Estos días de verano son perfectos para lucir la piel y mejor aún si está dorada, luminosa y, sobre todo, bien protegida. Antes de saber cuáles son los pasos para un bronceado perfecto, debemos recordar que debemos tener cuidado cuando nos exponemos al sol, ya que, si permanecemos mucho tiempo bajo sus rayos, puede ser nocivo. Se recomienda un tomar el sol por tiempos cortos y con una adecuada protección UVA y UVB.
La piel es uno de los órganos más importantes y extensos de nuestro cuerpo. Tiene diversas funciones: regula la temperatura corporal, protege de diversas agresiones externas, nos comunica con el exterior mediante los sentidos y nos protege de la radiación.
Actualmente, existen productos que han conseguido resultados cosméticamente iguales a los del bronceado natural, como los aceleradores del bronceado y los autobronceadores. Los primeros aumentan la producción de melanina en la piel, mientras que los segundos desencadenan reacciones de coloración en ella.
Martina Gómez, dermaticista del Centro de Terapias Alternativas y de Envejecimiento, comenta que para tener un bronceado adecuado sin dañar la piel se debe tener en cuenta lo siguiente: “La preparación básica es hacerse una buena exfoliación, sobre todo, unos días antes de la exposición solar. Lo ideal sería hacerse tres exfoliaciones cada 10 días. La idea es tener la piel pareja sin células muertas ni lastimada. Esto asegura un bronceado uniforme, pero también una piel luminosa”.
La especialista continúa: “Cuando vayamos a exponernos al sol, el proceso de bronceado debe durar diez minutos por lado el primer día, y pasar de los 40 minutos en total. Además, se debe comer alimentos ricos en carotenos: mangos, albaricoques, pimientos rojos, berros, etc., preferiblemente desde unos 15 días antes. Después del baño solar, se debe consumir alimentos ricos en vitamina C: fresas, limas, mandarinas, brócoli, etc.”.
BLOQUEAR LO MALO
Erick Torres, especialista del Centro de Medicina Estética de la clínica Ricardo Palma, comenta que debemos recurrir siempre a los bloqueadores. “La luz solar es un espectro de diversas longitudes de onda que interactúan de diferentes formas en nuestra piel; los rayos ultravioletas son los que pueden causar problemas como manchas y cáncer de piel. Por ello, la exposición debe ser siempre por tiempos cortos y con una adecuada protección solar contra rayos UVA y UVB; de ser así la piel adquirirá un tono marrón, lo que llamamos bronceado. Una vez que el estímulo pasa, la piel regresará en pocas semanas a su tono habitual sin generar ningún daño”, explica.
El bronceado es una respuesta fisiológica a la agresión solar. Si es en exceso, tiene efectos negativos: se estimula la producción de la proteína p53, lo que solo ocurre cuando las células reconocen que hay daño al ADN. Debemos recordar que la radiación UVB, UVA e IR (infrarroja) en exceso es perjudicial, ya que genera alteraciones en el núcleo de las células y pueden ocasionar cáncer de piel.
PAUTAS DE PREVENCIÓN
Antes de exponermos al sol, la dermaticista Martina Gomez recomienda:
- Hacernos un análisis de la piel una vez al año, antes de empezar el verano, para tomar las medidas adecuadas. Existe el software Visia que tiene un alto grado de asertividad.
- Tener una alimentación rica en antioxidantes y ácidos grasos, y mantener una buena hidratación.
- No usar perfumes antes de la exposición al sol.
- No exponernos al sol entre las 10 a.m. y 4 p.m.
- Hidratar la piel después de la exposición: una emulsión con ácido hialurónico será lo indicado después de una ducha fría sin productos abrasivos.
- Imprescindible la protección solar (mínimo factor 30, ideal factor 50), que debe aplicarse con cierta periodicidad, pues la inmersión al agua y el sudor pueden disminuir su eficacia.