Viviana Palma Monserrate, una mujer dueña de su destino
Viviana Palma Monserrate, una mujer dueña de su destino

Karina Villalba F.

Viviana acaba de terminar una guardia de madrugada en el hospital. Son casi las 10 de la mañana y la pediatra muestra una foto en su celular. En la imagen, una hermosa y robusta bebe de unos 10 meses, le regala una sonrisa sin dientes, gesto que ella corresponde. Es una preciosa foto y mientras la halagamos, la doctora nos pregunta: «¿Qué ven?». Posibles respuestas: A) A una doctora con su paciente. B) A una bebe rubia con una mujer negra. «Es que todo está aquí», dice poniendo el dedo en la sien. La gente nos trata como nos ve, reza un dicho popular, Viviana asiente al escucharlo y cuenta que fue la primera mujer negra en pisar –y egresar– de la Universidad Cayetano Heredia. Fue hace 25 años, pero en sus primeros meses de clases se aislaba porque se sentía ajena, rara. Uno de sus compañeros siempre se le acercaba para conversar y ella no podía mirarlo a los ojos, hasta que una vez él le dijo: «¿Sabes qué? Si tú te comportas como una cucaracha, te voy a pisar». Eso marcó su vida futura, él le dio la fuerza para comprender que las barreras se las ponía ella y nadie más. «Hay que entender de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos. Si en ese camino uno se pierde en sus traumas y en sus complejos, no logra nada. A mí no me molesta que me digan negra, ese es mi color, no me están mintiendo. Si a alguien le molesta, es su problema». La doctora Palma dirige sus esfuerzos diarios a ser mejor profesional y cumplir su vocación de servicio. Estudió porque su padre –un chofer de la Marina– se empeñó en que sus hijas fueran «algo grande». Hoy, su hermana es ingeniera industrial y Viviana reparte sus días en seis de las mejores clínicas y hospitales de la capital. ¿Por qué trabaja tanto? La doctora no tiene la respuesta: «Solo sé que todos podemos lograr lo que nos proponemos. Cada quien es dueño de su propio destino». 

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