Andrea Castillo

El primer traje de novia de Ángel Sánchez se hizo realidad en 1986. Era para una amiga de la universidad y fue el punto de partida de un proceso creativo que no cesa de reinventarse sin que falten los trajes de blanco. «Me traen suerte», ha dicho más de una vez: les debe buena parte del éxito alcanzado en las competitivas pasarelas de Nueva York.

La Ciudad de los Rascacielos lo vio llegar en 1995 con la meta de ser capaz de vestir a la mujer del mundo, aunque ello significara comenzar de cero para quien en ese momento era un reconocido diseñador de moda en Latinoamérica y contaba con 850 trajes de novia en su haber. Hoy ha perdido la cuenta.

Sus colecciones -uno de sus trajes puede costar unos US$6.000- se venden en las tiendas más exclusivas como Saks Fifth Avenue, Neiman Marcus, Bergdorf Goodman en Estados Unidos, en Browns de Londres, Frattina y Saks Fifth Avenue México, Joyce en Hong Kong, Hugo Nicholson, Canadá, entre otras ciudades.

Con 20 años de trayectoria en Estados Unidos -y 8 en Venezuela-, quien nació en la ciudad andina de Varela (en el estado de Trujillo, Venezuela), creció mirando a su madre coser todos los días, el muchacho que se graduó de arquitecto, representa hoy una marca de sofisticación.

Viste a las famosas para la marcha nupcial o para lucirse en la alfombra roja. Pero también valora la fidelidad de sus clientas de toda la vida. «Estoy por vestir a una segunda generación de novias, las hijas de mis clientas», nos dijo por teléfono, desde su oficina en Nueva York.

Colección

En la Gran Manzana

La Gran Manzana ‘fashion’ es su centro de operaciones. En  abril hechizó con “Luna Luna”, su propuesta de trajes de novia Primavera-Verano 2016; hace tres semanas deslumbró con “Cayena”, su colección Primavera-Verano 2016 que veremos en el LIFWeek; el miércoles 7 celebró con una cena íntima su cumpleaños 55 y el día siguiente presentó “Jardín Blanco”, su colección de novias para el invierno 2016. «Me encanta el blanco, no tanto por las características simbólicas, religiosas y sociales asociadas a este color, sino porque es belleza, pureza”, nos dice.

Le gusta también porque es perfección, aquella que busca en sus diseños de inspiración arquitectónica, contemporánea y femenina; y con un toque de drama. «Siempre digo que soy el diseñador que soy porque soy arquitecto. Definitivamente, la arquitectura se refleja en proporciones, en la construcción de las ideas que trato de expresar».

- ¿Es cierto que cada colección que haces escribe un capítulo nuevo en tu carrera? 
En cierta manera sí porque necesito renovarme en mi manera de hacer moda. Siempre tengo mucho temor de repetirme con los años. Si mi trabajo no me produce una sensación de vértigo, de placer, o no me transforma o me lleva por caminos que no he transitado antes, me voy a aburrir. Quiero que al final de mi vida se me entienda como persona a través de mis colecciones. Por eso, les pongo nombre, alma, ideas para recrearlas de manera diferente. 

- ¿En qué te inspiras para convertir gasas, tules, gazar de seda y otros materiales en románticos y sofisticados trajes de novia? 
Cuando tengo que vestir a una clienta o pienso en la musa de una colección, me imagino a una mujer por descubrir. Observo cómo se mueve, cómo se viste y hago muchas preguntas para conocer su personalidad; siempre digo que más allá  de diseñador soy un intérprete del estilo de la novia o de la clienta. No soy un dictador. Por el contrario, me encanta entender el estilo y dibujar una idea. Vengo a ofrecer el corazón, el sentimiento, las cosas que la gente necesita.

- ¿Te preocupa generar tendencias? 
No, como tampoco estoy pendiente de ellas. Me interesa ofrecer una gama de opciones a la novia que se identifica con mi trabajo; la mujer que gusta de cierto nivel de modernidad, de delicadeza y de tradición fresca; no la tradición rígida, estructurada, formal. Si algo quiero que se entienda es que mi trabajo está basado en la delicadeza y no en los excesos.

- ¿Cuáles han sido los momentos difíciles en tu carrera?
En algún momento he perdido un poquito la dirección de mi trabajo; pero en definitiva me siento orgulloso de colecciones como “Luna Luna”, “Floripondia”, que me permitió explorar lo latino como ahora hago en “Cayena” o mi colección inspirada en el arte y el arquitecto José Soto. “Olor a uva” es una colección que pasó sin pena ni gloria.

- ¿Qué consejo le das a los jóvenes diseñadores?
Explorar, equivocarse pero, sobre todo, ser sus principales críticos. El aplauso no siempre es sincero o muy fácil de lograr. La autocrítica ayuda a mejorar como creativo y profesional.

Los consejos del experto

En caso de novias de talla baja y talla grande lo recomendable es evitar los excesos. Proporcionar muy bien la silueta y no usar trajes apretados es básico. 
Si no eres alta, evita el velo muy fruncido o denso alrededor de la cara. El velo largo y suave le va bien a todas.

Un vestido de novia será inolvidable por los detalles. El traje tiene que interpretar el estilo de quien lo vestirá y ajustarse al tipo de fiesta. “A veces -explica Ángel Sánchez-  las novias pierden un poco la dimensión: si tu recepción será para 200 personas en la playa, tu traje será inolvidable si se mueve con el aire o la brisa del mar”. 
Sobre el traje de novia que le diseñó a Tatiana Blatnik, la nueva princesa de Grecia, dice: “Ella quería un vestido que reflejara mucho el elemento de la tradición, que fuera muy noble, y no hay nada más tradicional y femenino que el encaje”. 

 

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