En el primer episodio de “” (Netflix), el protagonista que le da nombre a la serie “muere”. En circunstancias normales, esto sería un spoiler. Pero estas no son circunstancias normales; nada en torno a esta historia lo es, sea el cómic que la inspiró, la película de acción real del 2010 o la serie de este año, que mezcla el material de origen con la primera adaptación para ofrecer algo distinto.

Creada por el canadiense Bryan Lee O’Malley, apareció en 2003 como una historieta a blanco y negro con influencia de los cómics estadounidenses, del manga japonés e incluso de los videojuegos. Esto último es el armazón de la trama, pues el joven adulto Scott Pilgrim tiene que vencer a los “exnovios malvados” de la chica que le gusta, Ramona Flowers; pelea con ellos uno a uno, como si se tratara del modo historia de “Street Fighter”. Las referencias a otras obras de la cultura popular están presentes desde el inicio del cómic, algo que hoy es casi una regla en las obras del género y donde este autor fue pionero.

La serie de Netflix se salta la seguidilla de peleas al desechar a Scott, a quien vemos en el primer episodio en una adaptación casi directa del cómic, pero que después desaparece. La idea de que Scott fue el verdadero villano de la obra original se refuerza en la serie, pues a ninguno de sus amigos le dura el duelo. Quien sí tiene un cambio en su vida por esta “muerte” es Ramona, que tuvo una sola cita con él, pero que resulta suficiente para llevarla a investigar y descubrir que el chico no ha muerto, sino que fue raptado a través de un “portal vegano” que lo teletransporta hacia lo desconocido.

Esa es otra clave para entender todo lo relacionado a “Scott Pilgrim”: es realismo mágico, donde los personajes viven situaciones de la vida normal interrumpidas, por momentos, por elementos de fantasía y ciencia ficción que no alteran el tono, en este caso una comedia romántica con elementos de manga de acción. La serie en particular juega con la idea de que el espectador conoce el material original y por eso mismo los cambios funcionan como un comentario del autor a los tiempos actuales, a la madurez que llega con los años (O’Malley tiene 44 años, creó la historia a sus 24). También hace referencia a la película al recuperar a su elenco, donde Michael Cera, Mary Elizabeth Winstead, Brie Larson, Chris Evans y otros dan voz a los personajes que interpretaron años atrás.

Si bien la historia no está dirigida por Edgar Wright (director de la película), el británico es productor ejecutivo. Escriben la serie el mismo O’Malley junto al guionista BenDavid Grabinski, fan de la obra. Al tener la historia influencia japonesa, resulta apropiado que la animación corra por cuenta de un estudio de ese país, en este caso Science Saru, casa productora famosa por obras como “Devilman: Crybaby” (2018) y “Keep Your Hands Off Eizouken” (2020). Dirige el español Abel Góngora.

"Esa es otra clave para entender todo lo relacionado a “Scott Pilgrim”: es realismo mágico, donde los personajes viven situaciones de la vida normal interrumpidas, por momentos, por elementos de fantasía".

¿Por qué contar algo distinto en lugar de ceñirse al cómic? En entrevista con Rolling Stone, O’Malley cuenta que revisitar su creación nunca le interesó, pero que al pensar en remover a Scott Pilgrim de la historia reavivó la “chispa” que tuvo por la obra. No hay planes para una segunda temporada, pero siempre puede haber sorpresas. En Perú, por ejemplo, está entre las series más vistas. No está en el Top 10 global de Netflix, pero si hay algo que no se puede hacer con esta saga es subestimarla: la película del 2010, un fracaso en la taquilla, ya es una obra de culto; 13 años después, la historia parece repite. Nada normal, pero tal vez ahí esté su encanto.