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Anahí de Cárdenas: Hasta el infinito - 2

 
Por: Rosa Chávez Yacila

 

Anahí de Cárdenas encontró su vocación delante de un plato de mazamorra morada, vestida con tutú y zapatillas de ballet. A los diez años, la actriz soñaba con ser bailarina clásica y a través de su escuela de baile llegó al casting de Negrita. En unos cuantos segundos Anahí hacía una pirueta, probaba una cucharada de postre y sonreía para la cámara. Su carrera, sin que ella lo sospechara, había empezado. No mucho tiempo después cambió las mallas y las horas en puntas de pie por los catálogos y spots publicitarios. 

Porque le gustaba y le divertía hacerlo, Anahí fue modelo publicitaria durante casi veinte años. Mientras sus compañeros de aula descansaban en el anonimato, ella aparecía en la televisión durante fugaces segundos en los que se promocionaban el delicioso sabor de un chupetín, la novedad de los celulares prepago o la efectividad de una toalla higiénica. Con el dinero que ganaba modelando, pagó sus estudios de Diseño Gráfico en la universidad. Por entonces formaba parte del programa de concursos Habacilar. Allí el conductor, que era bromista y tomador de pelo, le puso el apodo de “Miss Clavícula”, atrevimiento que Anahí aceptaba de buen humor y con ligereza, pero sin hacerse la tonta.

De buena gana también recibió el torrente de comentarios, suspicacias y burlas después de criticar la falta de planificación familiar en algunas parejas jóvenes de la farándula limeña. Nos habíamos acostumbrado tanto a su imagen modélica y silenciosa, a sus parlamentos escritos por otros para historias de mentira, que al verla sin maquillaje, diciendo lo que pensaba, concluimos que había perdido la cordura.

Como si la sola idea de encontrarla fuera de sus personajes –la pituca, la frívola, la villana– nos dañara el nervio más sensible, improvisamos el rol de terapeutas y lanzamos diagnósticos apresurados. 

Pero Anahí de Cárdenas ya tenía uno: «les cuento que yo soy borderline y depresiva y quería que sepan todas las personas que tienen este trastorno que es posible tener una vida normal» contó el 7 de julio por medio de su Twitter. Aceptarlo en público fue la oportunidad precisa para desilusionar a quienes piensan que una condición psiquiátrica te limita, te priva de una vida a gusto. 

Una vida a gusto y productiva. Como actriz, Anahí ha participado en seis películas, ocho series y telenovelas, siete programas de televisión y ocho obras de teatro. Como modelo, ha aparecido en varias decenas de avisos comerciales y catálogos publicitarios. Como cantante, tiene a “Who’s that girl?” el disco de 10 canciones que ella misma compuso durante asaltos de creatividad y dedicación. Como usuaria de Twitter, tiene 693 mil seguidores: más de medio millón de personas que andan detrás de ella. Como artista y diseñadora, ha pintado parte de los trece cuadros que cuelgan de las paredes de su casa, construyó algunos muebles que la ocupan y maniobra con destreza un gran taladro rojo y negro con el que realiza todas las hazañas domésticas que se le antojan.

Y es también la “mamá” de dos gatos engreídos y mimados, Tita y Apache, los únicos hijos que le provoca tener ahora que ha cumplido 32 años y está recién casada. Su sinceridad la convierte en una vocera coherente para una campaña de salud sexual.

 (Foto: Javier García-Rossell)

(Foto: Javier García - Rossell)

- Actúas, cantas, bailas, modelas y eres diseñadora gráfica. ¿Cuál de esas actividades disfrutas más y cuál es la que más te hace sufrir?

Ninguna me hace sufrir y las haría todas por igual. Siempre. 

- ¿Planeaste ser lo que ahora eres?

Planeé ser modelo, pero lo de actriz fue algo que me cayó de casualidad, mientras modelaba. Fue una oportunidad que apareció, la tomé y de ahí no paré. Pero yo soy diseñadora gráfica, estudié en la universidad para serlo.

- Desde que empezaste tu carrera en la televisión has estado vigente en todo momento. ¿Esfuerzo o azar?

Han sido las dos cosas. Siempre he estado buscando oportunidades y por buscar han llegado. Si había un casting no dejaba de ir, fuera lo que fuere. Si sabía que alguien estaba produciendo algo, me acercaba a hablarle y le preguntaba. No me perdía una. No me daba roche, nunca hubo problema en ese sentido. Bien conchuda siempre (ríe). 

- Tus redes (Twitter, Facebook, Instagram) ¿las empleas con un afán social?

A veces. A veces sí, a veces no. A veces es solo para tomarme fotos con mis gatos. Y a veces las uso para trabajo y a veces la utilizo para concientizar. 

