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Ana Lucía Cornejo fundó Las Bolena junto a su hermano Álvaro, reconocido chef de la capital. (Foto: El Comercio)
Celeste Pérez

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Las Bolena está a punto de cumplir 4 años en la escena culinaria de Lima con una propuesta que empezó como un tradicional salón de té y se ha convertido en uno de los spots imperdibles para brunchs domingueros y almuerzos en compañía. Hoy, ostentan una variada carta, en la que no solo destacan más treinta variedades de té, sino también postres de todo tipo, sándwiches, platos de fondo y hasta cócteles.

Todo partió de la mente de Ana Lucía Cornejo, quien viajó a Suiza para estudiar Hotelería y en su experiencia descubrió lo populares que eran los salones de té en Europa, algo que aún no se veía aquí. “Estando en Europa por un periodo de casi dos años, empecé a viajar por lugares como Inglaterra, España e Italia. Cada vez que veía un salón de té me quedaba maravillada. Sus paredes empapeladas repletas de reliquias y sillas de colección me hacían sentir como en un cuento. Me encantaba la sensación que causaba en mí ese espacio, y pensé que sería lindo traer un poquito de esa Europa acá a Lima, poniendo el primer salón de té de la capital”, rescata con entusiasmo.

Fue así que regresó a Lima con la inspiración y motivación necesaria para darle vida a Las Bolena, tomando como aliado perfecto a quien también habría sido su cómplice de travesuras en la niñez: su hermano Álvaro Cornejo, quien es un reconocido chef. De esta manera, empezó a configurarse -allá por el 2015- la carta del primer salón de té en Lima, incluyendo opciones internacionales como la fritata italiana y los clásicos waffles holandeses.

La esquina perfecta

Encontrar el escenario ideal para desarrollar su idea de acentos europeos ha sido tal vez una de las cosas más complicadas en el inicio de la historia de Las Bolena. “Teníamos que encontrar un local que realmente se adaptara a las necesidades de una casa de té como la tenía en mente. Buscamos por casi un año, hasta que encontramos esta casa de los años 60, que, como la ven hoy, está casi intacta. Los detalles en el techo, las ventanas y el piso son originales. Prácticamente la hemos rescatado, ya que iba perfecto con el concepto que queríamos transmitir en Las Bolena. Es encantador”, comenta Ana Lucía.

Sin embargo, el corazón de Las Bolena reside en algo mucho más especial que se decoración. Gran parte de su vajilla y teteras son una preciada herencia de la abuela materna de Ana Lucía y Álvaro, de origen irlandés. Muchas de ellas usaron en los inicios del restaurante, aunque por el uso empezaron a quebrarse y se tomó la decisión de dejarlas solo en exhibición en un lugar especial a espaldas de la barra y en el salón principal.

Pasear por los salones de Las Bolena provoca la sensación de querer tomar el té en todos sus rincones. La terraza, va perfecto para los brunchs del domingo en familia, mientras que los ambientes del primer piso se prestan muy bien para las conversaciones con amigos o en pareja. En el segundo piso, cuentan también con un espacio mucho más íntimo, marco que sirve para eventos como baby showers, bridal showers y cumpleaños.

El reto

Una vez concebida la fórmula que daría vida a Las Bolena, había que afrontar el -gran- reto de conquistar el paladar peruano. La multiplicidad de sabores y el exotismo de las mezclas al que estamos acostumbrados en nuestra gastronomía, suponían una clave importante para la creación de la carta.

“Algo que hemos ido descubriendo en la práctica es que el paladar peruano, con lo que respecta al té, se dirige mucho hacia los sabores frutales, hacia las infusiones o tés con frutos rojos, mango y piña. Nuestra carta es muy internacional, tiene mucho de cocina francesa e inglesa; sin embargo, el peruano también apuesta mucho por lo suyo. Por ello, hemos ido haciendo fusión con sabores peruanos, en platos como el risotto a la huancaína, el tagliatelle de lomo y más”, rescata Ana Lucía.

Si ya estás planeando tu visita a este exitoso salón de té en Lima, ten en cuenta lo siguiente: no puedes irte sin probar el té estrella, bautizado como ‘Queen Boleyn’. Una mezcla de frutos rojos, maíz morado, piña y manzana fabricado exclusivamente para Las Bolena. Es espectacular.

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