Por Rosa Chávez Yacila

Un pajarito azulado asoma por la espalda de Melania Urbina. La pequeña ave que sobrevuela ficticiamente el cuerpo de la actriz es solo el punto final de un gran tatuaje que termina sobre sus caderas. «¿Qué significa? Muchas cosas» dice la actriz como queriendo reservarse un sentido íntimo solo conocido por ella misma. Lo contrario le ocurre con su aprendizaje espiritual, un entrenamiento que ha ido aprendiendo a lo largo de los últimos años y que desea compartir sin reservas. Con las alas abiertas.

Ya sea por la ciencia espiritual que profesa o por un temple que ha ido adquiriendo con los años, Melania –que se llama así por un personaje de “Lo que el viento se llevó”– parece una persona reconciliada. Con las cosas, con las personas y consigo misma. Habla de ex amores como grandes amigos, de incomprensión como lecciones de crecimiento, de un ímpetu de autocensura superado. Se regocija como un gato que ronronea recordando el jugo de naranja que toma en el mercado, sus siestas post almuerzo, las vacaciones de su hija. Las crisis –tiene miles, dice– le duelen menos con la edad. Charlamos con una actriz que trata de interpretar su mejor rol en la vida real.  

Llevas más de dos décadas actuando. ¿Cómo vive un actor en el Perú?

Es una cuestión de convicción. Creo que cualquier situación puede ser aparentemente difícil o complicada, pero no puedes buscar la estabilidad afuera, sino adentro. Cuando tienes la convicción de que esto es lo que quieres, lo que amas, lo que te llena, lo que te apasiona… a partir de ahí se crean las oportunidades. No digo que siempre ha sido fácil. He tenido épocas más complicadas que otras, pero me siento absolutamente privilegiada de poder vivir de la actuación por más de 20 años sin tener que dedicarme a otra cosa.

¿Y el azar o la suerte…?

La suerte no existe. Tenemos que darnos cuenta de que nuestra realidad se crea a partir primero de nuestras creencias. Las cosas no suceden porque sí, no somos víctimas de la situación. Nosotros somos los creadores y los responsables de la vida que tenemos. Si hemos desistido es porque nuestra convicción no ha sido suficiente o porque nuestro camino era otro o porque en el fondo creíamos que no lo íbamos a lograr.

¿Y tú nunca te has sentido así?

Por supuesto. Millones de veces. Angustiada, preocupada, hasta aburrida. Llegué a un punto en el que perdí la pasión por mi trabajo, porque soy un ser humano y la vida es cíclica. Pero a conciencia he trabajado eso para recuperar la diversión y el placer que me generaba esto al comienzo, cuando podía hacer 20 cosas a la vez, podía hacer teatro, cine y televisión, y era la persona más feliz del mundo. A lo largo de los años se vuelve una rutina y pierdes el placer. A conciencia he recuperado ese placer y por eso es que ahora tengo la suerte de estar en un proyecto como AFS y todo lo que he estado construyendo en los últimos años que me da tantas satisfacciones. 

 (Foto: Javier García-Rosell. Styling: Úrsula Acuña)

(Foto: Javier García-Rosell. Styling: Úrsula Acuña)

Tu personaje ‘La Monsefuana’ tiene pegada con los niños, el año pasado actuaste en la obra infantil “La Cenicienta” ¿cómo has sentido el acercamiento con este nuevo público? 

Bueno, es un acercamiento sin intención. No creo que hayan planteado el personaje para eso, pero sí somos conscientes, Gigo (Aranda, el guionista de la serie) y todos de cómo este personaje le gusta tanto a los niños. Incluso Gigo me comenta cómo a sus hijos les encanta el personaje al igual que el personaje de Hiro. Son personajes que han calado mucho en los niños. Ha sido un regalo inesperado y hermoso. Me pasa que me reconoce alguien y se me acerque, pero que muchos niños me reconozcan y se emocionen y quieran tomarse fotos… es lindo, lindo, lindo. Y para coronarlo, el proyecto de “La Cenicienta” me hizo disfrutar a fondo ese lugar. El vestirte de princesa genera una magia en los niños, te ven casi como una Barbie, como si fueras un muñeco de la tele. 

Además estarás relacionada con la sensibilidad infantil por tu hija.

También. Mi hija está ahora más grande y ya le pasó la onda de las princesas, pero por supuesto que se emocionó profundamente cuando supo que iba a ser La Cenicienta. Fue muy especial para las dos. 

¿Qué tal tu experiencia de mamá?

Mi hija es mi maestra. A través de los hijos o de la maternidad o de cómo enfrentas la responsabilidad de criar a otro ser humano te conoces a ti misma, te cuestionas todo. Es, creo, lo que más te puede enseñar en la vida, de lo que más aprendes, lo que más te moviliza. Cuando era chiquita sentía que era como una continuación de mí misma, pero ahora que está más grande siento con más conciencia que es un ser humano individual y que yo tengo que respetar sus decisiones y su camino. 

Dices llevarte muy bien con el papá de tu hija y con tus otras ex parejas, eso no es muy usual

Sí, no entiendo por qué no es usual. Para mí es lo natural, es lo lógico. Lo único que he hecho es relacionarme con gente buena, con gente que no le interesa cargar emociones negativas ni dolores ni nada. Entonces, ha sido muy fácil mantener la amistad porque yo soy la más convencida de que si he amado con toda mi alma a una persona por qué voy a dejar de hacerlo. 

