC233AA37485


Descifrar un código así con alguna computadora actual tardaría una cantidad absurda de años.

Más allá de las criptomonedas

La tecnología blockchain ha demostrado ser muy eficiente a la hora de preservar información de forma intacta y descentralizada, ventajas que bien pueden aprovecharse en muchos más ámbitos que solo las criptomonedas.

De acuerdo a Sol Gonzales, investigadora de seguridad informática en ESET Latinoamérica, en el sector financiero hace unos años se empezó a utilizar esta tecnología para mejorar productos y servicios ya existentes, como las transferencias de dinero o los pagos internacionales. Algunos bancos ya han comenzado a utilizar blockchain para estos servicios, lo que hace que las transferencias internacionales de dinero sean más rápidas, económicas y seguras.

Algunos hospitales ya usan la tecnología blockchain para almacenar y asegurar registros médicos.
Algunos hospitales ya usan la tecnología blockchain para almacenar y asegurar registros médicos.
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Por otro lado, también se utiliza en la cadena de suministro para el seguimiento en tiempo real de bienes a medida que se mueven de mano en mano a través de los que conforman la cadena de suministro. Con esto se garantiza la autenticidad del producto a través de un proceso más transparente. Por ejemplo, para la distribución de vacunas.

“En la salud también se comenzó a usar blockchain. Algunos hospitales ya la usan para almacenar y asegurar registros médicos. De esta forma, el historial médico de cada paciente no solo es asegurado y almacenado, sino que está también disponible para cada médico autorizado, independientemente del centro de salud donde se haya atendido el paciente. Incluso la industria farmacéutica puede utilizar esta tecnología para verificar medicamentos y evitar falsificaciones”, comenta la investigadora de ESET.

“También puede revolucionar el mercado de Internet de las Cosas (IoT), donde el reto recae en los millones de dispositivos conectados a internet que deben ser gestionados por las empresas proveedoras. En unos años, el modelo centralizado no va a soportar tantos dispositivos, sin contar que muchos de ellos no son lo suficientemente seguros. Con blockchain los dispositivos pueden comunicarse a través de la red de manera directa, segura y confiable, sin intermediarios”, agrega.

Sol González, investigadora de ciberseguridad de ESET. | (Foto: LinkedIn)
Sol González, investigadora de ciberseguridad de ESET. | (Foto: LinkedIn)

¿Una blockchain puede ser hackeada?

Tal vez la tecnología blockchain en sí misma es difícil de vulnerar, por eso los ataques más comunes van dirigidos a los servicios y desarrollos que utilizan blockchain más que a la propia tecnología, ya sea explotando vulnerabilidades técnicas y fallos de configuración, mediante malware o a través de ataques de ingeniería social”, señala a este Diario Gonzales.

Concuerda con Gonzales el CTO de Imperium, quien advierte que muchos hackeos se dan por ataque a los servidores de exchanges, entidades donde la gente guarda y comercia sus criptomonedas. “Lo que pasa a veces en estos exchanges grandes que custodian llaves [criptográficas] es que ellos las tienen guardadas en algún servidor. Entonces, alguien hackea el servidor y se roba las llaves y el dinero de la gente, pero no está hackeando la misma blockchain”.

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Los atacantes cibernéticos también pueden aprovechar vulnerabilidades en smartcontracts o contratos inteligentes. Estos son protocolos informáticos que se desarrollan dentro de la blockchain y facilitan, aseguran, hacen cumplir y ejecutan acuerdos registrados entre dos o más partes. Son software que ejecutan diversas funciones. No obstante, al estar escritos sobre una blockchain siguen sus reglas, por lo que no pueden ser reprogramados ni alterados. Por lo tanto, si están mal programados y tienen alguna vulnerabilidad, pueden verse afectados. “Hay gente que se dedica a encontrar esas vulnerabilidades y les saca el provecho”, dice Pasquel.

Según la investigadora de ESET, en los primeros meses de 2022 ya se registraron algunos ataques, como el ataque a Ronin, la red blockchain que utiliza el videojuego Axie Infinity, que derivó en el robo de más de 600 millones en ETH –la moneda de nativa Ethereum–. A este incidente se suma el ataque a Wormhole, una plataforma que permite el intercambio de criptoactivos entre distintas blockchain y que derivó en el robo de más de 300 millones, o el que sufrió el Exchange Crypto.com, también en 2022.

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