Mariella Poblete: "Hemos creado una cadena de favores" - 2
Mariella Poblete: "Hemos creado una cadena de favores" - 2
Redacción EC

Andrea Castillo C.

El futuro de Mariella Poblete pudo ser otro: un matrimonio armonioso, una vida cómoda en Atenas o un yate en la costa española. Pero ella siempre quiso ser profeta en su tierra. Y no lo lamenta.

En el servicio de Foniatría del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, Mariella lleva más de dos décadas trabajando por mejorar la calidad de vida de quienes enmudecen por el retiro total de la laringe (laringectomía).

Allí, la ex alumna de la Universidad Femenina Sagrado Corazón (Unifé) ha forjado una comunidad de personas a quienes el apoyo mutuo les ha cambiado la vida. Edmundo Mendoza, Jaime Sarganas y María Meregindo dan testimonio de ello.

¿Por qué esta miraflorina de 48 años hace de su trabajo un apostolado? ¿Cómo cuida de su voz ella misma? Conversamos con la experta y esto fue lo que nos contó.

¿Cómo te interesas por la foniatría?

Estudié Educación Inicial en la Unifé. Allí conocí la Educación Especial y descubrí una rama llamada disturbios de la comunicación. Una de sus especialidades es el área de trastornos o patología de la voz. Comencé a interesarme en ese campo porque vi que era muy curioso y no había gente que se dedicara a esto. Luego vine al INEN para hacer mis prácticas y tesis de bachillerato, y me intereso aun más en los temas de la voz y la deglución. Entonces el jefe del Departamento de Cabeza y Cuello del INEN de entonces, el doctor Ernesto Salem, me dice “Tienes que irte a otro lado a estudiar esto”.

Obtienes una beca.

Estudié Logopedia en la Universidad Complutense de Madrid. Hice varias convalidaciones y tuve contacto con todo lo que yo quería para mi país. Tenía trabajo, novio y casa arreglada. Pero pensaba en volver. La familia de mi novio vivía en Atenas y al ver las noticias sobre el Perú me decía: “¿Abimael Guzmán sale vestido de traje a rayas en la TV y tú quieres regresar al Perú?”.

¿El novio te acompañó?

Regresé sola. Él fue un magnífico hombre. Era un empresario griego, tenía una familia maravillosa que vivía muy cerca al Stadium de Atenas. Nos llevábamos muy bien. Con él conocí bastante de Grecia. Su mamá era muy linda. Quería enseñarme a cocinar pero se dio por vencida, y a partir de allí éramos cómplices para irnos a comer a los mercados de Atenas con el cuento de enseñarme qué le gustaba a su hijo.

Devuelta en el INEN abres el servicio de Foniatría.

Eso fue en 1993. Siempre, como ahora, tuve el apoyo del INEN.

¿Por qué crear una asociación de pacientes laringectomizados?

Cuando trabajaba en la Ciudad Sanitaria de la Paz, en Madrid, veía desde mi ventana  cómo estos pacientes llegaban al hospital en un transporte del seguro social, todo era automatizado y me decía: Yo quiero esto para mi gente. Podemos vivir en el Tercer Mundo pero tenemos el derecho de vivir bien. Y no me refiero a un asunto de hacerlo con elegancia, sino de ser instruido en cómo bañarte, comer y vestirte si eres una persona que ha pasado por una cirugía de extracción de la laringe.

¿Cómo le explicarías a un niño en qué consiste tu trabajo?

¡Solo explicarlo a un adulto es difícil! Pero te cuento lo que digo a mis nietos y a los de mis pacientes: “Diosito me regaló una magia muy especial: puedo hacer que las personas mudas vuelvan a hablar”. Como no saben lo que es ser mudo, les explico que algunas personas por fumar mucho se hicieron una ‘yaya’ muy grande dentro de su cuello y les tuvieron que sacar las partes del cuerpo que sirven para hablar. “Yo les enseño a hablar de nuevo y entonces las personas pueden volver a contar cuentos a sus nietos o pueden trabajar para llevar comida a la casa”.

¿Cómo lo hiciste posible?

Inicié un movimiento. Paciente que recibía tratamiento foniátrico y le daba de alta, le decía: “No te me vayas del hospital, ¿te puedo llamar para que visites a un paciente nuevo o que está por ser operado?” Así formamos una red de apoyo. Si es una mujer quien será intervenida, la visita otra que ya pasó por lo mismo, o la hija de esta conversa con la hija de aquella. O quizá un paciente necesita comprar su laringe eléctrica, y quien tiene un hijo en Miami ofrece su ayuda para facilitar la compra. Es una cadena de favores. Los pacientes reciben apoyo antes, después de la operación y cuando se trabajan los conceptos de calidad de vida. Se ha formado un grupo muy bonito con filiales en Arequipa, Iquitos, Trujillo y otras ciudades de la costa. Ahora tratamos de llegar a los hospitales de las Fuerzas Armadas, de la Policía y de la Seguridad Social.

