Los brasileños empiezan a palpitar el carnaval desde el primero de enero: lo que para millones de personas en el mundo es el comienzo de un nuevo año, en Brasil es más bien la cuenta regresiva para la fiesta más animada de su calendario.
A continuación, el detalle de cinco alternativas que todo viajero debe tomar en cuenta para sumarse a la diversión de inmediato en la tierra de la samba.
Belo Horizonte
La capital de Minas Gerais se ha consolidado como uno de los carnavales más animados del país y según especialistas es uno de los que más crece: el año pasado se sumaron unos cuatro millones de personas a la fiesta callejera, al ritmo de comparsas y 65 shows distribuidos en cinco áreas de la ciudad. Las fiestas del pre-carnaval son los fines de semana, y los más fiesteros recomiendan los blocos "Mamá na Vaca" y "Banda Mole"; y durante el carnaval los blocos "So Brilha" y "Baianas Ozadas".
Sao Paulo
La fiesta ya comenzó -con decenas de comparsas los fines de semana- aunque las autoridades determinan que el carnaval empieza oficialmente el 15 de febrero y culmina el 1 de marzo. La realidad es que la corte carnavalesca (el Rey Momo, la reina de carnaval y las princesas) están coronados desde enero, y el ambiente ya se prepara para que la mayor ciudad de América del Sur abra paso a las más de 800 comparsas que concentran por toda la ciudad, que deben estar por ley registradas y autorizadas por el gobierno municipal. De resto está el desfile de lujo en el sambódromo de Anhembí, con 14 escolas compitiendo por el premio mayor, y entradas a partir de los 90 reales por persona los días viernes 21 y sábado 22.
Salvador
Conocida como la “Roma Negra”, la capital de Bahía celebra uno de los carnavales más cotizados de Brasil. El Barrio histórico del Pelourinho es el epicentro de ensayos y shows de pre-carnaval desde fines de enero. La fiesta comienza oficialmente el 21 de febrero con las bandas “Fuzuê” y “Furdunço” y millones (sí, millones) de personas se suman a la música de los tríos eléctricos que desfilan por los circuitos de Barra-Ondina y Campo Grande-Avenida Sete, centro histórico y vecindario donde desfilan grupos tradicionales como Ilê Aiyê y organizaciones. El desfile del “afoxé” Filhos de Gandhi -una mezcla de escuela y organización religiosa- es una síntesis imperdible del sincretismo bahiano.
Recife y Olinda
Es, sin dudas, el carnaval más animado del nordeste. Ni samba, ni candomblé: el frevo es el ritmo que manda, animado por trompetas y trombones. El circuito Recife-Olinda (la segunda a siete kilómetros de la capital de Pernambuco) constituye una de las fiestas más plurales e intensas de Brasil. Aunque las festividades ya se celebran por varios puntos de ambas ciudades durante los fines de semana, la movida empieza formalmente la noche del 21 de febrero con el desfile del Hombre de la Medianoche, un muñeco gigante que sale a pasear en hombros de la multitud por las pendientes de Olinda. La alegría y el baile continúan en la ciudad histórica durante las mañanas y las tardes, con desfiles y música en vivo. Por la noche, la fiesta se desborda en la Praça do Marco Zero en Recife, donde tienen lugar los grandes espectáculos con artistas de renombre nacional.
Río de Janeiro
El más glamoroso carnaval de Brasil se lleva a cabo en Río de Janeiro, donde ya la movida comenzó gracias a las fiestas, comparsas y ensayos de las escuelas de samba que son el símbolo global de la fiesta carioca. Este año el Carnaval de Río tendrá una duración de 50 días, de forma oficial; empezó el 12 de enero con la coronación de Djeferson Mendes da Silva como nuevo Rey Momo, y Camila Aparecida da Silva como la reina del carnaval 2020.
El carnaval del sambódromo es un show transmitido a escala global. Los desfiles son una especie de campeonato, con reglas inflexibles, que convoca a los principales artistas, coreógrafos, escenógrafos y vestuaristas del país. El lado B del carnaval carioca es el que se celebra en las calles. Es completamente gratuito y representa una de las tradiciones más entrañables de la "cidade maravilhosa”. La organización gira alrededor de las comparsas –alrededor de 500 - algunas multitudinarias y otras más íntimas, siempre bajo la consigna de disfrazarse, bailar y cantar al ritmo de los tríos eléctricos, camiones donde van orquestas o equipos de sonido.