Por Rosa Chávez
Llevo visitando peluquerías desde que tengo uso de razón y nunca he dejado propina a quienes me atienden. La etiqueta en el salón de belleza me era una práctica desconocida hasta hace algunas semanas.
A riesgo de quedar como maleducada en el mejor de los casos y como mezquina en el peor, solo diré la verdad: no lo sabía. Es decir no me enseñaron, nunca lo vi, nadie me advirtió. Este es otro de esos asuntos que se resuelven por debajo de la mesa.
Cartas sobre la mesa
«La entrega de propinas en las peluquerías aún no se ha sistematizado en el Perú» dice Gabriela Bohl Pazos, docente del diplomado en “Gerencia y desarrollo de centros de belleza, estética y spa” de la universidad ESAN. Ella, que también trabaja asesorando a dueños de salones y capacitando a su personal, afirma que el tema todavía es confuso, tanto para estilistas como para clientes. Se trata de una “conversación de peluquería” que por ahora no se entabla.
Como los ruleros de todos los colores y tamaños que repletan un tazón, así de variadas son las opiniones locales sobre cuánto es el porcentaje de propina por dejar, a quiénes les corresponde (¿solo al estilista principal o a cada una de las personas que me atendió?), si el dueño de un salón también merece recibirla. Aún no podemos ponernos de acuerdo.
(Foto: Shutterstock)
Arma de doble filo
«Yo no baso la calidad de mi atención en la propina de mis clientes» dice Víctor Raúl Titto, estilista de Marco Aldany. Así también opina Olga Yucra, dueña del salón Olguita en Lince, quien no recibe propinas por ser la propietaria y tampoco las espera «creo que lo justo es que mi personal las reciba» declara. Ambos reconocen que el monto mensual de propinas que un estilista percibe es en ocasiones jugoso (desde 60 hasta 400 soles) y constituye una fuente de ingresos fundamental. Monedas y billetes que hacen la diferencia entre un sueldo y un buen sueldo.
«Se debe capacitar al personal inexperto al respecto, explicarles que haya o no propina de por medio, el cliente siempre merece lo mejor», explica Gabriela Bohl Pazos. Según la especialista, es común que los empleados confundan las prioridades y consideren a los clientes que dan propina por encima de aquellos que no lo hacen.
Una hermandad disimulada y tácita que el consumidor engreído jamás rechaza, convirtiéndose así en cómplice del comportamiento injusto. Con una guía adecuada, sin embargo, el problema es solucionable.
Quienes aún estamos aprendiendo de las buenas formas en las peluquerías, agradeceremos los buenos consejos.
¿Cómo hacerlo?
• De acuerdo a algunos manuales de etiqueta, como el de Emily Post Institute, el porcentaje de propina en una peluquería debe ser del 15% al 20%.
• Asimismo se indica que todas las personas involucradas en la atención (manicuristas, masajistas, asistentes) merecen recibir propinas.
• Evita el aspaviento: si hay un recipiente para propinas en la mesa de tu estilista, ponla allí, sino, hazlo al despedirte de él o de ella introduciendo el dinero en sus bolsillos o dándoselo en la mano.
• Los dueños de salones de belleza también pueden recibir propinas, no hay ninguna regla que diga que no si deseas hacerlo.