Anthony Hopkins volvió en el episodio más revelador de "Westworld"

Dicen que la historia se repite dos veces: primero como tragedia, luego como comedia. En "Westworld" de HBO las repeticiones no dejan de ser trágicas. Así ocurre con Maeve (Thandie Newton) y su hija, con Bernard (Jeffrey Wright), quien se creía libre de la influencia del doctor Ford y que ahora vuelve a estar bajo su control.

"Les Érchoes" es un término francés que hace referencia a una figura humana, un dibujo que carece de piel y muestra los músculos. En cierto modo, eso es lo que ocurre con Bernard, su naturaleza de robot expuesta por Charlotte Hale (Tessa Thompson), la cual no tiene reparos en torturarlo para que lo cuente todo.

El episodio es, mayormente, un largo flashback donde se conocen los motivos detrás del parque "Westworld": desarrollar un futuro inmortal para la raza humana, donde los anfitriones no están para cumplir todas las fantasías de los huéspedes, sino para aprender de ellos.

El doctor Ford, cuyos recuerdos y personalidad se encuentran en La Cuna, un amplio simulador de realidad virtual, explica a Bernard que la mente humana se ha convertido en el último sistema análogo en un mundo digital y que descubrir su funcionamiento es la clave para la inmortalidad del ser humano. Al aprender de los humanos, el conocimiento recopilado por los robots servirá para que se perfeccionen. Para que se conviertan ellos mismos en humanos.

Mientras el episodio 6 de "Westworld" puso varias piezas en el tablero, esto en desmedro del ritmo, el séptimo las mueve a una velocidad sin precedentes: el Hombre de Negro (Ed Harris) cae herido a balazos por Maeve, quien a su vez está al borde de la muerte; Dolores disfraza a sus seguidores como soldados Delos para rescatar a Peter Abernathy; el Doctor Ford invade la mente de Bernard y sale al mundo real...

El personaje de Anthony Hopkins ha vuelto de la única forma posible. Si tuviera un cuerpo propio, se deterioraría como el fundador de Delos. Ahora es la voz de la consciencia de Bernard, pero lo que le susurra al oído está lejos de ser bueno. Bernard volvió a matar y el único consuelo que tiene es no ser dueño de sus actos.

La slida al desastre en que se ha convertido el parque es el Valle del Más Allá; lo cual implicaría caer en otro de los planes del Doctor Ford. Si el lugar ya era peligroso con el científico muerto, ahora que ha vuelto con un cuerpo más fuerte el único desenlace parece ser, otra vez, eso que nos hace humanos: el sufrimiento.