Lo mejor de ver nuevamente episodios pasados de "" (en serio, háganlo) es que te das cuenta de detalles que, cuando los viste por primera vez, pasaste por alto. Por ejemplo, es el chibolo pulpín Olly quien clava una flecha en el corazón de Ygritte justo cuando esta queda cara a cara con Jon Snow en medio de la Batalla de Castle Black, minutos antes de recordarle que, efectivamente, no sabe nada. Olly, más adelante, tendría presencia en ese momento con Jon Snow. 

"The Watchers on the Wall" (temporada 4, episodio 9) es, en primer lugar, una demostración del poder de producción que HBO invierte en una serie. Sí, "Game of Thrones" de por sí demanda una fuerte inversión y lo hizo desde el principio, pero este episodio en particular es lo más cercano del cine (en cuanto a espectacularidad) que ha presentado la ficción. Planos cenitales que van de un lado de la muralla al otro, planos secuencias de la batalla y una historia que no decae en intensidad más o menos desde el minuto 20 del episodio, precisamente cuando comienza la batalla. Se logra el balance perfecto entre los momentos de acción y aquellos en los que se debe dar un respiro.

Incluso si sobrevivió, parte de Jon Snow murió durante la batalla del Muro. (Video: HBO)

Incluso si sobrevivió, parte de Jon Snow murió durante la batalla del Muro. (Video: HBO)

Es imposible notar cuánto han cambiado los personajes de "Game of Thrones" desde entonces. Al final de este episodio Jon Snow decide hablar con Mance Rayder y esto marca el acercamiento definitivo entre los Cuervos y los Salvajes (claro, aunque con complicidad del ejército de Stannis the mannis Baratheon). "The Watchers on the Wall" establece, de alguna manera, nuestra forma de ver a los Salvajes. Desde entonces se convierten en aliados en potencia y no pasa mucho hasta que se gesta el viaje de Jon Snow a Hardhome y el resto es historia conocida.

Los gigantes, el mamut, el ejército de salvajes al norte del Muro y la "guadaña" que sueltan los Cuervos para matar a los escaladores solo hacen que este episodio sea uno de los más épicos de la serie, dedicado íntegramente a mostrar lo que pasa al norte de Westeros, pues no se cuentan las historias de ninguno de los otros personajes. 

Párrafo aparte para las menciones individuales: la cobardía de Janos Slynt, la capacidad de Ser Alliser Thorne para anteponer el deber a su odio por Jon Snow, Samwell Tarly lleva al siguiente nivel su relación con Gilly incluso después de escuchar la tremenda frase del maestre Aemon: "el amor es la muerte del deber". Un episodio redondo.

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