Nadie se ocupó de tu edad hasta que estuviste con alguien menor que tú.

Absurdo, sí. 

¿Cuán lejos crees que estamos de dejar de condenar a las mujeres por actos que los hombres hacen sin problema?

Es locazo, porque lo mismo que me pasó a mí lo he visto en otras personas. No se trata de tu edad, a partir del momento que estás con una persona menor que tú, te vuelves vieja. Yo he visto catalogar a una chica de 27 años como vieja porque está con un chico de 23. No se trata de qué edad tengas, sino que tu pareja es menor. ¡Qué machismo tan grande! Es una visión limitada de la vida. A mí no me afectó, me daba risa, pero sí me sorprende cómo somos tan cuadriculados. Eso de todas maneras va a pasar en algún momento, es cuestión de tiempo. Creo que hay muchas cosas que el tiempo se va a encargar de limpiar y ojalá que sea pronto porque tengo una hija y quiero que su contexto sea más tranquilo, más respetuoso, más abierto. 

A propósito de etiquetas ¿Te incomodó que insistieran tanto en tu lado sexy?

Sí, por épocas me incomodaba porque me sentía un poco encasillada y que miraban una parte de mí como si fuera lo único y me interpretaban a través de eso, como si fuera yo. Pero gracias a los años y al tiempo y a la experiencia puedo decir “gracias a esa época”, gracias porque también soy eso, porque me dio muchas cosas. El que me quiera recordar como ‘Chica Dinamita’, que me recuerde, el que quiera recordarme como ‘Montserrat’, que lo haga. No está en mis manos. Cada uno es libre de interpretar lo que quiera, pero mi vida, la de verdad, es la que me importa. 

 (Foto: Javier García-Rosell. Styling: Úrsula Acuña)

(Foto: Javier García-Rosell. Styling: Úrsula Acuña)

Hablas de esa época como una etapa cancelada ¿volverías a hacer un papel provocador?

¿Sexy? Por supuesto que sí. ¿Desnudos? Creo que no. Me parece que no… no lo sé, tendría que estar en esa situación. Creo que ya colaboré con una dosis de valentía enorme al cine peruano con respecto al tema del erotismo y la sexualidad. Ya puse mi cuota bien grande para que abramos un poco la mente y nos liberemos de los prejuicios. No necesito dar más. Pero tampoco puedo decirte nunca. 

Has dicho que te gusta estudiar ¿Ahora estás estudiando algo?

Estudié una carrera que se llama Ciencia de la Mente, bueno, acabé de estudiar ahora en diciembre. Ahora tengo en menos de un mes mi entrevista final para que me den mi cartón. Una carrera de más de cinco años, cinco años y medio. 

¿De qué trata?

Es el estudio de las leyes espirituales, de cómo funciona el universo, el proceso creativo y cómo puedes replicarlo a tu vida. Tiene un poco de metafísica, espiritualidad y también mucho de práctica, muchas formas prácticas de construir en tu vida lo que realmente deseas, lo que quieres y lo que has soñado. Ha sido transformador. A nivel personal ha sido alucinante, una revolución. Y ahora que tengo absolutamente comprobado cómo funciona lo quiero transmitir. Ser un canal de información para decirle a la gente que existe esta forma de ver la vida, esta forma mucho más apasionante y creativa.

¿Y cómo piensas hacerlo?

Puedo dictar clases, ser coach y hacer asesorías espirituales, pero el proyecto en el que ahora estoy metida es armar una charla. Lo que quiero es llegar a la mayor cantidad de gente posible y quien esté listo para escuchar escuche y encuentre un camino más bacán en el que no hay ningún sueño imposible, sino que es cuestión de saber cómo funciona. Una vez que sabes cómo funciona, te das cuenta de que en tus manos está la posibilidad de todo. 

¿Qué te gusta hacer en tu vida diaria?

Me gusta mucho leer, me gusta mucho cocinar, uy, me encanta caminar. Paseo mucho, soy barranquina y camino tanto Barranco. Me voy a comer, me encanta comer de todo. Soy muy hogareña, me encanta estar en mi casa. Creo que para mí el mejor plan es mi casa. Siempre ha sido así, he tenido etapas en las que he salido más, pero nunca he sido juerguera. 

Estás cerca a cumplir 40 ¿eres de las que tiene crisis con los cambios de década?

Crisis he tenido millones como todos los seres humanos, pero con respecto a la edad, la verdad es que me encanta cumplir años, siento que mientras más años tengo, el camino es hacia arriba. Siento que mientras más sabes, más experiencia tienes y más vives, más entiendes la vida, más feliz eres. Sin ninguna duda puedo decírtelo. Crisis voy a tener y seguiré teniendo porque soy un ser humano pero no tienen que ver con cuántos años tengo. Creo que las crisis son más suaves y más manejables mientras más grande eres.

Agradecimientos:
Lugar:       
Peinado y Maquillaje: Carmen Ludeña y Mónica Zaferson para
Ropa:   
Zapatos:
Accesorios:   

 

Contenido sugerido

Contenido GEC