Una persona sin laringe no es fácil de distinguir.

Solo lo sabes cuando tienes un hueco en el cuello y no puedes nadar o no encuentras trabajo porque haces un ruido extraño. Son secuelas del cáncer. Por eso, todo el apoyo que la asociación de laringectomizados recibe del INEN se devuelve apoyando intensamente las campañas antitabaco.

¿En qué te inspiras?

En mi carrera. Si fuera posible retroceder el tiempo, volvería a elegirla. Mientras mis vecinas en Miraflores estudiaron Administración en la Universidad del Pacífico o Economía en la Universidad de Lima, y han llegado a otros estándares de bonanza económica, yo soy la que trabaja en el hospital. Si me hubiera quedado en España quizá también tendría mi yate, como la chica que me peleaba el primer puesto en el posgrado, me hubiera casado o estaría en Atenas, pero siempre pensé en los peruanos. Mi trabajo me encanta. No encuentro otra explicación.

¿Influye tu formación religiosa?

Es algo que agradezco a la universidad. Cada ciclo te enseñan Teología y Doctrina Social de la Iglesia. Por eso a quien pasa por la Unifé le sucede que odia la religión o la acepta. En mi caso, mi fe me ha servido de mucho apoyo. Soy una católica practicante.

¿También apelas a la autoayuda?

Cuando tengo un problema, me siento en mi escritorio, giro la cabeza y encuentro esta frase de George Bernard Shaw: “Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra”. Al leer esto me renuevo y empiezo a enviar correos electrónicos solicitando ayuda y donaciones, como pilas para las laringes eléctricas, aparatos eléctricos para los sorteos por el Día de la Madre o del Padre. Gracias a Dios no hay puerta que se haya cerrado y cuando eso ha sucedido, se han abierto las cinco ventanas que estaban al lado.

¿Qué has aprendido?

Que es fácil extender la mano para recibir, pero que dar es un honor. Mientras más humilde el beneficiario y más callada sea la donación es mejor. Donar para la foto no te llena. Uno solo es un instrumento. Es maravilloso recibir el cariño de los pacientes y ayudarlos a reinsertarse en la sociedad, sintiéndose valiosas y útiles de nuevo. Te dices entonces: ¡Este era mi camino!.

¿Cómo entiendes el éxito?

Soy una persona exitosa porque he podido lograr mis objetivos de vida: Regresar al Perú y abrir el servicio de Foniatría; ayudar al paciente con cáncer a través de la Asociación de Laringectomizados del Perú; tener una hija, Laura, a quien he criado bien y me ha dado dos nietos, de 4 y 2 años.

La llevabas contigo a la Unifé.

Agarraba mi maletín de pañales y con mi bebe me subía a la Línea 13 de ENATRU, la que iba por Javier Prado y me dejaba cerca de la Unifé. Daba mis exámenes mientras algunas amigas la cuidaban. Ahora, Laura, su esposo y mis nietos también vienen a las campañas antitabaco. Ellos saben que el cigarrillo es malo. Cuando mis nietos ven fumar a alguien le dicen “¡Te vas a morir!”. Tengo la satisfacción de que mi familia está conmigo. No me puedo quejar de la vida.

¿Entre tus pacientes has tenido algún político, cantante, periodista, artista?

Por ética profesional no puedo mencionar nombres pero puedo decir que la foniatría es como la cirugía plástica: no se puede hablar del milagro y tampoco del santo.

¿Qué haces para cuidar tu voz?

¡Cuido mucho mi voz! No me amanezco, tampoco voy al karaoke ni hago cambios bruscos de temperatura; no grito y evito los lugares con fumadores, polvo o contaminación ambiental fuerte. Siempre estoy reforzando mi sistema respiratorio con productos naturales como miel, propóleos y polen.

¿Cuál es el mito más común sobre la voz entre los pacientes que ves?

Hay quienes llegan con una lesión cancerosa en la laringe y relatan que estuvieron tratando de ‘curarse’ con gárgaras. Por otro lado, también creen que ‘la voz no se gasta’; pero como cualquier función del cuerpo, si no la sabes tratar, la vas a dañar. Por eso recomiendo a todos los profesionales de la voz, como cantantes, actores, abogados, empresarios de pequeñas y medianas empresas, y a todo aquel que use su voz para trabajar, hacer higiene vocal, y cultivar su voz para que les acompañe muchos años.

¿Cuando no estás en la consulta, al frente de los programas preventivos del cáncer en Radio  Libertad y Radio María o en campaña antitabaco?

Hago trekking porque une mi interés por viajar y hacer ejercicio. He estado en varios lugares del Perú y ahora mi sueño es hacer el Camino de Santiago de Compostela, en España, pero estoy esperando que mi nieto mayor esté más grande para llevarlo.

¿Mientras tanto, cuáles son tus planes?

Quiero hacer un manual para pacientes laringectomizados; así quien lo lea sabrá a qué se enfrentará y qué podrá hacer por mejorar su calidad de vida. Solo necesito un auspiciador.

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