"The X-Files": nuestras razones para engancharnos a la serie
"The X-Files": nuestras razones para engancharnos a la serie

Nostalgia. Dícese de la tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Es la pena de verse ausente de la patria, los deudos o los amigos. Nostalgia es lo que el regreso de los “” ha explotado y lo ha hecho muy bien. Porque desde el 2002, hace 13 años, perdimos la dicha de tener a Mulder y Scully ambos esperando una invasión extraterrestre que nunca llegó. Porque, como bien el primer episodio de este retorno nos dejó en claro, todo era mentira.

Y, como Mulder, no soy un creyente. Pero quiero creer.

[ATENCIÓN: LA SIGUIENTE NOTA CONTIENE DETALLES DE LA TRAMA DE "THE X-FILES. SI NO QUIERES SABER MÁS DE ELLA, NO SIGAS LEYENDO]

“My Struggle” no es un gran episodio de televisión, es cierto. Está lejos de ser el mejor de la serie. Pero tiene puntos muy fuertes que hacen que el balance sea positivo. ¿Que Mulder se convence demasiado rápido que todo aquello en lo que creyó era una gran mentira? Tuvo mucho tiempo –años- para dejarse invadir por el escepticismo. Tad O’Malley (Joel McHale) da toda la impresión de ser un charlatán, y aquella conversación en casa de Sveta (Annet Mahendru, a quien recordamos por “The Americans”) donde se menciona desde el 11 de setiembre hasta llegar al plan de dominar el mundo de un grupo de poder utilizando tecnología alienígena… pues no suena a nada que no hayamos escuchado antes. Pero ¿no es eso lo que siempre ha hecho la serie? Elevar mitos urbanos, teorías de la conspiración hacia un altar y jugar con nuestros cerebros a través de los ojos de Mulder?

El primer episodio de este regreso es classic X-Files. Chris Carter en estado puro. Incluso la escena en la que llevan a Mulder a ver una nave construida con tecnología alienígena y nos dan otro golpe conspiranóico: desde hace años se pueden construir vehículos sin usar combustible. “Mientras las empresas de petróleo siguen ganando millones”, apunta Mulder. Nada nuevo, pero en el universo de la serie todo comienza a tener sentido. Cuando recién supimos del regreso de la serie, escribí que uno de los misterios que se debían resolver en esta nueva temporada es que el Fumador le reveló a Mulder en el último episodio de la novena entrega de la serie. ¡Es que todo era mentira! No había conspiración extraterrestre, sino el deseo de un grupo de poder, conformado por seres humanos, de utilizar esa tecnología extraterrestre para dominar el mundo. Tiene sentido para mí.

Uno de los momentos más ‘nerdgásmicos’ del primer capítulo es cuando los militares encuentra a un extraterrestre tratando de escapar cerca al ovni que cae en medio del desierto, ante el reclamo del científico que llevan para que lo examine. Por cierto, ¿notaron aquel “agente” que lo escoltó? ¿No tiene un aire a los Observers de “Fringe”? ¿Encuentros cercanos del tercer tipo en el 2016 con un ser extraterrestre luciendo su clásica representación noventera? ¡Bienvenidos!

Otro de los puntos fuertes que hacen del regreso de la serie una bomba es la química entre David Duchovny y Gillian Anderson. Está intacta. La chispa se siente en cada escena juntos. Hay que estar ciego o estar acostumbrado a otro tipo de series para no verla. No dejan de seguir el esquema clásico de toda la vida: Mulder convertido en un true believer mientras que Scully lo mira como si fuera un loco y preocupada trata de hacerlo entrar en razón. No nos engañemos: han hecho eso desde el primer episodio. Pero la magia entre ambos está, aun cuando Scully se decepciona al ver que Mulder cree ciegamente en esta nueva teoría del a conspiración, solo para después ver que, si todo era una locura, ¿por qué intimidaron a Sveta al punto de hacer que niegue todo? ¿por qué sacaron de internet a O’Malley? ¿Por qué, si todo es mentira, el gobierno se esfuerza –una vez más- por silenciar todas las voces? Al final del episodio, la locura se encuentra con la razón.

Y si las principales características de este primer capítulo de "The X-Files" fueron la nostalgia y la química entre los protagonistas, el segundo episodio se erige sólidamente como el mejor de este estreno doble. Sobre él escribiré mañana.