Tomado de viu.pe
Solemos confundir los celos con la envidia. No son lo mismo. Por lo general, la envidia involucra a dos personas. Una de ellas quiere algo que le pertenece a la otra. En cambio, los celos son la respuesta a lo que se percibe como una amenaza en una relación que se considera valiosa. Es decir, la envidia está conectada con el no tener y los celos con el tener.
En el caso de los perros, ellos no sienten envidia pero sí hay situaciones que les generan celos. Esto los estresa y pueden incluso presentar alteraciones en su temperamento. A ellos, comenta el veterinario Max Delgado, les molesta sentirse excluidos y la falta de justicia. Incluso, hay estudios que han demostrado que si se premia a algunos perros y a otros no, los afectados sienten rechazo y protestan escarbando el piso o quedándose parados.
Hay que recordar que los canes por instinto son territoriales. Para ellos, la familia y el hogar forman parte de su entorno de dominio. Por eso, ellos protegerán y ‘celarán’ si su espacio o la atención de su amo son amenazados por otros perros o personas ajenas.
La veterinaria Magaly Zavala explica que los perros sienten tanto cariño y apego hacia su amo o familia, que para ellos compartir el afecto puede ser complicado. En el caso de los dominantes, si no los controlamos pueden suscitarse problemas serios de comportamiento como agresividad, anorexia o incluso autoagresión.