Verónica Linares: Justicia farandulera
Verónica Linares: Justicia farandulera

Acabo de llegar a Lima,luego de unas cortas de vacaciones, pero aun así debo sumergirme en Internet para ponerme al día de lo que ha pasado en el país. Si bien he estado desconectada solo por cuatro días, en el Perú las noticias cambian cada segundo. 

Es así como encuentro una web, donde una política -que cumple doble función para el Estado- defendía a Yahaira Plasencia de lo que consideraba un maltrato contra la mujer. Se refería al ‘bullying’ contra la ‘Reina del Totó’ por una supuesta infidelidad a Jefferson Farfán. No he seguido muy de cerca el caso, pero luego de leer la nota me entero de que todo empezó con unas declaraciones de un jugador de fútbol, “un fulano x”, “un pelotero cualquiera”. 

Entonces, lo primero que se me viene a la mente es ¿cómo tiene tiempo para estar al tanto de las noticias del espectáculo? 

Yahaira Plasencia me cae muy bien. La he defendido en su momento cuando sus ex compañeras de orquesta la acusaban de materialista, también critiqué que escudriñaran en su aspecto físico, pero si trabajara haciendo leyes y fiscalizando, creo que lo último para lo que tendría tiempo es para ver la sección de farándula en los medios. 

¿A ustedes les alcanza el día para trabajar, cuidar a sus hijos y encargarse de la casa? Seguro que no. Imaginen entonces, si tuvieran la tremenda responsabilidad de mejorar este país que más parece un libro de Baldor por la cantidad de problemas que tiene. 

Continúo poniéndome al día de las noticias y me choco con un caso de terror: Jenny es una joven con retardo mental que fue violada por su vecino en Pomacochas (Amazonas) y para variar el sujeto está libre. En un primer momento el violador Daniel Saucedo Fernández, de 64 años, quiso casarse con ella para librarse de la cárcel.

Felizmente un médico legista certificó la vejación y un juez lo metió a la cárcel pero solo por 5 meses, pues otro juez aceptó una apelación que decía que Saucedo era inocente de violación, porque las relaciones sexuales fueron consentidas. Sí, el magistrado cree que una persona con retardo mental puede discernir si quiere o no tener sexo. ¿Cuánto habrá costado tremenda conclusión?

Pero lo que más indigna es que son varios los magistrados de Amazonas que tienen tal razonamiento. A solo unos metros de la casa de Jenny ocurrió algo similar. En el mismo centro poblado de Pomacochas, vive Elías, un joven que también padece de retardo mental pero además es epiléptico y no tiene brazos. 

Otro vecino del lugar, Richard Chicana La Rosa, se lo llevó a un descampado y con machete en mano lo ultrajó. Estuvo en la cárcel cumpliendo prisión preventiva por un año y medio y luego volvió a su casa que queda frente a la de su víctima. La familia de Elías llegó a Lima y se contactó con el Ministerio de la Mujer que consiguió se le imponga una sentencia de 20 años de cárcel, pero no sirvió de mucho. Chicana sigue libre, porque su defensa también apeló la condena, asegurando que las relaciones sexuales fueron consentidas por la víctima.  

A veces parece que las leyes en el Perú están por gusto, pues 20 años es lo mínimo que le corresponde a estos violadores. El artículo 172 del Código Penal es muy claro, dice que el que tiene acceso carnal anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, conociendo que sufre de retardo o que se encuentra en incapacidad de resistir, será reprimido con pena de libertad no menor 20 ni mayor de 30 años. ¡Es tan fácil burlarse de la justicia peruana! 

Por supuesto que lamento el sufrimiento de Yahaira Plasencia. Me solidarizo con ella y deseo que pronto pueda retomar su vida, pero cuando miro al costado y veo -por ejemplo- estos casos de violación no puedo dejar de preguntarme en qué país viven algunas de nuestras autoridades. ¿Por qué no están en televisión indignándose y pidiendo la máxima sanción para esos degenerados o fiscalizando esas sentencias? ¿Acaso todos no tenemos los mismos derechos?   

 

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