- De niña sufriste de bullying ¿recibiste apoyo o ayuda?

En esa época ninguna. No se veía como algo importante en mi familia. Era considerado como parte de crecer porque a todo el mundo en algún momento lo han ‘agarrado de punto’ o lo han ‘lorneado’ y eso no significa que tendrá una vida difícil más adelante. Antes no se le veía como una causa para problemas futuros o traumas emocionales. 

- Eres vocera de una campaña para promover la anticoncepción, ¿qué te ha impulsado a pronunciarte sobre temas de interés público?

Desde joven he escuchado que el ser madre es la realización máxima de la mujer. Yo no pienso así y he sido casi quemada en una cruz por no creer que convertirte en madre es el mayor beneficio que le puedes sacar a tu vida como mujer. Como mujer puedes hacer mucho más: ser profesional, viajar por el mundo, educarte, tener mil amores, tener mil aventuras, puedes hacer lo que se te dé la gana. Si eso te hace más feliz que ser mamá, en buena hora. No podemos seguir con una mentalidad machista, somos mujeres del siglo XXI. Tenemos acceso a la educación, al trabajo, al voto… ¿Por qué no tenemos también igualdad de pensamiento? El ser madre es un milagro, pero tú puedes decidir cuándo serlo. Nadie te debe decir cuándo, ni obligar, depende enteramente de ti. Yo me casé y ese mismo día empezaron a preguntar «¿cuándo tienes hijos?». Ni yo ni mi esposo queremos tener hijos ahorita. Para nosotros nuestra realización profesional viene antes. Y vamos a esperar a sentirnos realizados profesionalmente para darles a nuestros niños lo que no pudimos tener. Esa es nuestra visión de tranquilidad.

- ¿Cuándo eras más joven la tenías así de clara sobre la paternidad y la anticoncepción?

Siempre. Siempre he creído que voy a tener hijos en algún momento tardío. Porque siempre he querido ser profesional antes de madre. 

- Tienes dos gatos que presumes en Twitter e Instagram ¿cómo es tu relación con ellos?

Soy muy sensible con respecto a los animales. A mí me hablas de animales y me tocas fibra. Tengo una debilidad con los animales muy, muy fuerte. Mis dos gatos ahora son Tita y Apache. Tita vino primero, la adopté de siete meses. Le tomó un tiempito adaptarse, pero a los tres días ya era parte de la familia, se encariñó mucho con mi esposo. A él no le gustaban los gatos y ahora Tita es su novia, su hija, su todo. Tanto era el amor de la gata por mi esposo que yo me convertí en un estorbo. Empezó a saltarme a la cabeza, se ponía celosa. Entonces decidí traerme a un gato macho, Apache. Y él se volvió mi hijo, mi bebe. Duerme conmigo todas las noches. El enano me levanta siempre a las cinco de la mañana para que le dé comida. Mi gato es mi hijo, me muero de amor por él. 

- El noviazgo, la convivencia y el matrimonio con quien ahora es tu esposo se dieron bastante rápido ¿cómo así?

Sí, todo se dio como se tenía que dar. Sentí que él era el hombre de mi vida y él sintió que yo era la mujer de su vida, así que nos dijimos «¿para qué vamos a perder más tiempo?». Ya vamos a cumplir dos años de casados en diciembre y de estar juntos tres años y seis meses.

- No te preguntaré qué te hace feliz, es mejor saber qué es lo que más te reconforta.

Me gusta estar en mi casa… muchísimo. Con mi esposo y con mis gatos. Es lo que más me gusta hacer. No veo la hora de llegar a mi casa, echarme en mi puf, y ver mis series en Netflix con mis gatos encima. 

 (Foto: Javier García-Rossell)

(Foto: Javier García- Rossell)

Anahí de Cárdenas es vocera oficial de la campaña "Si tomaste una decisión, cuídate" –promovida por la ONG Pathfinder con el apoyo del Ministerio de Salud– que busca concientizar a las mujeres sobre los métodos anticonceptivos que ayuden a reducir el creciente porcentaje de embarazos no deseados. «Esta campaña toca un tema muy personal. Para mí es muy importante que las mujeres sepan que tienen todo el poder de decidir cuándo ser mamás», dice la actriz. Esta iniciativa presenta uno de los métodos más recientes de anticoncepción, el implante anticonceptivo. Se trata de una pequeña varilla que se inserta en el brazo de la mujer en edad fértil y brinda protección hasta por tres años con más del 99% de efectividad. Esta medida es totalmente reversible, pues se puede retirar cuando se desee. Lo mejor de todo: está disponible, de manera gratuita, en cualquier centro de salud del Estado. 

 

 

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