Tanto la realidad virtual como la aumentada han demostrado ser bastante flexibles al aplicarse en diferentes áreas. Desde los videojuegos hasta su uso en la educación, estas tecnologías poco a poco se van asentando entre nosotros. Sin embargo, en campos como la psicología su uso aún no se encuentra del todo aceptado. ¿Qué tanto podría cambiar estas herramientas en las terapias psicológicas?
La realidad virtual y aumentada son tecnologías relativamente nuevas entre el público. Si bien los conceptos de “mundos virtuales” o “elementos 3D” ya estaban presentes desde hace muchos años, no fue hasta hace poco con la llegada de los visores o el lanzamiento del metaverso que se han vuelto aún más populares.
Esto podría llevar a pensar que estas herramientas aún no se han utilizado en otros campos fuera del entretenimiento. No obstante, esto estaría lejos de la realidad.
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“La psicología es un campo muy tradicional formado por muchos profesionales que aún se aferran a las terapias clásicas, y niegan cualquier novedad en el área. Es por ello que uno puede mantenerse reacio a estos métodos cuando aún no se escucha hablar mucho sobre ellos. Pero, en realidad, desde hace más de tres décadas estas tecnologías están presentes en estudios sobre la salud mental”, indica a El Comercio la decana de la Carrera de Psicología en la Universidad Científica del Sur, Liseth Paulett Fernández.
¿Cómo inician las investigaciones para aplicar las realidades virtuales y aumentadas como herramientas en la psicología?
Los primeros estudios de sus usos se remontan a inicios de la década de los 90. Entre psicólogos como Barbara Rothbaum o M.M. North, presentaron cómo se podrían aplicar estas herramientas en la psicología. Sin embargo, no fue hasta comienzos de este siglo cuando se empezó a aceptar oficialmente como parte de las técnicas que puede emplear un profesional.
“En el 2000, la Asociación Estadounidense de Psicología acepta que estos recursos sean utilizados en el manejo con pacientes. Al año siguiente, se valida un estudio del uso de realidad virtual en usuarios con necesidades psicológicas. A pesar de su aceptación teórica, recién se está comenzando a aplicar en la práctica”, señala Fernández.
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La aceptación de los estudios y su incorporación como método oficial en el campo de la salud mental no definió por completo su adaptación a los consultorios. ¿Cuál fue la razón de la demora en incorporar las realidades extendidas en las terapias de psicología? Iván Alsina Jurnet, psicólogo y profesor en la Universidad Abierta de Cataluña en Barcelona, explica al Diario las razones.
“Hace unos años, en la psicología se seguía usando las técnicas de los años 50´s o 60′s. No teníamos actualización de nuestros métodos. A muchos profesionales se les preguntaba qué tecnologías conocían para aplicarlas en las terapias, y casi ninguno tenía respuesta. Esto también se debe a que en la formación universitaria no se trataba estos temas. No había una formación académica para emplear estos recursos. Lógicamente, los psicólogos que ya llevan utilizando los mismos métodos de hace 50 años, se iban a mantener escépticos”.
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A pesar de ello, existieron avances en el ámbito tecnológico que propiciaron que los expertos en la salud mental se interesaran por ellas, o se animaran a aplicarlas en la práctica.
“Cuando se comenzó a investigar qué beneficios puede traer la herramienta, un casco de realidad virtual estaba 10 mil o 20 mil dólares. No era posible que, más allá del campo teórico, un psicólogo pueda utilizar la realidad virtual. Lo mismo sucedía con la realidad aumentad. Aunque en ese tiempo teníamos dispositivos móviles, estos no tenían el suficiente soporte para reflejar objetos 3D. Ahora, han aparecido cascos populares que valen muchos dólares menos, y smartphones con mayor potencia y precios asequibles. Esto los ha vuelto más accesibles para el público, y se pudo llevar estas tecnologías al campo práctico. Además, anteriormente se necesitaban muchos más cables y programas para utilizarlas, ahora solo se trata de un casco inalámbrico o una tablet”, añade Alsina.
¿En qué consisten las terapias psicológicas con realidades virtuales y aumentadas?
El principal objetivo del uso de realidades extendidas en la psicología es la generación de una serie de ambientes tridimensionales en los que el paciente tiene la sensación de estar presente. La experiencia virtual es capaz de generar en la persona las mismas reacciones y emociones que experimenta en una situación similar en el mundo real.
