Panorámica de la medina o kasbah, como se conoce a la zona antigua y amurallada de esta localidad marroquí. (Foto: Shutterstock).
Marruecos
Redacción EC

"¡El paraíso existe!”, habría exclamado el pintor Henri Matisse cuando visitó Tánger por primera vez en 1906. Llegó en medio de una llovizna que duró 15 días y deprimido por la muerte de su padre y porque un coleccionista se negó a comprar sus cuadros “La danza” y “La música”. No obstante, aquel viaje de trabajo se convirtió en uno interior para el artista, quien regresó en 1912 para confirmar su idilio con la arquitectura y los colores de esta urbe situada al norte de .

Inspirado por el azul intenso de la zona vieja y de la bahía, Matisse plasmó dicho tono en su famosa pintura “Vu d’une fenêtre”. Entre los lugares favoritos del francés destaca, justamente, la kasbah o medina, como se denomina al casco antiguo de las metrópolis marroquíes.

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El de Tánger es un recinto amurallado, ubicado en lo alto de una colina y rodeado de callejuelas donde se multiplican los hoteles y palacios, como La Maison Blanche, que tiene magníficas vistas de la ciudad.

El museo de la kasbah, muy recomendado, está en uno de esos palacios. La entrada cuesta menos de US$3 (salvo los viernes que es gratis). Su colección incluye artesanías y objetos a través de los cuales se explican la historia y cultura tangerina. También te aconsejamos, dentro del espacio amurallado, acercarte al santuario Marabout Ben Ajiba y a la puerta Bab El-Assa. Esta última Matisse la inmortalizó en un lienzo enorme que se exhibe en el Museo Pushkin de Moscú.

Siguiendo el ejemplo de Henri Matisse, camina por los estrechos callejones de la medina hasta la zona más concurrida: la plaza del Pequeño Zoco (mercado). La entrada principal se encuentra en la vibrante plaza 9 De Abril. Cerca de ahí verás la iglesia anglicana de Saint Andrews. Ingresa para admirar la combinación de arquitectura musulmana con iconografías cristianas y hebreas.

Otro imprescindible es el café Hafa, que se halla en los acantilados del barrio Marshan. Y es que además del artista francés, Truman Capote, Tennessee Williams, Jimi Hendrix, Mick Jagger, John Lennon, Paul McCartney y Sean Connery lo disfrutaron. Tomar un té con menta mientras observas el atardecer desde su terraza continúa siendo la mejor manera de terminar la jornada.

Las costas tangerianas

Aunque no se prohibe usar bikini ni traje de baño, las marroquíes suelen entrar al mar con ropa o con burkini . Y es que cuanto más cerca a la ciudad se sitúe la playa, más popular y, por ende, más conservadora será (se trata de una monarquía musulmana que pertenece al mundo árabe). Así que conviene a las turistas cuidar su vestimenta. Con más o menos prendas, lo cierto es que tanto el mar Mediterráneo como el océano Atlántico (ambos bañan su litoral) se caracterizan por ser fríos.

Las playas del Mediterráneo, o de la bahía de Tánger, quedan próximas a la metrópoli, son de arena fina y tienen 3 km de longitud. Por su parte, las que miran al oeste pertenecen al Atlántico y destacan por su amplitud, arena clara e idoneidad para practicar surf, debido a su fuerte oleaje. La playa Sol y la de Achakar son famosas por la calidad de sus servicios. La de la Cueva de Hércules, en cambio, es conocida porque cuenta con imponentes vistas del océano y huariques en los que sirven tallín de pescado, un guiso tradicional de sémola y verduras.

El dato: Marruecos estuvo bajo la soberanía de Francia y España (Estos países se dividieron su territorio), desde 1912 hasta 1956.

GUÍA DEL VIAJERO:
​¿Cómo llegar?
Existen vuelos Lima – Tánger con una escala en Madrid desde US$1.350 con Air Europa y Air Arabia Maroc a la ida, y Ryanair y Air Europa al regreso.

¿Dónde alojarte?
- Hotel La Maison Blanche. Este palacio data del siglo XIV y cuenta con nueve dormitorios. ¿El precio? Desde US$125.
- Hotel Continental. Winston Churchill y Antonio Gaudí se hospedaron aquí. Está a 10 minutos de la playa. ¿La noche? Desde US$ 40 e incluye desayuno.

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