Alsina comenta que “esta es una de las ideas principales de estas herramientas: crear emociones, reacciones, pensamientos que son prácticamente iguales a los que se darían en el mundo real. Y luego de eso, aplicar las técnicas más tradicionales”.
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Según los expertos, se trata de una técnica no invasiva que se puede utilizar en intervenciones con pacientes que presenten rechazo a ciertos sujetos, elementos o situaciones en concreto dentro del mundo real.
“Se recrea el escenario que el paciente rechaza, todo esto bajo la mirada del terapeuta. Según el caso del paciente, el psicólogo verá qué herramienta utilizar. Por ejemplo, en el caso que al paciente le den miedo las arañas, lo recomendable sería utilizar realidad aumentada a través de un dispositivo como un celular o tablet. Esto es así porque solo se trata de introducir un elemento virtual en el entorno. Pero, en el caso de pacientes que deban enfrentarse a situaciones concretas: hablar en público, socializar, etc; ahí ya se utilizaría un casco de realidad virtual. En este último ejemplo se trata de pacientes que deben adentrarse a escenarios más complejos”, explica Liseth Fernández.
No obstante, la labor del psicólogo no termina ahí, ya que su función principal es la de acompañar y controlar las respuestas de los pacientes. Sobre ello, Fernández explica que “el terapeuta debe estar monitoreando las acciones del paciente, y ofreciéndole mecanismos de ayuda para controlar el problema. De esta manera, no se lo expone directamente al mundo real, sino que se le va ayudando desde el virtual para que luego vaya avanzando”,
En nuestro país existe muy poca aplicación de estas herramientas en consultoría. Sin embargo, algunos centros de ayuda psicológica están apostando por ellas en las sesiones con pacientes.
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“Generalmente, los psicólogos que traen esta tecnología a países de Latinoamérica son profesionales que se han preparado o han asistido a conferencias en Europa, que es donde más se habla de las tecnologías en la psicología. Ahora, estas iniciativas son bienvenidas porque así poco a poco se va haciendo uso de métodos más actuales”, nos indica Efraín Freyre, médico psicoterapeuta de la clínica Atulado en Perú.
¿Qué complicaciones podría traer su uso?
Al igual que con cualquier otro método en la medicina o ciencias de la salud, el uso mal ejecutado o excesivo de estas técnicas podría traer resultados negativos en los pacientes. Al ser recientemente aplicado en el terreno práctico, las realidades virtuales y aumentadas deben emplearse con constantes monitoreos.
“Ya que su uso se da en la atención del estrés post traumático y fobias específicas a animales o escenas situacionales, etc, se recrean constantemente nuevos escenarios. Ahora se pueden crear en varios programas, siempre y cuando se controle el uso en el paciente. Pero no se debe abusar únicamente del método. El uso excesivo puede ocasionar dolor de cabeza, mareos, fatiga en la visión, en algunos usuarios. Incluso, si la terapia solo depende de este método, se puede ocasionar que el paciente pierda la noción de lo que es real y virtual”, indica Fernández.
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Es por ello que se considera que estas herramientas no deben ser exclusivas en el empleo práctico de un psicólogo. Así lo explica el profesor Alsina al decir que “si la técnica está bien empleada y hay un buen control por parte del terapeuta, no habría un problema real. La realidad virtual y aumentada son una de las tantas herramientas que se pueden utilizar en la psicología. Debe quedar muy claro que estas realidades son un recurso más dentro de los muchos recursos que se utilizan en las terapias”.
Nuevos profesionales de la psicología enfocados en la tecnología
La incorporación cada vez más frecuente de recursos tecnológicos en los campos médicos ha traído una variante en las salidas profesionales. Cada vez son más frecuentes especialistas de la salud que se han enfocado en la construcción de tecnologías en su área. ¿Ocurrirá lo mismo con los psicólogos, al estandarizarse estos nuevos métodos en el campo de la salud mental?
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“Lo que usualmente se hace al emplear novedades tecnológicas es que la clínicas recurran a las empresas. Por un lado compran los cascos y por el otro le pagan a desarrolladores o agencias para que elaboren el contenido en 3D. Pero al fin y al cabo son negocios que no necesariamente se especializan en psicología o en salud mental. Por ello, siempre debe haber un seguimiento por parte del psicólogo. De hecho, una de las metas que se persigue es que la psicología tenga un área especializada en la fabricación de equipos tecnológicos. Una de las nuevas salidas profesionales del psicólogo puede ser esta. El nuevo paso en la psicología es formar profesionales cada vez más preparados en el manejo tecnológico”, finaliza el profesor Alsina.